Image: Einstein, lentes gravitacionales y un amor renacido

Image: Einstein, lentes gravitacionales y un amor renacido

Entre dos aguas por José Manuel Sánchez Ron

Einstein, lentes gravitacionales y un amor renacido

6 julio, 2018 02:00

Galaxia ESO 325-G004. Foto: ESO/ESA/HUBBLE/NASA

Un estudio en Science publicado por un equipo de científicos de Inglaterra, Estados Unidos y Alemania sirve a Sánchez Ron para analizar la vigencia de la Teoría de la Relatividad General de Einstein en torno a las lentes gravitacionales. También recuerda algunas anécdotas amorosas del genio alemán.

La Teoría de la Relatividad General, formulada en 1915 por Albert Einstein para describir la fuerza gravitacional, acaba de recibir una nueva confirmación. ¡Y van…! Ahora bien, cuando se piensa en esta teoría no es infrecuente que surja una sensación rara, de inquietud. Se trata de una construcción físico-matemática profundamente diferente al resto de las teorías de la física que describen las tres fuerzas que conocemos (fuerte, débil y electromagnética). Mientras que en estas se utiliza un marco geométrico (el espacio y el tiempo) que es ajeno a lo que existe en él, la forma del espacio-tiempo de la relatividad general sí que depende de su contenido, y como éste va cambiando de configuración y lugar, también lo hace el propio espacio-tiempo.

Otra propiedad que caracteriza a la teoría einsteiniana es que entra en conflicto con los requisitos de la física cuántica, que se considera que, de una forma u otra, permanecerán en el futuro. De ahí que se piense que, en algún momento, la relatividad general tendrá que ser sustituida por otra compatible con los axiomas cuánticos. Pero esa nueva formulación no solo no llega (que me perdonen los defensores de las teorías de cuerdas, pero estas aún no pueden competir con la relatividad general), sino que aquella va superando todos los escollos que surgen, y todavía más: es capaz de predecir fenómenos no imaginados antes, como son los agujeros negros y la radiación gravitacional.

La nueva confirmación se ha publicado en Science, en un artículo ("Una precisa prueba extragaláctica de la relatividad general") firmado por diez científicos, que trabajan en Inglaterra, Estados Unidos y Alemania. Se basa en una de las predicciones de la relatividad general, la de que los rayos de luz se curvan bajo la influencia de la gravitación, el mismo efecto que, al comprobarse por primera vez durante un eclipse de Sol en 1919, convirtió a Einstein en un personaje de fama mundial. Entonces se utilizaron rayos de luz procedentes de estrellas que pasaban cerca de la superficie del Sol, pero ahora en lugar del Sol la deformación lumínica la ha producido una galaxia, ESO325-G004, que está a 450 millones de años luz de la Tierra, mientras que la luz que se curva proviene de otra galaxia más lejana, situada justo detrás (visto desde la Tierra) de aquella. El efecto es similar al que podría producir una lente, de ahí que se hable de "lentes gravitacionales". Lo que se observa son múltiples imágenes procedentes de la "galaxia madre"; esto es, una serie de anillos concéntricos. Se conocen varios cientos de lentes gravitacionales, pero la mayoría están demasiado alejadas para poder medir su masa (la de la "galaxia-lente"). Pero en esta ocasión, al ser ESO325-G004 una de las galaxias más cercanas a la Tierra, se ha podido medir su masa utilizando uno de los complejos astronómicos más potentes, el denominado Very Large Telescope del Observatorio Europeo del Sur, situado en el cerro Paranal, en el desierto chileno de Atacama.

En el experimento se ha medido la velocidad con que se mueven las estrellas de ESO325-G004 y se ha calculado la masa que debería tener la galaxia para que tuviesen lugar esos movimientos. Este dato, la masa de la "galaxia-lente", es esencial para, utilizando la Teoría de la Relatividad General, deducir teóricamente la distancia entre los anillos que aparecen. Y en este punto ha intervenido el Telescopio Espacial Hubble, mediante el cual se han podido medir esas distancias. Los resultados, observacional y teórico, coinciden con una precisión del 9 por ciento. Es, hasta el momento, la comprobación extragaláctica más precisa de la relatividad general.

A través de sus cartas, se supo que Einstein y Mileva tuvieron una hija antes de su matrimonio, de la que no se sabe nada

Coincide el anuncio de esta investigación con la publicación de un nuevo volumen, el número 15, de The Collected Papers of Albert Einstein (Princeton University Press), que abarca el periodo junio 1925-mayo 1927. Iniciado en 1987, cuando apareció el primer volumen, el proyecto de recuperación de los escritos, publicados o no, de Einstein constituye una tarea monumental (el presente volumen tiene 1.075 páginas). Es una empresa cuyos contenidos no arrojan luz únicamente sobre la vida y contribuciones científicas (junto a sus implicaciones filosóficas) de Einstein, sino también sobre apartados importantes de la política internacional, en algunos de los cuales participó el creador de la relatividad. Aunque su relevancia se restringe a la faceta más personal de la biografía de Einstein, quiero mencionar que el volumen ahora publicado contiene unos materiales desconocidos hasta el momento: un conjunto de veinte cartas y postales que Einstein envió a miembros de la familia Winteler, con la que el joven Albert vivió en Aarau durante el curso 1895-1896, mientras se preparaba para el examen de admisión en la Escuela Politécnica de Zúrich (ETH).

Mileva Maric y Albert Einstein

Durante aquel año, Einstein se enamoró de Marie Winteler, y todos esperaban que aquella relación terminase en matrimonio, lo que finalmente no sucedió al enamorarse Einstein de Mileva Maric, compañera de estudios en la ETH. La mayoría de las cartas ahora publicadas, que se habían mantenido desde entonces en posesión de la familia Winteler, fueron escritas entre enero de 1896 y septiembre de 1899, pero cuatro, dirigidas a Marie, datan de septiembre 1909-agosto 1910, cuando Einstein ya estaba casado con Mileva. Lo notable es que en ellas Albert declara su (renacido) amor por Marie. Si me detengo en este punto, no es por el hecho en sí -situaciones similares han sucedido, suceden y sucederán a incontables personas-, sino porque corroboran el que, tarde o temprano, documentos conservados por los descendientes que revelan aspectos íntimos de personajes que alcanzaron notoriedad, terminan por airearse, sin duda en contra de la intención de sus autores. Lo mismo sucedió con las cartas de amor que Albert envió a Mileva cuando eran novios, a través de las cuales se supo que habían tenido una hija antes de su matrimonio, de la que no se sabía (ni se sabe) nada. Estas se publicaron en el primer volumen de The Collected Papers y posteriormente se subastaron en Christie's en 1996. No me extrañaría que este nuevo lote tenga un destino similar.