Cristina Iglesias: 'The pavilion of dreams (elliptical galaxy), 2016. Foto: Pau Fabregat / Fundació Catalunya La Pedrera

Cristina Iglesias: 'The pavilion of dreams (elliptical galaxy), 2016. Foto: Pau Fabregat / Fundació Catalunya La Pedrera

Arte

Cristina Iglesias, una vegetación que conquista la arquitectura de La Pedrera

La Fundación La Pedrera de Barcelona presenta una retrospectiva de la escultora, quien trabaja los elementos vegetales y naturales en diálogo con el mítico edificio.

Más información: Juan Pérez Agirregoikoa: descubrir esvásticas en las coreografías de los payasos

Publicada

Desde hace tiempo, La Pedrera invita a artistas para que dialoguen con el emblemático edificio en una suerte de intercambio entre el espacio y su propia creación. Entonces, la obra de los artistas se actualiza, adquiere connotaciones y nuevos significados por contacto con el lugar y, viceversa, La Pedrera se redescubre también con nuevos sentidos que, latentes, pasaban desapercibidos.

Cristina Iglesias. Paisajes

Fundació Catalunya La Pedrera. Barcelona. Comisario: James Lingwood. Hasta el 25 de octubre

Recuerdo La Pedrera habitada por los fantasmas de Antonio López; su pintura contagiaba e impregnaba de una dimensión metafísica o espectral todo el edificio. Recuerdo también la exposición Bajo el signo del sexo, de Jaume Plensa. En este caso había una tensión o energía que, metafóricamente, era el motivo de la contorsión de la arquitectura.

Esta también es la cuestión de la presente exposición: un universo muy potente, el de la artista Cristina Iglesias (San Sebastián, 1956), que se confronta con el espacio en un intercambio de significados.

Muchas lecturas son posibles, pero Iglesias nos propone un relato y una interpretación dramática de Gaudí. Su mundo –lo ha dicho reiteradamente la misma artista– son las capas freáticas, las profundidades abisales, organismos vegetales –o minerales– que crecen como metástasis, las energías telúricas del subsuelo… Todo esto se confronta con Gaudí. Nadie podía sospechar que, tras las sinuosas e inmaculadas paredes de La Pedrera, podía habitar la descomposición.

Se exhiben piezas que metafóricamente se expresan como una enfermedad: la serie Entwined (2022), un organismo, no se sabe si vegetal o mineral, que trepa, infectando la pared, como una enredadera. Y así también Growth I (2018), que como su nombre indica, “crecimiento”, está destinado –en un movimiento caníbal sin fin– a devorar todo el espacio.

Vista de la exposición. Foto: Pau Fabregat / Fundació Catalunya La Pedrera

Vista de la exposición. Foto: Pau Fabregat / Fundació Catalunya La Pedrera

Más aún, estas piezas parecen segregar –con incrustaciones de cristales o resinas– líquidos espurios. Y por extensión, en una línea de continuidad, podríamos también señalar el conjunto Bosque mineral (2025), realizado expresamente para esta exposición.

Este Bosque mineral se inspira en las columnas de La Pedrera, pero las proporciones se desbordan: diríase que el crecimiento al que están abocadas va a reventar todo el edificio.

Entre la turbulencia de Iglesias y las sinuosidades de La Pedrera, existe una superposición de significados

Una de las piezas más significativas es Camino vegetal (2007). Aquí es como si hubiera hundido un bisturí en la pared para ver lo que hay detrás de su piel. Y en la carne seccionada del muro asoma esa materia tan característica de Iglesias que representa elementos vegetales filamentosos… en un estado de putrefacción.

Pero, acaso, una de las piezas más reveladoras de la dimensión dramática de la exposición es la titulada Turbulence (2023). Un relieve de considerables dimensiones y empaque que, aislado, aflora del muro y representa una espiral, más todavía: una especie de brutal maelstrom... en La Pedrera.

Cristina Iglesias: 'Sin título (Habitación Vegetal III), 2005. Foto: Pau Fabregat / Fundació Catalunya La Pedrera

Cristina Iglesias: 'Sin título (Habitación Vegetal III), 2005. Foto: Pau Fabregat / Fundació Catalunya La Pedrera

Y es, decíamos, una de piezas más significativas, no solo por la dimensión metafórica que implica la “turbulencia”, sino también porque las formas circulares del vórtice son una manifestación paralela o equivalente de las formas curvas, y onduladas del edificio. Entre la turbulencia de Iglesias y las sinuosidades de La Pedrera existe una superposición de significados, lo uno y lo otro se confunden.

Una de las obras más conocidas de Iglesias son los denominados “pozos”. A grandes rasgos, imita la apariencia externa es un cubo sin más que induce al espectador a asomarse para ver el interior al ejemplo de los cubos de Donald Judd.

Sin embargo, en este caso, en el interior hay una fuente o manantial de agua en constante movimiento. El símbolo del agua y el pozo es de una particular riqueza: purificación, salvación, contemplación interior… Pero otras lecturas son posibles. El pozo es la metáfora del subconsciente, aquello que está oculto y no puede ser revelado, de la muerte, de la putrefacción.

La exposición empieza y concluye con dos obras muy similares: se inicia con Corredor suspendido II (2006) y termina con The Pavillon of Dreams (Elliptical Galaxy) (2016). Ambas se tratan de una estructura construida con piezas de celosía de alambre trenzado que define un micro espacio con sombras y luces.

Cristina Iglesias: 'Entwined XII', 2022. Foto: Pau Fabregat / Fundació Catalunya La Pedrera

Cristina Iglesias: 'Entwined XII', 2022. Foto: Pau Fabregat / Fundació Catalunya La Pedrera

La misma artista ha explicado que se ha inspirado en obras literarias de ciencia ficción y que las celosías, cual jeroglífico, están hechas con palabras. De alguna manera, estas estructuras, un espacio dentro de otro, son una especie de refugio desde el cual se observa y, sobre todo, se sueña el mundo y los lugares.

Dicho de otro modo, estas estructuras son como dispositivos narrativos –asociados a la contemplación y reflexión interior– que cuentan historias, de algún modo representan la casa de la artista –y por extensión el espectador– o el espacio de la creación donde germinan y acaban los relatos, el punto de partida y el final de la narración.