Image: Filliou, más interesante que el arte

Image: Filliou, más interesante que el arte

Exposiciones

Filliou, más interesante que el arte

1 mayo, 2003 02:00

Musique Télépathique nº 5, 1978

Genio sin talento. MACBA. Plaza dels Àngels, 1. Barcelona. Hasta el 24 de junio

En estas páginas, hace algunos días, protestaba contra el uso y abuso de Duchamp para justificar el arte contemporáneo y sus frivolidades. Pero el caso que ahora nos ocupa, Robert Filliou, se expresa en términos diferentes. De una particular creatividad y frescura, su punto de partida es, efectivamente, la reflexión iniciada por Duchamp. Pero lo que le hace interesante es que amplía y reelabora su herencia con una nueva sensibilidad y va más allá de Duchamp. Filliou construye un discurso intensamente poético y a la vez comprometido. Robert Filliou es un artista por descubrir. Claro que, originalmente, su obra no tenía pretensiones. Al contrario, se trata de un trabajo realizado con materiales pobres y frágiles y de una extrema sencillez formal. Simple, precario, efímero... consiste en juegos de palabras, cartones, maderas, desechos, entre acciones parateatrales, instalaciones, cine, objetos. No es que sus obras no tengan interés por sí mismas, que lo tienen. Son piezas llenas de humor, deliciosas y divertidas, de una sutil poesía. Pero para Filliou hay algo más importante que la calidad o la habilidad. Este "algo" es difícil de definir; se trata de una actitud frente al arte y la vida. En los testimonios que nos ha dejado, el artista aludía a la ingenuidad, a la imaginación, a la idea de juego, a la contemplación pasiva, al rechazo de toda autoridad... ésta es la condición de la creación.

Quien lea entrelíneas advertirá un aspecto fundamental en el universo de Filliou que ayuda a comprender su posicionamiento. Para él, la creatividad no es un privilegio de unos pocos, es una calidad extensible a toda la humanidad. Una dimensión contaminada por lo artístico y el trabajo. Su propuesta es una alternativa de emancipación. Se trata de desbloquear unas facultades innatas del hombre y sacar el niño que hay en cada uno de nosotros. A partir de ésta premisa articula sus experiencias.

No hace falta insistir en sus límites. Prefiero prestar atención a aquello todavía vigente en su mensaje. Y es que Filliou expresa las virtudes necesarias a toda percepción; éste es un camino, un ideal, unas capacidades implícitas en todo proceso estético sin las cuales no es posible el arte. Así, la inocencia y la imaginación son las condiciones necesarias para el arte. Filliou es una toma de conciencia de las virtudes que requiere todo creador y, por extensión, el espectador. Pero con ello no nos habla sólo del arte, éste se confunde con la vida. Una determinada lectura de Duchamp apunta a que la vida puede ser arte; que sea así, dicen, depende de nosotros. El mérito de Filliou es el de introducir un matiz, una cualidad más madura y humana en Duchamp que lo hace más verosímil: "el arte es lo que hace la vida más interesante que el arte". Quiero creer en esta utopía.