Vista de la Galería Central en el proceso de pintado. Foto: EFE

Vista de la Galería Central en el proceso de pintado. Foto: EFE

Arte

¿Por qué el Prado pinta sus paredes de azul? Lo que se esconde tras esta decisión

Un tono azul oscuro servirá de telón de fondo a las obras de Tiziano, Tintoretto, Veronese y Rubens que se exhiben en la galería central del museo.

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Es el color más difícil de obtener y el más deseado de la historia del arte. Su precio llegó a equipararse al del oro y se reservaba para objetos sagrados, como el manto de las vírgenes. Ahora el Prado pinta su Galería Central de un azul índigo profundo. Pero ¿qué se esconde detrás de esta decisión?

A comienzos de octubre, los visitantes podrán disfrutar de la nueva etapa cromática de la Galería Central. A lo largo del tiempo, su aspecto ha variado al hilo de las modas, y estas variaciones cromáticas implican ligeros cambios en la percepción de las obras.

Para ello se van a pintar, según informa la agencia Efe, 122 metros de galería que afectará a 58 cuadros, además del repintado de los muros, se llevará a cabo una revisión de los sistemas de iluminación y la reordenación de las obras expuestas.

Ya en 1959, los investigadores Guilford y Smith demostraron que el color afecta directamente al estado de ánimo y que los colores más brillantes y saturados generan mayor sensación de placer. Estudios posteriores han corroborado que los colores fríos resultan, en general, más agradables y tranquilos que los cálidos.

Esta Galería Central ha pasado por diferentes fases: del gris verdoso claro de 1927 al crema de principios de siglo y al gris cálido de la exposición de Tiziano en 2003, hasta el verde grisáceo actual. Cada color ha dialogado con las obras y con la luz natural que baña el espacio, dándole distintas personalidades y ambientes a la estancia.

Vista de la Galería Central durante el proceso de repintado. Foto: Agencia EFE

Vista de la Galería Central durante el proceso de repintado. Foto: Agencia EFE

El azul elegido para esta nueva etapa busca establecer un contraste vibrante y realzar las colecciones de pintura española e italiana y cambia radicalmente la tradición de colores claros o colores pastel. Ya lo dijo el pintor gótico Cennino Cennini en El libro del arte:“El azul ultramar es un color noble, bello, más perfecto que ningún otro color, faltan palabras para describirlo”.

El azul profundo actúa como fondo neutro y equilibrado, permitiendo que los colores cálidos y los dorados de las pinturas antiguas brillen de manera más intensa y vibrante. El cambio de color es un recurso museográfico que transforma el espacio, dándole identidad propia y subrayando la relación entre arquitectura y colección pictórica.

Este azul mejora el contraste y proporciona una mayor sensación de profundidad, haciendo que figuras, detalles y escenas se perciban más nítidas y separadas de la pared. El azul potencia el fuerte cromatismo inherente a las obras expuestas, resalta los tonos rojos, verdes y dorados, y contribuye a que las piezas no se perciban solo como objetos aislados, sino como elementos integrados en un entorno sensorialmente rico.

Pruebas previas, como la exposición El Greco. Santo Domingo el Antiguo (de febrero a junio de 2025), han validado este cambio -ya que el color que utilizarán será el mismo que se usó en esta exposición-, y han demostrado que ayuda a que las obras "floten" visualmente, recibiendo comentarios positivos de visitantes y especialistas.

Vista general del proceso de repintado. Foto: Agencia EFE

Vista general del proceso de repintado. Foto: Agencia EFE

“No nos engañemos -afirmó el director del museo Miguel Falomir-, los colores responden a modas, hubo un momento que todas las exposiciones de pintura veneciana tenían que ir sobre un color burdeos. Esta pared de la galería central ha estado pintada de mil formas".

También añade en sus declaraciones: "En un principio los primeros testimonios que tenemos eran de un color verde bastante llamativo, que estaba en sintonía con una estética tardoneoclásica, luego se ha pintado de blanco, gris claro, rojo pompeyano. A veces se hacen catas y aparece medio Pantone en la pared. Aunque hay determinados colores que ópticamente se ha demostrado que funcionan mejor".

Además de la Galería Central, el museo utiliza el color azul actualmente en la sala de pintura gótica y en la exposición dedicada a la Virgen de Guadalupe.

Kandinski y 'El jinete azul'. El azul en el arte

El pintor abstracto Vasili Kandinski (Moscú, 1866- Neuilly-sur-Seine, Francia, 1944) formuló una personal teoría del color mediante la cual cada cromatismo se asocia con un sonido musical en un proceso sinestésico.

Franz Marc: 'Caballos azules', 1911. Foto: Wikipedia

Franz Marc: 'Caballos azules', 1911. Foto: Wikipedia

Así escribió en De lo espiritual en el arte en 1911: “el color es la tecla; el ojo es el martillete. El alma es el piano de muchas cuerdas. El artista es la mano que, al tocar esta o aquella tecla, pone preordenadamente el alma en vibración”. Así, los colores producen resonancias interiores, emociones y estados de ánimo específicos.

Kandinski asoció características psicológicas y espirituales a cada color: el azul representaba la espiritualidad, lo profundo y lo infinito; el amarillo, lo vital y terrenal; el rojo, la energía y la fuerza, entre otros. Franz Marc, miembro fundamental del grupo, asignaba simbolismos parecidos: el azul era masculino y espiritual, el amarillo femenino y alegre, y el rojo violento o terrenal.

Kandinsky y Franz Marc (Múnich, 1880 - Braquis, Francia, 1916) eligieron este color para identificar el movimiento El Jinete Azul (Der Blaue Reiter) porque creían que tenía una resonancia interior capaz de elevar el espíritu, representaba la búsqueda de una nueva transcendencia artística, alejándose de la representación naturalista y acercándose a valores universales y emocionales.

Yves Klein registró su propio azul

Yves Klein (Niza,1928 – París,1962) fue un artista francés revolucionario del siglo XX, famoso por fundar el movimiento Nouveau Réalisme y por su exploración radical del color y el espacio. Creó el International Klein Blue (IKB), un azul profundo y luminoso, que se convirtió en el eje de su obra durante su denominado “periodo azul”. Además, desarrolló las famosas Antropometrías, donde modelos cubiertas de este pigmento plasmaban sus cuerpos sobre el lienzo como pinceles vivos.

Además de estos artistas muchos otros han utilizado el azul en diversos períodos, como la etapa azul de Picasso, de 1901 a 1904, en la que se convirtió en el absoluto protagonista y Katsushika Hokusai con La gran ola (1831) fue estandarte de la “revolución azul”.

Esta revolución comienza con la irrupción en el mercado japonés del azul de Prusia, un pigmento sintético europeo, más intenso y mucho más resistente a la luz que los azules vegetales tradicionales. Hokusai fue uno de sus introductores decisivos del ukiyo-e que utilizó por primera vez el azul de Prusia (nuevo y más resistente que los azules vegetales).

Hokusai: 'La gran ola de Kanagawa', 1831. Foto: Metropolitan Nueva York

Hokusai: 'La gran ola de Kanagawa', 1831. Foto: Metropolitan Nueva York

Henri Matisse fue otro de sus abanderados con sus "desnudos azules", Nus bleus (1952): gouaches que culminan en los Nu bleu donde el azul es forma, fondo y cuerpo o James Turrell, en sus obras Ganzfelds y Skyspaces: arquitecturas de luz que a menudo sumergen al espectador en campos azules totales.