Exposiciones

Pintura antigua: buena y ¿barata?

El arte antiguo se cotiza menos que el moderno

24 enero, 1999 01:00

La cotización del arte antiguo en el mundo de las subastas es bastante exigua sobre todo si la comparamos con la de los pintores modernos -los que trabajaron en la primera mitad de la centuria-. Sirva como ejemplo que "Santa Rufina", el cuadro que vende Christie’s el 29 de enero en Nueva York atribuido a Velázquez tiene una estimación de tres millones de dólares (420 millones de pesetas), idéntica cifra pagada por una pintura de Jean-Michael Basquiat, el rey del grafitti de las estaciones del metro de París en los años sesenta, el pasado mes de noviembre. ¿Es que hoy vale lo mismo un basquiat que un velázquez?

El pasado diciembre un "miró" de los años treinta fue adquirido por el Gobierno español por el equivalente a 550 millones de pesetas, 125 millones más de los que espera recaudar Christie’s por el citado Velázquez, aunque al hacer público el Ministerio de Cultura su participación en las pujas puede encarecer el precio final del remate. "Santa Rufina", que estuvo en paradero desconocido hasta 1868, en que apareció en la colección de Earl de Dudley erróneamente atribuida a Murillo (hay que recordar que entre 1799 y 1882 el valor medio de un cuadro de Velázquez era de 37.435 francos, mientras que en ese mismo período el coste medio de los cuadros de Murillo fue de 62.491 francos). El cuadro fue vendido como parte integrante de la colección del vizconde Ednam en Christie’s en 1925, y de nuevo en Parke-Bernet, de Nueva York, adquiriéndolo la familia del propietario actual poco tiempo después.
En 1975, la firma Sotheby’s puso en marcha un índice, con cotización inicial de 100 puntos, para medir la revalorización de los lotes subastados en sus distintas sedes. El arte antiguo alcanzó los 314 puntos en 1984, 409 en 1985, 389 en 1996, 422 en 1987, 478 en 1988, 516 en 1989 y 601 en 1990, dejándose de publicar este fiable barómetro económico en la siguiente década debido a la crisis de ventas sufrida por el mercado de arte. Los pintores impresionistas y postimpresionistas establecieron los mejores registros, pues en 1984 situaban su cotización en 412 puntos, 509 en 1985, 524 en 1986, 628 en 1987, 926 en 1988, 1599 en 1989 y 1609 en 1990, triplicando prácticamente la cotización de los artistas antiguos, que también eran ampliamente superados por los artistas modernos, que finalizaban 1990 en 1459 puntos.
Paloma Fernández Iriondo, encargada del Departamento de Arte Antiguo en la oficina de Sotheby’s en Madrid, entiende que "el arte antiguo está dedicado a un tipo de coleccionista muy distinto, con un mercado más conservador que evoluciona de forma regular. Los altibajos son imperceptibles porque los estallidos económicos apenas se producen".
Fernández Iriondo, que cree que los "coleccionistas de arte antiguo son amantes del arte en estado puro", explica que para hacer una colección notable no hacen falta inversiones multimillonarias. "A partir de dos millones de pesetas se puede iniciar una colección que podríamos denominar de bolsillo, con una pintura fechada y firmada, de autor holandés, francés o flamenco de segundo nivel, que resulta gratificante por la calidad técnica de los artistas del siglo XVII".
Una de las razones por la que la pintura antigua en España, según Paloma Fernández Iriondo, no ha alcanzado revalorizaciones de gran calado es "debido a la temática religiosa de gran número de obras, encargadas por las órdenes religiosas durante la contrarreforma, aunque quizá la razón más poderosa sea la inexistencia de piezas espectaculares, que pertenecen, en su mayor parte, a las colecciones de los museos más prestigiosos del mundo, que difícilmente las pondrán de nuevo a la venta".

Pocos jugadores
Juan Várez, director del Departamento de Pintura Latinoamericana de Christie’s en Nueva York, asegura en términos coloquiales que "es un buen momento para invertir en arte antiguo porque hay menos jugadores". Piensa que resulta fundamental "la promoción, difusión y publicación de artistas españoles como Vicente López, Paret y Alcázar o Antonio Carnicero, porque el siglo XVIII español ha estado cegado durante años por el magisterio, que muchos extranjeros creían único, de Francisco de Goya".
Otra de las carencias para la promoción del arte antiguo -según Várez- es que para acceder a la comprensión y el conocimiento de ese tipo de pintores hay que estudiar, "meter los codos", para hablar con rigor de un mundo tan apasionante, mientras que el arte contemporáneo interesa porque se vive en contacto con él, sus artistas aparecen en los medios de comunicación y nos hace sentirnos próximos a sus vivencias, como si fuesen amigos o conocidos con los que podemos cruzarnos por la calle".
Várez Fisa reconoce que "si Christie’s pone a la venta un Chagall de buena calidad es muy probable que encuentre alrededor de una veintena de posibles compradores, mientras que si la oferta es de un Zurbarán, por poner el ejemplo de un artista español del Siglo de Oro reconocido y cotizado, seguramente se reducirá el número de compradores hasta tres o cuatro". "Si tenemos, sin embargo -matiza Várez-, que hablar de maestros del arte antiguo españoles, la cifra queda reducida a un cuarteto incuestionable para cualquier coleccionista del mundo: Velázquez, El Greco, Zurbarán y Murillo, con el añadido de Juan de Zurbarán y sus bodegones en la última década, aunque este pintor al morir tan joven apenas dejó obra".

Sorolla, en alza
La carencia de piezas de gran calidad ya "empieza a notarse en los grandes nombres del siglo XIX", que están llegando a las subastas cada vez más espaciadamente, y quizá por ello artistas como Sorolla han comenzado a introducirse en las mejores colecciones del mundo, debido a que la relación calidad-precio resulta todavía beneficiosa para los compradores".
El arte de los maestros españoles antiguos, sin embargo, está alcanzando cada vez cotas más elevadas. La mayor parte de los récords de artistas españoles de esa época los ha conseguido Christie’s, que ya en 1853 realizó la histórica subasta de la colección de pintura española del Rey Louis-Philippe, un hito del mercado de las licitaciones artísticas de nuestro país. El ranking de cotizaciones del arte antiguo español lo encabeza El Greco con "Cristo crucificado", vendido en Nueva York, en enero de 1997, por 3.605.000 dólares; Bartolomé Esteban Murillo, con "San José y el Niño", fue adquirido en Londres en diciembre de 1990, por 2.420.000 libras; "Manzanas en cesta con granadas en bandeja de plata" fue comprado por un coleccionista español el pasado año en Nueva York por 2.862500 dólares, idéntico precio pagado por "Santa Dorotea", de Zurbarán, en 1998. Entre los cuarenta lotes pictóricos más preciados vendidos en subasta, solamente cuatro son de arte antiguo. Encabeza este mini-ranking "Cosimo Duque de Médici", de Pontormo, vendido el 31 de mayo de 1989 por Christie’s en Nueva York por 35,2 millones de dólares. El tercer puesto es para Guardi con "La Giudecca y el Zattere en Venecia", rematado por Sotheby"s Mónaco en diciembre de 1989 por 15,4 millones de dólares, y el último del cuarteto está firmado por Tiziano, y fue puesto en venta por Christie’s en diciembre de 1991 por 13,4 millones de dólares.