
Una imagen de 'Los dos hidalgos de Verona'. Foto: Javier Naval
Donnellan estrena la más insulsa comedia de Shakespeare
Los personajes principales de 'Los dos hidalgos de Verona' carecen de carácter y sus declamaciones sobre el amor en absoluto conmueven. La obra resulta bastante aburrida.
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Declan Donnellan estrenó ayer Los dos hidalgos de Verona con la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) en el teatro Príncipe de Madrid. Obra primeriza de Shakespeare, el reputado director británico, especialista en el teatro del bardo, tampoco logra mejorarla. Se comprende por qué ha sido escasamente representada.
Este texto de Shakespeare no tiene apenas interés, como no fuera por la fuerza de sus versos, fuerza que inevitablemente se pierde en la traducción. Así que los personajes principales carecen de carácter y sus declamaciones sobre el amor en absoluto conmueven. La trama es tópica y al parecer tomada por completo de Diana, de Jorge de Montemayor y, como decía Luis Astrana Marín, “refleja por completo la manera de la comedia española”.
Con estos mimbres, el interés de la obra se centra en el director del montaje, Declan Donnellan, conocido mundialmente por sus extraordinarios y particularísimos espectáculos de Shakespeare. Este año hemos visto su Hamlet con actores del Teatro Nacional Marin Sorescu de Rumanía, a años luz de esta por razones evidentes, y su Edipo Rey, de Sófocles, que representó aquí en 2024, y que me pareció sencillamente maravilloso.
En esta ocasión Donnellan persiste en su gusto por los escenarios vacíos, lo que obliga a llenar el espacio con los actores moviéndose de un extremo a otro a grandes zancadas y sobreactuando, siendo esta agitación el contraste moderno e igualmente cansino a la declamación acartonada y estática del recitado clásico. Lo interesante es comprobar que si esta agitación se usa como farsa, como en la entrada en escena del duque (interpretado por el más veterano de la compañía, Jorge Basanta), que aparece en chándal corriendo por todo el escenario y haciendo gimnasia, resulta hilarante.
El perpetuo movimiento y el gesto es la baza que les queda a los intérpretes para resolver los personajes planos que les han tocado en suerte y que de tan insustanciales hacen difícil su labor. Mantener a las damas como observadoras de la acción cuando no les toca actuar, y a ellos, cuando pasa otro tanto, parece estrategia de algo, pero no logro apreciar otro objetivo que el de rellenar el espacio vacío.

Una imagen de la obra. Foto: Javier Naval
Hay un momento de gracia, y lo protagoniza la cómica Goizalde Núñez. Se sale de la obra y establece un diálogo directo y divertido con el público, para contarnos la relación que mantiene con su perro, que es personaje que figura en la obra original.
En definitiva, parece que las comedias de texto poético de autores extranjeros —a no ser que se hagan extraordinarias traducciones— es difícil que enganchen si no es como bufonada, estilo habitual en Donnellan, pero que en esta ocasión utiliza escasamente, por lo que la obra resulta bastante aburrida.
Los dos hidalgos de Verona
Teatro Príncipe. Hasta el 1 de junio
Reparto
Jorge Basanta
Prince Ezeanyim
Alberto Gómez Taboada
Rebeca Matellán
Manuel Moya
Alfredo Noval
Goizalde Nuñez
Antonio Prieto
Irene Serrano
Equipo
Dirección: Declan Donnellan
Adaptación de la dramaturgia: Declan Donnellan y Nick Ormerod
Traducción y asesoría de dramaturgia: Josete Corral
Diseño de escenografía y vestuario: Nick Ormerod
Diseño de iluminación: Ganecha Gil
Diseño de Sonido: Sandra Vicente & Kevin Dornan
Composición musical: Marc Álvarez
Movimiento y coreografía: Amaya Galeote
Producción ejecutiva: Elisa Fernández
Producción: CNTC y La Zona, Cheek by Jowl