Image: Enérgico Asger Jorn

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Exposiciones

Enérgico Asger Jorn

6 marzo, 2002 01:00

A la izqda., Carta a mi hijo, 1956-57. A la dcha., La Lujuria Lúcida de la Hiperestesia, 1970

Fundación Antoni Tàpies. Aragó, 255. Barcelona. Hasta el 21 de abril

Ya se sabe que Asger Jorn (Dinamarca, 1914 - 1973) es un artista con una notable proyección a partir de la postguerra europea. Pero no se trata de un pintor o escultor en el sentido tradicional. No sin contradicciones, es un creador polifacético con un fuerte compromiso político. Su trayectoria y el sentido de su labor como artista, tan sólo se pueden explicar a partir de este compromiso, de la búsqueda de alternativas al arte tradicional y de su posición marxista.

Curiosamente, su exposición en la Fundación Tàpies presenta una simple muestra de pintura, gravado y escultura... parece una exposición de "bellas artes". En el catálogo, los textos más importantes, su biografía escrita por Troels Andersen o el análisis de Valeriano Bozal, aunque siendo interesantes, sólo se plantean el problema de Asger Jorn desde un punto de vista, digámoslo así, "estético". Asger Jorn es algo más. La motivación del artista proviene de aquella retórica tan propia de las vanguardias históricas pero con los matices de la época que le tocó vivir: que la creación es patrimonio de toda la humanidad y que todos somos artistas. Que la misión del arte es la de liberar una espontaneidad sin trabas. Que el arte posee una función concienciadora y de liberación social, etc. "CoBrA", el "Movimiento Internacional para una Bauhaus Imaginista", "La Internacional Situacionista", agrupaciones en las que el artista participó activamente, se definen por su compromiso político radical. ¿Por qué es tan importante tener en cuenta la actitud del artista? ¿Acaso no cuentan las obras por sí solas? De Asger Jorn se ha dicho con razón que su obra era "imperfecta", es decir, una pintura descuidada: composiciones dudosas, colores estridentes... De ahí que resulte extraña si no se considera el contexto. Y este contexto es lo que echo en falta.

El punto de partida de Asger Jorn es el surrealismo, pero no como evocación onírica, sino como automatismo; esto es, el pintar como algo físico y sin reflexión. Interesado por el arte primitivo, el arte infantil, lo popular, Jorn busca un origen primigenio, unas imágenes arquetípicas. El resultado es una pintura vital, virulenta de un especial furor y de colores vivos: más expresionista que los expresionistas. Por esta razón, porque la obra de Asger Jorn es pura energía sin control, es una obra "antiestética". Y por esta misma razón yo no sé si se puede juzgar la obra de Asger Jorn con criterios simplemente formalistas.

A propósito del arte popular, Asger Jorn apuntó: "Su valor no es la perfección de la forma, sino el fondo humano de sus productos". Así el arte popular y por extensión también la pintura de Asger Jorn; el valor de su obra no radica en sí misma, sino en la actitud del artista, en su compromiso político. Asger Jorn era consciente de que su pintura era "imperfecta" y ésta era su intención; buscaba que las imágenes fueran como descargas eléctricas: la "estética" anulaba el mensaje, éste tan sólo era posible con un lenguaje violento. Claro que en la exposición existen obras puntualmente muy conseguidas. Pero quien entiende la pintura como un gesto violento no controla el resultado.