Colectivo Flo6×8, comando flamenco anticapitalista, conocido por sus 'détournements' por bulerías en bancos (2010)

Colectivo Flo6×8, comando flamenco anticapitalista, conocido por sus 'détournements' por bulerías en bancos (2010)

Exposiciones

Jorge Ribalta, una vida dedicada a la memoria fotográfica

La Fundación Mapfre reúne desde sus primeras escenificaciones en los años 80 hasta su viraje hacia la fotografía documental 

12 marzo, 2022 03:08

La idea de montar una retrospectiva de su trabajo, de entrada, no le hizo demasiada gracia. Sintió el agobio de quien tiene que volver a mirar sus primeros trabajos tres décadas después y le invadió una “sensación embarazosa”. Tras darle varias vueltas Jorge Ribalta (Barcelona, 1963) encontró la manera de marcar distancia con su obra y fruto de ese trabajo surgió Todo es verdad. Ficciones y documentos 1987-2020, una exposición que muestra su trayectoria fotográfica en la Fundación Mapfre de Madrid. 

“Desde la producción hasta el comisariado, la teoría y la crítica, Ribalta ha desarrollado, a partir de finales de los noventa, una vasta labor investigadora sobre la historia política del documento fotográfico”, sostiene Valentín Roma, comisario de una muestra que reúne 14 series.

Para Ribalta, esta individual cuenta con tres momentos clave de su carrera: arranca con la producción de los años 70 y 80, después llegan los primeros compases de los años 2000, que marcan una ruptura en su estilo, y concluye con una serie dedicada a Carlos V en la que aparece “un elemento teatral como es la tragicomedia”, avanza el fotógrafo. 

Escenificaciones, los primeros pasos en la fotografía

Figurita en miniatura de la armadura de Carlos V denominada 'K.D.'

Figurita en miniatura de la armadura de Carlos V denominada 'K.D.'

En sus inicios Ribalta trabajaba en su estudio, donde montaba sus propias escenificaciones para fotografiarlas después. En estas escenas incluía muñecos y juguetes en miniatura que funcionan como personajes reales. Esta labor, que empezó en 1987, se prolongó durante 15 años y es con estas imágenes con las que se abre la muestra en la planta baja de la fundación.

“En la primera sala se muestran los polaroids de pequeño tamaño. El negativo era de gran calidad y el positivo solo me servía de referencia porque en los años 80 no sabías bien lo que hacías”, asume Ribalta. Con estas obras el autor critica la representación y denuncia la ficción asociada a las imágenes. Además, comienza a incluir referencias a la historia de la fotografía, rasgo que recorre todo su corpus.

Le sigue una sala en la que las telas fotográficas se descuelgan de la pared para exponerse en una estantería. En esta especie de galería de retratos nos encontramos con rostros familiares como el de Boris Karloff metido en el papel de Frankenstein, Bush, Terminator, el Papa o los Kiss.

“En aquel momento no mostraba mi obra de esta manera pero tampoco de una forma tan lejana. Se trataba de romper la lógica sobre la ilusión y la construcción de la imagen, el ilusionismo en la fotografía y el efecto de realidad como una fabricación”, comenta. 

De esta manera, el malestar inicial del fotógrafo quedó calmado pues había encontrado una manera de mostrar su trabajo que “contribuye a la dicotomía entre la ficción y el documento”. Para su sorpresa, “la fuerza reside en cómo esa dicotomía queda diluida y puedes entender el resto de la exposición de otra manera”. 

La ruptura del año 2005

Portaherramientas de fresadora Zayer, 2005

Portaherramientas de fresadora Zayer, 2005

Durante los primeros años del nuevo milenio siguió haciendo algunas escenificaciones en la calle y se centra en el Barrio Chino de Barcelona. Reconstruye lugares que se encuentran en proceso de desaparición a causa de la operación urbanística que iba a cambiar el lugar, un trabajo que se convierte en una crítica a la historia urbana. Sin embargo, en el año 2005 abandonó esta práctica. Trabajar en su estudio con una cámara de grandes dimensiones dio paso a salir a la calle con una Rolleiflex. 

“A principios de los 2000 odiaba mi trabajo, estaba harto pero al mismo tiempo tenía que ser consecuente y respetar unas reglas”, se sincera Ribalta. De modo que con su nueva cámara se lanzó a retratar la apertura que estaba viviendo el Rabal, la reforma de la zona y, en definitiva, las transformaciones que estaba viviendo Barcelona. 

En esta nueva etapa vemos que Ribalta captura la maquinaria y herramientas que ocuparon los espacios durante la campaña vecinal en Poblenou por la preservación de la última industria metalúrgica, una visión de los asistentes del festival Sónar o los restos de la Exposición Universal de Barcelona en 1888 y sus usos actuales. A pesar del claro giro en su trayectoria hacia lo documental, Ribalta advierte de que “retrospectivamente es más fácil detectarlo pero esa transición hay que verla como algo paulatino”. 

Vendedor ambulante de chocolates Carlos V junto al monumento a Cuauhtémoc, Ciudad de México,  2016

Vendedor ambulante de chocolates Carlos V junto al monumento a Cuauhtémoc, Ciudad de México, 2016

En 2007 el fotógrafo recibió una invitación para fotografiar Tarragona en el contexto de un proyecto sobre el legado histórico de la ciudad. Fruto de ese trabajo surgió Petit Grand Tour, un análisis que critica las instituciones artísticas y el trabajo cultural.

Uno de sus trabajos de campo, Scrambling, representa los mecanismos de producción de la Alhambra de Granada entendido como una fábrica: los procesos de seguridad, restauración y mantenimiento, jardinería y riego, marketing o explotación comercial. 

Hay otro rasgo que recorre la trayectoria del fotógrafo y es el texto. “Estamos en un mundo visual en el que hay poco texto”, comenta. En la muestra aparece desde el principio a modo de citas y acaba con una instalación con periódicos encolados en la pared para mostrar su investigación en torno a Carlos V que culmina con una trilogía que reflexiona en torno a la relación del monarca con los banqueros alemanes Fugger. También medita, en ocasiones con humor, sobre la economía de la plata y el cacao en la colonización de América.  

Para Ribalta, “la singularidad de la fotografía es la circulación de la misma a través del papel”. Todo su trabajo, añade, es una memoria sobre la propia fotografía que mezcla “la representación de una época con el recuerdo”.