
Imagen promocional del videojuego 'Elden Ring'.
El auge de los videojuegos convertidos en películas: la productora A24 dobla la apuesta
El reciente anuncio de la adaptación de 'Elden Ring' con Alex Garland al frente se suma a la película de 'Death Stranding', confirmando el buen olfato de la compañía.
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La semana pasada, Bandai Namco y A24 anunciaron una colaboración para llevar Elden Ring a la gran pantalla. La noticia se había rumoreado durante semanas, pero la confirmación oficial consiguió sorprender a propios y extraños por la dificultad inherente al proyecto.
La escueta nota de prensa destacó a Alex Garland (Ex Machina, Men, Annihilation) como director y a Peter Rice, Andrew MacDonald, Allon Reich, Vince Gerardis como productores, además de George R. R. Martin, el artífice del universo narrativo donde se desarrolla el videojuego.
Elden Ring salió al mercado en febrero de 2022 y en este tiempo ha vendido ya la friolera de 30 millones de copias, unas cifras de escándalo para una obra tan desafiante y compleja.
El juego, diseñado por el estudio From Software y dirigido por su presidente, Hidetaka Miyazaki, destaca por su fascinante mundo, su apabullante dirección artística y la épica contienda fratricida entre semidioses.
En junio del año pasado se lanzó la expansión Shadow of the Erdtree, que abría una zona nueva y cerraba algunos flecos narrativos en torno a Miquella, uno de los personajes más misteriosos de la obra original.
En su conjunto, Elden Ring está considerado por la crítica como uno de los mejores juegos de la historia. Su impresionante éxito comercial garantiza un interés sólido por parte de la comunidad de jugadores, pero su relativa novedad hace que el conocimiento de la marca más allá del público estrictamente gamer sea algo mucho más comedido.
No estamos aquí ante un Super Mario, un Sonic o un Minecraft, marcas que por su veteranía se han inmiscuido en el subconsciente de varias generaciones.

Un fotograma del videojuego 'Elden Ring'.
Tampoco es una adaptación sencilla. La narración de Elden Ring se apoya en mecanismos puramente videolúdicos. Es decir, no adopta un lenguaje prestado del cine en forma de abundantes escenas cinemáticas y la captura de la interpretación de actores, sino que ahonda con fruición en lo que denominamos environment storytelling, elaborando un complicado puzle que el jugador tiene que desentrañar fijándose en la arquitectura y la decoración de los escenarios, la descripción de objetos y algunas conversaciones puntuales con otros personajes.
Elden Ring es una propiedad intelectual muy valiosa. En la fiebre del oro actual respecto a las adaptaciones audiovisuales, estoy convencido de que Bandai Namco ha tenido muchísimas ofertas sobre la mesa y que todas las grandes majors de Hollywood han estado involucradas. Que se hayan decidido por A24 es muy significativo.
El joven sello se ha labrado un hueco en la escena cinematográfica a base de hacer las cosas bien y aunque sus películas más celebradas se han hecho con multitud de galardones, ninguna se ha erigido en un portento de taquilla reseñable.
Películas como Everything Everywhere All at Once (2022), Hereditary (2018), Uncut Gems (2019) o Lady Bird (2017) han generado sustanciosos beneficios para la compañía, pero en todos los casos ha sido por mantener los costes de producción muy amarrados.
Cuando han sido más ambiciosos, como los 50 millones de dólares que invirtieron en Civil War (2024), los resultados han sido mucho más discretos.
Al optar por A24, Bandai Namco está renunciando a una estrategia tradicional de expansión transmedia. Hasta el momento, la franquicia les ha generado en torno a 2.000 millones de dólares de ingresos, una cifra que a buen seguro seguirá creciendo en el futuro, sobre todo con el inminente lanzamiento de Elden Ring: Nightreign, el spin-off multijugador con el que pretenden mantener entretenidos a los seguidores de la saga durante años.
El éxito tendría que haberles despertado la codicia. La lógica del mercado les debería haber llevado a decantarse por una gran superproducción destinada a reventar la taquilla veraniega. En vez de eso, han preferido irse con un sello conocido sobre todo por sus producciones humildes y por ofrecer a sus cineastas manga ancha.
Estoy convencido de que en la decisión han tenido mucho que ver tanto George R. R. Martin como, sobre todo, Hidetaka Miyazaki, un artista inconmensurable que se ha hecho un nombre gracias a una visión personalísima del medio que ha sabido defender contra viento y marea. Y también Alex Garland, un gran conocedor del juego en concreto y del medio en general.
¿Qué podemos esperar entonces de una adaptación cinematográfica de Elden Ring? Esa es la pregunta. Y no hay respuestas evidentes.
Si estuviéramos hablando de un Amazon o un Warner Bros., irían a por la propuesta más obvia: la recreación de guerra de la Devastación, la destrucción del Anillo de Elden y los duelos entre la progenie de la reina Marika por recuperar sus pedazos. Es el aspecto de la historia en el que George R. R. Martin ejerció una mayor influencia y la base sobre la que se asienta la mitología del juego. Se pueden establecer con facilidad las comparaciones con Juego de Tronos.
En vez de señores feudales teniendo conversaciones en oscuros salones, la película estaría conformada por semidioses de una envergadura colosal al mando de ejércitos descomunales, pero con los elementos familiares y de rivalidad entre dinastías intactos.
La clave está en la elección de Alex Garland. Ha jugado suficientes veces al juego para entender que la clave está en sus atmósferas, en los silencios, en la belleza de sus estampas paisajísticas, en la irrupción de poderosas fuerzas esotéricas, en la majestuosidad de sus personajes mitológicos y en la pulsión de la divinidad.
Al echar un vistazo al amplio catálogo de A24, hay una película que destaca precisamente por estas similitudes: El caballero verde (2021), dirigida por David Lowery y protagonizada por Dev Patel. El filme es un acercamiento revisionista al Gawain del ciclo artúrico, abordando las virtudes heroicas del caballero pero en un contexto mucho más oscuro, más influido por el cine de terror y por sensibilidades postmodernas.
Este contexto es fundamental para encarar una adaptación de Elden Ring. Bajo la superficie derivativa de caballeros en armaduras resplandecientes, prevalece una iconografía extraña, completamente alienígena que solo puede surgir de una interpretación oriental de figuras del canon occidental.
Es una visión muy perturbadora que ahonda en dimensiones existencialistas y, a tenor de las secuencias que Garland llegó a conjurar tanto en el clímax de Men como en todo el metraje de Annihilation, tengo la absoluta certeza de que el cineasta británico va a ser capaz de capturar.
El otro gran proyecto que A24 tiene entre manos es la adaptación de Death Stranding, la obra cumbre de Hideo Kojima y cuya segunda parte esperamos para el mes que viene.
El director elegido en esta ocasión es Michael Sarnoski, artífice de la genial Pig (2021), la muy efectiva A Quiet Place: Day One (2024) y la próxima The Death of Robin Hood (2025).
Este es un caso muy diferente. A Hideo Kojima le corre el celuloide por las venas y no le hace ningún asco a las escenas cinemáticas para transmitir su historia.

Norman Reedus en un fotograma de 'Death Stranding'.
Además, es capaz por sí mismo de atraer a un reparto de escándalo, con actores de la talla de Norman Reedus, Mads Mikkelsen, Margaret Qualley, Lea Seydoux, Elle Fanning o Luca Marinelli; además de la colaboración de grandes directores de cine como Nicholas Winding Refn, Guillermo del Toro, George Miller y Fatih Akin. Kojima ya nos ha dejado varias pistas sobre la dirección del proyecto.
No va a ser una adaptación directa de las tramas de los juegos y no se va a tratar de una gran superproducción de acción, sino más bien una pequeña historia de personajes ambientada en este universo.
Tanto Elden Ring como Death Stranding lo tienen todo para erigirse en los grandes referentes de las adaptaciones cinematográficas de propiedades intelectuales que surgen de los videojuegos. Para hacer en el cine lo que The Last of Us ya ha hecho en la televisión.
Si todos los astros se alinean y ambos proyectos llegan a buen término, estoy convencido de que además del aplauso de la crítica, pueden hacerse con los principales galardones del circuito de festivales. ¿Y por qué no los Oscar?
Toda una generación ha tenido que llegar a los puestos de tomas de decisiones para generar este espacio creativo donde se puedan hacer las cosas bien. El interés de A24 por estas adaptaciones en concreto revelan que sus ejecutivos comprenden el inmenso potencial artístico que subyace en los universos creativos de estos juegos.
Ha llegado el momento de elaborar películas de prestigio a partir de los universos creativos generados en el medio videolúdico.