Diferentes imágenes del material que ha reunido Andrés Serrano sobre Donald Trump. Diseño de Rubén Vique

Diferentes imágenes del material que ha reunido Andrés Serrano sobre Donald Trump. Diseño de Rubén Vique

Arte

Un mausoleo para Donald Trump, finalista para representar a EEUU en la Bienal de Venecia

El artista Andrés Serrano, conocido por fotografiar un crucifijo en orina, lleva años trabajando alrededor de la imagen del presidente.

Más información: Vicente Todolí: "Los museos deberían servir al arte, pero se sirven de él"

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Todo comenzó en 2019 con la compra, por 1.880 dólares, de una pequeña tarta de boda de chocolate que se había entregado a los invitados durante el matrimonio del presidente Donald Trump con Melania Knauss en 2005.

Desde entonces, el artista estadounidense Andrés Serrano (Nueva York, 1950) ha gastado más de 200.000 dólares en reunir un archivo con miles de objetos firmados o de marca Trump. Ahora propone que su retrato multimedia del presidente se muestre en el Pabellón de Estados Unidos en la Bienal de Venecia de 2026.

"No se me ocurre nadie mejor para representar a América que el propio presidente", afirma el artista en un comunicado. Serrano es artista y fotógrafo estadounidense de raíces hondureñas y afrocubanas. Fue educado dentro del catolicismo y estudió arte en la Brooklyn Museum Art School entre 1967 y 1969.

Sus antecedentes multiculturales y su propia historia familiar han influido en su mirada artística y temática, abordando cuestiones de religión, raza, muerte y marginación a lo largo de su carrera. Su serie sobre el Ku Klux Klan y sus retratos de personas sin hogar (Nomads) están inspirados por su vivencia personal con la diferencia étnica y social en Estados Unidos.

¿Podrá el Departamento de Estado de Estados Unidos y la Fundación Solomon R. Guggenheim —responsables del pabellón norteamericano— apostar por una exposición monográfica centrada en la figura de su presidente?

Próximamente se hará público el proyecto seleccionado para representar a EE. UU. en la Bienal de 2026 —entre los finalistas está el de Serrano— que está causando un gran revuelo en la prensa internacional.

Un montaje del posible pabellón norteamericano en la Biennale 2026. Foto: Andrés Serrano

Un montaje del posible pabellón norteamericano en la Biennale 2026. Foto: Andrés Serrano

Una bienal por primera vez en su historia sin comisario, debido al fallecimiento de Koyo Kouoh y a la decisión de la organización de seguir su programación a pesar de su ausencia.

En un gesto radical, el artista estadounidense conocido por su obra provocadora —como el célebre Piss Christ—, ha propuesto para el Pabellón de EE. UU. en la Bienal de Venecia 2026 (que coincide con el 250 aniversario de la declaración de independencia de Estados Unidos) una obra que no solo interpela al espectador, sino al imaginario político de su país: un mausoleo de Donald Trump.

La instalación, que llevaría el título The Game: All Things Trump, reúne miles de objetos de la “marca Trump”, desde gorras con su célebre lema: Make America great again hasta la mencionada tarta, pasando por recortes de periódico, merchandising y piezas firmadas por el propio presidente.

El símbolo más polarizador del país

El concepto del mausoleo no es casual. Serrano lo concibe como un santuario para un líder cuya figura tiñe cada rincón de la cultura estadounidense, como si el pabellón de Venecia fuera la Casa Blanca replicada en clave artística y monumental, de hecho el pabellón norteamericano es muy parecido a la residencia presidencial.

Archivo de Andrés Serrano. Foto: Andrés Serrano

Archivo de Andrés Serrano. Foto: Andrés Serrano

La obra consiste en una instalación multimedia que combina esa colección obsesiva con su película Insurrection (2022), un documental que reconstruye el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021 mediante material viral. Serrano captura no solo la figura icónica de Trump, sino la violencia, la teatralidad y el ruido mediático que lo impulsan, como un ritual pagano de la política contemporánea.

La convocatoria para participar en la Biennale, modificada este mismo año por la administración Trump, impone que la obra promueva valores estadounidenses, aunque sin carácter explícitamente político. Sin embargo, ha eliminado menciones a diversidad, igualdad e inclusión, lo que ha sido interpretado como una directriz ideológica velada.

Fotografía del archivo de Andrés Serrano. Foto: Andrés Serrano

Fotografía del archivo de Andrés Serrano. Foto: Andrés Serrano

Este proyecto estalla en el corazón de la tensión cultural estadounidense: su cultura política como espectáculo y reliquia de un tiempo convulso, interpelando la condición del arte contemporáneo: ¿representa, celebra o denuncia?

La ofensiva cultural de Trump

Mientras Serrano despliega su archivo del espectáculo político, en EE. UU. la figura de Trump gravita sobre los museos de forma mucho más literal: el Smithsonian, baluarte de la memoria cultural estadounidense, está bajo la presión directa de su administración.

Melania Trump en un afiche del archivo de Andrés Serrano. Foto: Andrés Serrano

Melania Trump en un afiche del archivo de Andrés Serrano. Foto: Andrés Serrano

El 31 de marzo de 2025, Trump firmó la orden ejecutiva Restoring Truth and Sanity to American History (EO 14253), que ordena revisar todos los contenidos en el Smithsonian para eliminar “ideologías impropias” y enfatizar el excepcionalismo americano —un intento de reescribir museos como si fueran aulas salariales de un patriotismo instrumental.

La Casa Blanca exigió que ocho de los 21 museos Smithsonian —incluyendo el National Museum of American History, el African American History and Culture, el Portrait Gallery o el American Art Museum— entregaran textos, exposiciones, cronogramas, etiquetas y hasta guías internas para una “revisión exhaustiva” en menos de 120 días.

Una portada de la revista 'Time' firmada por el propio presidente. Foto: Andrés Serrano

Una portada de la revista 'Time' firmada por el propio presidente. Foto: Andrés Serrano

Un ejemplo es la retirada de una etiqueta que mencionaba los dos impeachments de Trump de la exposición The American Presidency: A Glorious Burden, restaurando una versión anterior de 2008 y borrando de la narrativa pública ese episodio histórico tan reciente.

El antiguo personal del Smithsonian, junto a organizaciones como la American Alliance of Museums, denunciaron que la revisión se acerca peligrosamente a la censura y que impone límites ideológicos que erosionan la objetividad curatorial.