Antoni Gaudí junto a La Pedrera, un detalle del Park Güell y la Sagrada Familia. Diseño: Rubén Vique

Antoni Gaudí junto a La Pedrera, un detalle del Park Güell y la Sagrada Familia. Diseño: Rubén Vique

Arquitectura

2026, el año de Gaudí y la Sagrada Familia: Barcelona conmemora a lo grande al dios del modernismo catalán

Los avances en la que ya es la mayor iglesia del mundo y el centenario de la muerte de su creador protagonizarán la programación cultural de la ciudad, que además será Capital Mundial de la Arquitectura.

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“No vale la pena hacer nada que no sea eterno”, cuentan que exclamó Antoni Gaudí (Reus, 1852-Barcelona, 1926) agonizante en su lecho de muerte. Esta frase sería una premonición, ya que el arquitecto catalán y su obra están más vivos que nunca.

Este año se celebra el centenario de su muerte, importantísima efeméride que condicionará la programación cultural de la ciudad condal durante todo 2026. Además, el Gobierno de España declaró el Centenario Gaudí 2026 como Acontecimiento de Excepcional Interés Público (AEIP) en julio de 2025.

Entre los hitos previstos figura la propia Sagrada Familia, que ha anunciado un programa específico para conmemorar el centenario, en un contexto en el que la basílica -cuyas obras comenzaron en 1882- sigue negociando su calendario y los retrasos acumulados tras la pandemia.

Ahora para 2026 encontramos importantes avances en su construcción. En marzo se finalizará la cruz de 29 metros de la Torre de Jesús. El pie y dos de los brazos ya han sido situados en la estructura —lo que la ha convertido en la iglesia más alta del mundo al alcanzar los 167,5 m de altura— y solo faltan otros dos, dependientes de las condiciones climáticas.

Para el centenario podremos disfrutar de la basílica sin los andamios circulares. También queda pendiente resolver la controversia sobre si la construcción de la escalinata del templo obligará a la demolición de los edificios de viviendas colindantes.

Gaudí enseña las obras de la Sagrada Familia al nuncio del papa, Francesco Ragonesi (1915). Foto: Wikipedia

Gaudí enseña las obras de la Sagrada Familia al nuncio del papa, Francesco Ragonesi (1915). Foto: Wikipedia

A ese pulso se suman proyectos y acontecimientos internacionales: Barcelona ostentará en 2026 la Capitalidad Mundial de la Arquitectura y acogerá el Congreso Mundial de Arquitectos de la UIA (UNESCO–UIA), previsto del 28 de junio al 2 de julio de 2026.

La ciudad se prepara para reinterpretar a Gaudí desde otros lenguajes. El Palau de la Música Catalana ha anunciado el estreno de un gran proyecto sinfónico-coral, Set somnis de Gaudí (Los siete sueños de Gaudí), con participación de los coros del Orfeó Català y dirección de Marin Alsop, concebido como homenaje conmemorativo.

Gaudí fotografiado por Pablo Audouard (1878). Foto: Wikipedia

Gaudí fotografiado por Pablo Audouard (1878). Foto: Wikipedia

También la Fundació Joan Miró ha anunciado que la arquitectura será el eje vertebrador de su programación de 2026, en diálogo con la capitalidad arquitectónica y con la prolongación del 50.º aniversario (celebración iniciada en 2025 y extendida hasta 2026).

En paralelo, se espera la publicación de una nueva biografía del arquitecto hacia el mes de marzo: Antoni Gaudí. Una biografía, de Gijs van Hensbergen, editada por Taurus.

Gaudí, asceta de la arquitectura

El máximo exponente del modernismo catalán murió tras ser atropellado por un tranvía el 7 de junio de 1926, cuando se dirigía -según recogen varias reconstrucciones del suceso- a la iglesia de Sant Felip Neri. Fue trasladado al Hospital de la Santa Creu, donde falleció el 10 de junio.

Su aspecto sucio y desaliñado, “como si fuera un vagabundo” (afirmaron algunos testigos oculares del suceso), hizo que no le atendieran los servicios médicos inmediatamente, perdiendo la vida en el Hospital de la Santa Cruz cuatro días después del accidente. Una gran multitud de barceloneses salió a las calles el día de su funeral, ya que era muy querido y reconocido en vida.

Se le veló, como no podía ser de otra manera, en la Capilla de la Sagrada Familia, el gran proyecto al que dedicó en exclusividad sus últimos 43 años de vida, convirtiéndose en su única y devastadora obsesión.

Incluso llegó a mudarse a un pequeño recinto en el interior de la obra convirtiéndose en un asceta de la arquitectura. Su única compañía eran las maquetas y los bocetos del proceso constructivo del templo.

La Sagrada Familia, laboratorio de las formas

La basílica, heredera de un inicio neogótico, acabó convertida en un sistema donde naturaleza, geometría y símbolo encajan como si fueran la misma cosa.

Postal de la Sagrada Familia de 1907

Postal de la Sagrada Familia de 1907

Gaudí experimentó con arcos catenarios, superficies regladas y soluciones estructurales que buscaban sostener el edificio desde una lógica interna —menos dependiente del contrafuerte—, con la obstinación del taller: probar, corregir, volver a probar.

Cuentan que en el año 1936 unos anarquistas entraron en su estudio y atacaron sus maquetas y moldes de yeso. Para evitar más incidentes se trató de preservar los restos de la destrucción emparedando las piezas, y así fue como sobrevivieron al conflicto, ocultas entre dos paredes.

En obras como el Park Güell, la Casa Milà o la Casa Batlló, integró arquitectura y entorno, lo que hoy leemos como un espléndido ejercicio de sostenibilidad, eficiencia y respeto al paisaje propia de una sensibilidad contemporánea: economía de recursos, adaptación al lugar, alianza con lo local. Además, entendió la arquitectura como obra total: diseñó mobiliario, rejas, vidrieras, cerámicas; hizo del mosaico una piel inteligente para curvar las líneas y enfatizar los colores.

También cultivó una dimensión espiritual del espacio: el edificio como experiencia, como liturgia de lo cotidiano a través de la articulación de luces y sombras creando efectos escenográficos. La leyenda dice que la torre más alta del templo no debía superar la altura de Montjuïc, porque, según decía el arquitecto, “la obra del hombre no debe sobrepasar a la de Dios”.

Un “arquitecto de Dios”

Su fama de hombre devoto ha sido, incluso, materia de proceso canónico. La causa de beatificación se abrió en 2000 y, en abril de 2025, el Vaticano reconoció sus virtudes heroicas y lo proclamó venerable, paso previo a la beatificación (para la que se requiere un milagro atribuido a su intercesión) y, más tarde, a la canonización.

Funeral de Gaudí (12 de junio de 1926). Foto: Wikipedia

Funeral de Gaudí (12 de junio de 1926). Foto: Wikipedia

Su exacerbada espiritualidad se plasma en cada detalle de su trabajo por lo que le bautizaron como “el arquitecto de Dios”, para él el trabajo era una oración. Gaudí aún no es santo, pero está oficialmente en camino a poder serlo según la Iglesia católica.

El Vaticano abrió su causa de canonización en 2003, y le otorgó el título de Siervo de Dios, primer paso oficial hacia la santidad. Aún le queda un largo camino para conseguirlo, quizá en 2026 se obre el milagro que le falta.