Fotograma de 'D'est, au bord de la fiction'.

Fotograma de 'D'est, au bord de la fiction'.

Arte

Chantal Akerman, espacios para lo extraordinario

La exposición en el museo Artium, en Vitoria-Gasteiz, recorre lo mejor de la filmografía de esta cineasta singular.

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La muestra Encarar la imagen sobre Chantal Akerman (Bruselas, 1950 -París, 2015) vive una segunda secuencia en Artium Museoa, tras su presentación en 2023 en La Virreina Centre de la Imatge, Barcelona. Comisariada por Claire Atherton, quien fuera colaboradora y editora de los filmes de Akerman, una selección de imágenes en movimiento y fotografías toman una nueva configuración en Vitoria-Gasteiz.

Pionera en la realización de filmes que desbordan las fronteras convencionales entre la ficción y el documental o entre la proyección audiovisual y la instalación, esta artista liminar nos sorprende siempre.

Desde sus primeros trabajos como La Chambre, (1972) presentado ahora en una videoinstalación, hasta My meter Laughs o Prelude, incluidos en la muestra, Akerman dispone los signos de una poética que aborda lo real dando forma a los fragmentos, a los rostros, a los paisajes de la oquedad y a lo extraordinario y enigmático.

Postula la necesidad de la fragmentación como entrada a una totalidad inabordable. Sin guiones previos, sin planes cerrados y estructurados, su práctica artística se ha movilizado por su anhelo de filmar todo –sujeto al devenir y a la transformación– lo que le conmueve. Y lo hace desde una atención estética y crítica que combina imágenes en movimiento e imágenes fijas.

Así, un relato despojado de artificio se muestra abierto al azar y a nuestra percepción en el dispositivo espacial de las instalaciones que recorremos, en una sucesión de salas donde se imbrican imágenes y textos.

En La Chambre (2007), donde la propia Akerman es filmada en su habitación en un plano secuencia circular que cambia de sentido en un triple movimiento, somos sorprendidos por un rácord abrupto que nos interpela sobre lo inesperado. Le sigue la instalación Tombée de tuit sur Shanghai, (2009), una irónica mirada de esa ciudad cuyos edificios más emblemáticos se convierten en parpadeantes pantallas publicitarias. Femmes d'Anvers en noviembre (2008) es una de las instalaciones más sugerentes: un paisaje de cinco pantallas con imágenes en color y en blanco y negro muestran a mujeres fumando.

Sin sonido, con un enigma elocuente esas imágenes se contrastan con otra proyección en gran formato de otra mujer fumando que nos desafía con sus gestos y miradas. Un manifiesto visual encantador de autoafirmación enfatizado por el sutil movimiento de la cámara. Filmar rostros es una elección recurrente en Akerman, y ahí emerge todo el enigma de cada existencia; del mismo modo que en sus filmes o imágenes constela una multiplicidad de singularidades y situaciones.

En Marcher à côté de ses lacees dais un frigidaire vide, (2004), expone un tríptico testimonial que imbrica una conversación entre Akerman y su madre con una imagen de un diario de su abuela deportada y fallecida en Auschwitz que se proyecta en una pantalla que antecede al díptico. La instalación con sus obstáculos e interferencias se vuelve más compleja en la relación de tiempos y memorias. La apropiación de trabajos anteriores como Untitled (D'Est) (1998), le permite revisar su célebre filme surgido de un viaje por el este de Europa, y que se pudo mostrar en el IVAM, en 1996.

Catorce fotografías de aquel proyecto, tomadas del vídeo de la instalación integran esa propuesta. Siguiendo la estructura de la muestra, la siguiente instalación es Là-bas, (2006): siete imágenes tomadas a través de ventanas con estores que traman un paisaje urbano: ver el exterior con esa suerte de camuflaje que impide ser visto. Con la instalación Je tu il elle, l'installation (2007) vuelve a su formato de tres proyecciones que encadena tres tiempos y situaciones para disponer una narración heterogénea y extraña. Cada proyección suscita una totalidad fragmentaria que perturba irremediablemente nuestra cabal interpretación.

Une dix dans le déselo (2002) es su instalación más sobresaliente. Una brillante intuición, la colocación de una pantalla de diez metros de largo en el desierto de Arizona, en la frontera, entre dos montañas, una norteamericana y la otra mexicana, donde se proyectan los últimos minutos de la película De l'autre côté. Incorpora la propia voz de Chantal que narra en español e inglés la historia de una migrante mexicana desaparecida en Estados Unidos. La cautivadora imagen del paisaje con la pantalla cautiva nuestra atención por esa bella forma crítica que moviliza predicados éticos, estéticos y políticos.

La proyección de My Mother Laughs, Prelude (2012) en la que la propia artista lee un homenaje a su madre, se ve integrada en una instalación que incluye un políptico de imágenes, Photo Wall (Maniac Shadows) (2012). Culmina el recorrido de la muestra con el Homenaje a Chantal Akerman (2015) por Claire Atherton, amiga, colaboradora y comisaria.

Refiere las intuiciones de Akerman, su pasión por los planos frontales y por disputar las convenciones realistas. Dice: “El cine de Chantal nunca explica: nos cuestiona y nos pone frente a nosotros mismos. (…) Nunca intentaba copiar la realidad ni representarla: ella la transformaba. En sus películas e instalaciones, lo presente, lo visible, resuena con lo invisible y lo subterráneo”.

Recuerda su interés por la experiencia temporal de sus filmes o su afirmación feminista. Sin guión, atenta al proceso de cada toma y de cada montaje, estas instalaciones exponen sus litigios en la existencia cotidiana y en los espacios que acogen lo extraordinario para captar otras narraciones de lo real. Artium ha editado una publicación oportuna que incluye una conversación entre Claire Atherton y Valentín Roma, y un texto de Beatriz Herráez que ofrecen valiosos análisis para conocer mejor el legado de Chantal Akerman.