El ejército nórdico asaltando una fortaleza sajona con máquinas de asedio

El ejército nórdico asaltando una fortaleza sajona con máquinas de asedio

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Las sagas inglesas de los conquistadores del norte

'Assassin’s Creed Valhalla' sitúa la acción durante la invasión vikinga de Inglaterra del siglo IX. Un relato épico con el trasfondo de migraciones forzosas donde chocan culturas y religiones por el control del territorio con violencia desatada

7 diciembre, 2020 09:26

El saqueo de la abadía de Lindisfarne en el año 793 suele ser señalado como el principio de la Edad Vikinga, pero no fue hasta unas décadas más tarde cuando los hijos del legendario Ragnar Lothbrok se pusieron al frente de un gran ejército pagano que causó estragos en los reinos sajones de Inglaterra. Durante esta tumultuosa época, Harald I unificó las tierras de Noruega, expulsando a los clanes que ansiaban vivir en libertad. La protagonista del juego, Eivor, parte junto a su hermano adoptivo, Sigurd, y el resto del clan para instalarse en el corazón del reino de Mercia. Con el objetivo de fortalecer el incipiente asentamiento, deciden establecer alianzas con los hijos de Ragnar y las comarcas vecinas.

La trama de Valhalla sigue la estructura de las sagas, con historias hasta cierto punto independientes en cada una de las comarcas que llevan a Eivor a establecer lazos con toda suerte de personajes memorables. Es un juego enorme, de más de 70 horas de duración, pero que consigue mantener el ritmo gracias a la variedad de situaciones que presenta. La guerra es una constante, y Ubisoft ha puesto mucha atención en unos asedios que buscan con ahínco una gran espectacularidad formal, aunque los recursos de Eivor van más allá de la conquista militar. En Lunden se alía con las autoridades locales para investigar el asesinato del gobernador a manos de una misteriosa secta, en Lincoln trata de ayudar a un melifluo joven a esclarecer el rapto de su anciano padre y en Glowecestrescire participa en un festival celta que empieza como un inocente Halloween y termina con un espeluznante Hombre de Mimbre.

Visiones sobrenaturales

En la aventura se hace patente la tensión entre Eivor y Sigurd, cada uno aquejado por visiones sobrenaturales que delatan algún tipo de familiaridad con el panteón nórdico. La religión juega un papel fundamental. La cosmovisión de los vikingos choca de manera frontal con la Cristiandad, y los ideales de sus aguerridos dioses se revelan como una forma de justificar la crueldad de sus gentes. Los diálogos internos que Eivor mantiene con una manifestación de Odín van transformando su manera de pensar sobre la función tanto social como psicológica de la creencia en el más allá. El Valhalla del título no es más que una ilusión falsa cuyo único objetivo es revestir de gloria el sinsentido de la muerte en combate.

De Wessex a Northumbria, el mundo del juego es una verdadera delicia que invita a ser explorado, ya sea por sus numerosos ríos navegables o a caballo por las carreteras que dejaron los romanos, gigantes bajo cuya sombra viven bretones, sajones, pictos y daneses. Inglaterra está empapada de misterio y esoterismo. También de oportunidades para mejorar los atributos y el equipo de Eivor, como buen juego de rol. Uno de los detalles más conseguidos son las competiciones de poesía que sirven para aumentar el carisma y abrir nuevas opciones de diálogo, escritas de manera magistral y cargadas de fina ironía.

Lo que no termina de cuajar es el combate, en el que se ha antepuesto la espectacularidad a la profundidad mecánica, provocando momentos inverosímiles que rompen la sensación de inmersión. Sin embargo, en líneas generales, Assassin’s Creed Valhalla es otro título imprescindible en la franquicia histórica por antonomasia, continuando el nivel sobresaliente, sobre todo en lo narrativo, de las últimas entregas.

@borjavserrano