Disco-Elysium

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Videojuegos

No hay tregua para las furias en Revachol

'Disco Elysium' propone un videojuego de rol que adopta la forma de una novela policíaca en una sociedad alternativa tras una fallida revolución comunista

2 marzo, 2020 10:36

La cálida oscuridad primordial te acoge en su seno. No hay nada por lo que luchar, nada por lo que padecer. Transcurre el tiempo, imposible de medir. El primitivo cerebro reptiliano trata de mecerte, insuflando palabras de rendición en tu oído para que te hundas con él en las profundidades abisales. La tentación es imperiosa. Pero de manera subrepticia, el mismo concepto de la corporalidad de la carne se cuela entre los recovecos de tu gnosis particular. Percibes los cantos de sirena de la realidad material, y el sistema límbico se manifiesta para prevenirte. Nada te espera ahí. Un desierto infinito, una indignidad absurda. Y aun así insistes. Empujas. Renaces.

La primera sensación es un dolor de cabeza impío. Abres los ojos. Te encuentras en lo que parece una habitación de hotel, destrozado, desnudo, con botellas de vino por el suelo, sin recuerdos de ningún tipo. Te vistes como puedes, tratando de no matarte al recuperar la corbata que ondea atrapada en el ventilador del techo. Bajas a la recepción, y ahí te espera Kim Kitsuragi, teniente del precinto 57, que te informa de tu rol como agente de la ley. Lleva dos días intentando localizarte, deseoso de poder empezar con la investigación. El cuerpo de un guardia de seguridad lleva una semana colgando de un árbol en el solar detrás del hotel. Tras los primeros intercambios con las personas que te rodean descubres que has sufrido algún tipo de colapso emocional masivo que te ha llevado a intentar matarte bebiendo. El resultado es un estado de tabula rasa. Amnesia total. Algo que complica mucho tu labor de detective en una ciudad donde todos tienen algo que ocultar, pero que te ofrece una oportunidad para reinventar tu personalidad ya en la edad madura.

Tensión sindical

Disco Elysium es el primer juego del estudio ZA/UM, comandado por el escritor estonio Robert Karevitz, y uno de los títulos más ambiciosos, intelectuales y sorprendentes de los últimos años. Resulta complicado describirlo por la ausencia de referentes. En esencia es un juego de rol, pero radicalmente centrado en su faceta narrativa, desechando las habituales mecánicas de combate en favor de un complejo sistema de veinticuatro habilidades que se originan a partir de cuatro principios: el intelecto, la psique, la constitución física y el sistema motriz. Dependiendo de cómo se atribuyen los puntos el perfil del protagonista tiende hacia un lado o a otro, apoyándose, por ejemplo, en un conocimiento enciclopédico del mundo, el cálculo visual, la percepción, la resistencia al dolor, la retórica o la lógica. Al mismo tiempo el juego incluye un sistema para que el protagonista internalice conceptos como sentimientos nacionalistas o una sensibilidad feminista, con sus propios beneficios y perjuicios dependiendo de la situación. Todo al servicio de una historia de detectives donde nada es lo que parece y una libertad sin precedentes para desarrollar la identidad del protagonista, que puede llegar a desarrollar conversaciones internas con personificaciones de estas habilidades y conceptos.

'Disco Elysium' exige asimilar la compleja historiografía de Revachol y las realidades socioeconómicas y políticas que han esculpido su destino

La acción tiene lugar en la ciudad de Revachol, cincuenta años después de una fallida revolución comunista, aplastada por una coalición de países vecinos determinada a hacer un ejemplo de su ambicioso proletariado. En el distrito de Martinaise las tensiones están a flor de piel por la huelga de los trabajadores del puerto, comandados por un sindicalista sin escrúpulos dispuesto a forzar la mano de la empresa que lo gestiona para fomentar su entramado de corrupción. Entre las protestas, un buen número de personajes estrambóticos intentan salir adelante: dos soldados retirados que juegan a petanca mientras se abandonan a la nostalgia que sienten por la antigua monarquía y un amor en común, un grupo de jóvenes con planes para ocupar una iglesia abandonada y convertirla en una discoteca de música electrónica o la gerente de una librería convencida de que su infortunio comercial se debe a causas sobrenaturales son solo unos pocos ejemplos de tan colorido reparto.

A pesar de ser obra de un estudio primerizo en la industria, el juego se hizo con cuatro galardones en la pasada edición de The Game Awards, incluyendo mejor juego de rol y mejor narrativa. El masivo guion, de más de un millón de palabras, implica muchas horas de lectura reposada, pero el texto tiene una calidad que en muchos aspectos supone un cambio de paradigma para el medio. Disco Elysium ha sido pergeñado por un equipo de ocho escritores, liderado por Karevitz, y exhibe su identidad literaria con orgullo, con influencias que van del Germinal de Émile Zola a la novela negra de Dashiell Hammett, o la ciencia ficción de China Miéville y los hermanos Strugatsky. Es un juego que ahonda en el surrealismo sin reparos, con un trabajo minucioso de construcción de mundos, donde uno de los factores más determinantes para poder avanzar en la trama con garantías implica comprender y asimilar la compleja historiografía de Revachol y las realidades socioeconómicas y políticas que han esculpido su destino. Posee un sentido del humor cargado de ironía, con valientes incursiones en el discurso de lo absurdo, que a la postre termina por aparecer contrapuesto a una melancolía que lo permea todo. Una contemplación del fracaso inherente a la naturaleza humana y de las furias que residen en el espejo.