Image: Weingartner

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Cine

Weingartner

El director alemán estrena Los edukadores

14 abril, 2005 02:00

Daniel Bröhl y Julia Jentsch

Basándose en hechos autobiográficos, el joven cineasta alemán Hans Weingartner ha puesto en escena el último gran éxito internacional del cine germano, Los edukadores, que llega el 15 de abril a nuestras salas. El propio director reflexiona para El Cultural sobre el origen y motivos de su segundo largometraje, la crónica de unos activistas contra el sistema social en el corazón de Europa.

Para su segunda película, el cineasta austriaco-alemán Hans Weingartner (Voralberg, 1970) ha elegido unas recientes memorias personales. Los Edukadores se centra en sus experiencias como joven radical punk y squatter en el Berlín de principios de los años 90. De hecho, esta película que el pasado año compitió en Cannes es altamente autobiográfica y se titula en su alemán original Die fetten Jahren sind vorbei (Los años de las vacas gordas han terminado), el lema que los tres protagonistas escriben en las notas que dejan en las mansiones berlinesas que asaltan para informar a sus ricos propietarios que "tienen demasiado dinero".

"Me identifico con los tres protagonistas, Peter, Jule y Jan -sostiene-. En su miedo, su valentía y en su forma de crear un cierto hedonismo. Son jóvenes airados que no luchan de forma directa por los más desfavorecidos sino que atacan al sistema desde sus raíces: confrontar a los más ricos y a los explotadores, responsables de la alienación de los demás. Mi vida la podría definir como ‘un vuelo kamikaze’. Fui un squatter en Berlín, me enfrenté a la muy dura policía berlinesa que nos echó de un edificio abandonado con la ayuda de las Mafias de la ciudad. No luchábamos con cócteles Molotov sino que nuestra forma de guerrilla era plantar árboles entre las vías de los tranvías y sabotear coches caros. Nuestro punto de agitación estaba en la Friedrichstrasse. Todavía nos recuerdan allí".

Hans Weingartner nació en Austria aunque mantiene lazos de sangre en el Tirol alemán. Graduado en Físicas y Neurología por la Universidad de Viena, abandonó la práctica médica por los estudios de cine en la Escuela de Keulen y después debutó como asistente de cámara. Por su primera película, Das Weisse Rauschen (El sonido blanco, acerca de un paranoico esquizofrénico), protagonizada por el catalán-alemán Daniel Bröhl, fue saludado como uno de los nuevos renovadores del cine alemán acumulando ocho galardones tedescos. La segunda ha sido galardonada, entre otros, con el Premio de la Asociación de Críticos Alemanes.

"Se trata de una película utópica desde que los protagonistas constituyen una raza de nuevos idealistas que luchan completamente de forma individual contra los que poseen demasiado. No atacan a nadie, sino que entran en mansiones sobrecargadas y realizan esculturas con los objetos valiosos y superfluos. Sólo dejan una escueta nota firmada por Los Edukadores. Su estilo dista mucho del de la banda Baader-Meinhof. Ellos acusan a los protagonistas de Mayo del 68 y a los héroes de la primavera de Praga de haberse aburguesado. En eso no coincido con ellos: aquella generación nos trajo a las posteriores las diversas aperturas sociales y políticas, sin olvidar el feminismo".

Justicia poética
Escrita y producida por el propio Weingartner (quien interpretó un pequeño papel para Richard Linklater en Antes del amanecer), Los Edukadores pivota sobre cuatro personajes: los tres "edukadores" y el rico propietario al que tienen que secuestrar in extremis, el ex-hippy y revolucionario devenido en industrial Hardenberg. El giro inesperado se revela como el elemento catártico de la historia: "Cuando asumen un giro inesperadamente violento descubren la intrínseca maldad de algo que puede derrotar a sus ideales, fortalecer la dictadura y eliminar las potenciales utopías. Yo creo en la frase de Jan cuando dice que las revoluciones hay que ejecutarlas, porque pase lo que pase, sus vidas cambian y las ideas prevalecen".

Weingartner ha rodado en soporte digital para lograr un efecto de urgencia que él reconoce influenciado por la obra de Cassavetes. Y cita también a Rainer Werner Fassbinder cuando opina que una película puede ser una herramienta tan efectiva como las armas. Finalmente, otras referencias han sido también Los Lunes al sol, de Fernando León y las películas políticas de Constantin Costa-Gavras. Sin embargo, para él lo fundamental han sido los actores: el croata Stipe Erceg, la alemana recién premiada en la Berlinale Julia Jentsch y su actor-fetiche, Daniel Bröhl, protagonista también de su anterior película. Los tres aportaron tantas ideas que conformaron las personalidades finales de los rebeldes anticapitalistas. Daniel porta a lo largo de la película una camiseta verde en la que se lee, bajo el escudo correspondiente, "Ejército español". Esto consituyó la anécdota del rodaje ya que el director ignoraba el contenido: "¡Me tenía que haber avisado antes... cuando me enteré, me enfadé con él dado que no le pega nada a un joven que vive para dinamitar el Sistema".

Sin desvelar la sorprendente resolución del film, sólo decir que finaliza en la localidad vasca de Lequeitio, así como Das Weisse Rauschen lo hacía cerca de Zarauz. Weingartner, que sigue viviendo de forma bohemia en Berlín, "una ciudad en la que todavía quedamos un puñado de freaks", prepara para el próximo año una película que cautamente define como "muy trascendente, muy visual, en CinemaScope y... nada Dogma".