Vista de una  de las salas del Guggenheim. Foto: Erika Ede ©FMGB, Guggenheim Bilbao Museoa, 2022

Vista de una de las salas del Guggenheim. Foto: Erika Ede ©FMGB, Guggenheim Bilbao Museoa, 2022

Exposiciones

Cuando el arte se desplaza en coche

El Museo Guggenheim de Bilbao presenta una exposición en la que los coches ocupan el centro de las salas y las obras y referencias contextuales circundan los espacios ocupados por los automóviles

25 abril, 2022 01:36

Motion. Autos, Art, Architecture

Museo Guggenheim, Bilbao. Concepto y diseño: Norman Foster. Patrocinada por Iberdrola y Volkswagen Group. Hasta el 18 de septiembre

La noción de la movilidad moderna ha tenido en los coches uno de sus emblemas más significativos. También la arquitectura se ha ocupado de proyectar espacios para la movilidad. Y el arte ha movilizado analogías formales e imaginarios con esa idea y con ese artefacto prominente en la experiencia de la vida cotidiana y el paisaje urbano. Un juego de correspondencias de índole dispar toma forma en la exposición Motion. Autos, Art, Architecture, comisariada por Norman Foster en colaboración con Lekha Hileman Waitoller y Manuel Cirauqui, del Museo Guggenheim Bilbao, y un equipo de la Norman Foster Foundation.

Se trata de un proyecto ambicioso y atractivo, grato para todos los públicos y que genera un caudal de asombros, experiencias estéticas y culturales. La presencia de Foster en Bilbao es apabullante: proyectó el formidable metro, ha diseñado la remodelación del Museo de Bellas Artes, y ahora presenta esta ambiciosa muestra.

Un proyecto ambicioso y atractivo que muestra las afinidades entre diseño industrial, arte y arquitectura

Beginnings, Sculptures, Popularising, Sporting, Visionaries, Americana y Future son los ejes temáticos que recorren el montaje. De modo cronológico se muestran las dimensiones formales, tecnológicas y sociales que se imbrican en el diseño industrial, el arte y la arquitectura. Los coches ocupan el centro de las salas y las obras y referencias contextuales circundan los espacios ocupados por los automóviles.

Resulta manifiesto que los énfasis del proyecto residen en la historia de esos vehículos cuyos modelos más significativos están en buena parte representados. Esta sugerente muestra tiene como antecedentes célebres otras del MoMA: 8 Automobiles, 1951 y The Machine as Seen at the End, 1968. Y más recientemente Automobil and Culture, 1984, en el Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles. El Guggenheim Bilbao incorpora en Europa este modelo espectacular en el museo de arte.

O. Winston Link: 'Tren de vapor viajando hacia el este, Iaeger, Virginia Occidental', 1956. ©Christie’s  / Bridgeman Images

O. Winston Link: 'Tren de vapor viajando hacia el este, Iaeger, Virginia Occidental', 1956. ©Christie’s / Bridgeman Images

Con todo, las asociaciones culturales, artísticas, arquitectónicas tecnológicas y simbólicas recorren la disposición hasta un punto a veces apabullante. Resulta una fuente de destellos estéticos las analogías formales entre algunas esculturas de Brancusi como El pez, 1926, y determinados diseños de autos de los años veinte. Obras de artistas como Warhol, Richard Hamilton y Christo, los diseños de René Latique, o bocetos de Frank Lloyd Wright y Le Corbusier jalonan el recorrido. Hay algunas discordancias bajo la aparente analogía formal, como sucede con una obra del Equipo 57 y el diseño de un Land Rover para estrategias de camuflaje.

Las salas que mejor despliegan esos nexos son Sculptures, Visionaries y Americana. La primera refiere los años cincuenta y el surgimiento del movimiento fluido y de una atención nueva aerodinámica. El diálogo se establece entre excepcionales coches como el Bugatti Type 57SC Atlantic, el Hispano-Suiza H6B Dubonnet Xenia y el Pegaso Z-102 Cúpula y las esculturas de Henry Moore y Alexander Calder.

También en la sección Visionaries se muestran vehículos asociados a la belleza de las formas dinámicas y se disponen en diálogo obras de futuristas italianos. Sabido es cómo sublimaron el movimiento y la velocidad, hasta el punto de que el propio Marinetti en el Manifiesto futurista de 1909 proclamara que un coche de carreras rugiente era más hermoso que la Victoria de Samotracia.

Christo: 'Volkswagen empaquetado', 1961-2013. ©Christo, VEGAP, Bilbao, 2022

Christo: 'Volkswagen empaquetado', 1961-2013. ©Christo, VEGAP, Bilbao, 2022

Otras obras destacables en esa sección son Formas únicas de la continuidad en el espacio (1913), de Umberto Boccioni; Velocidad abstracta + sonido (1913-14) de Giacomo Balla o La fuerza de la curva, (1930) de Tulio Crali. Sobresalen los coches asombrosos como el Alfa Romeo BAT 7, 1954, el Dymaxion Car #4, 2010, y el Lancia Stratos Zero, 1970. También se muestran vínculos formales entre las pinturas futuristas de Giacomo Balla y los coches realizados como prototipos únicos, como es el caso de los Firebirds I, II y III, 1954-58, de General Motors.

En la sección Americana se constata la relevancia que el automóvil ha tenido en el imaginario y en la identidad de los ciudadanos estadounidenses. En los modos de vida, en los paisajes, en las travesías urbanas, en la cultura, el coche ha tenido una impronta sui generis. La fascinación por ese emblemático artefacto ha quedado enunciada en las fotografías de Dorothea Lange, Marion Post Wolcott y O. Winston Link, o en las pinturas de Ed Ruscha y Robert Indiana. Asimismo se muestra el contraste entre la precisión de una escultura de Donald Judd y los aplastados vestigios automovilísticos de una obra de John Chamberlain.

La última parte está dedicada al trabajo de una joven generación de estudiantes invitados a imaginar cómo será la movilidad a finales de siglo. Dieciséis escuelas internacionales de diseño y arquitectura ocupan un gran espacio en el museo y, aunque puede interesar a los estudiantes, dejará indiferente al público más generalista. El catálogo, en cambio, es un magnífico compendio de esos nexos que establece la muestra.