
Antoni Muntadas en una de las salas del Museo de la Moneda y Timbre. Foto: Sara Fernández
Antoni Muntadas, artista pionero de los nuevos medios: "Tomo el viaje como un instrumento de conocimiento"
El histórico artista presenta una amplia exposición en el Museo de la Moneda y Timbre de Madrid, centrado en su periplo asiático.
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Odia que le retraten, y, aun así, posa para nosotros a regañadientes, con sus características gafas de sol por las que no pasa el tiempo. Le encontramos en el Museo Casa de la Moneda de Madrid, donde presenta su nueva exposición Sobre/About Asia, comisariada por José Jiménez.
Con una energía desbordante y controlando todos los detalles; exigente, cercano y amable. Así es Antoni Muntadas (Barcelona, 1942) pionero del Media Art –aunque de naturaleza inclasificable–, que se ha caracterizado por ser un afilado lector de la realidad, un nómada en permanente viaje y un trabajador inagotable; por ello ha recibido los más importantes reconocimientos, como el Nacional de Artes Plásticas 2005 o el Velázquez en 2009.
Paseamos con él por el montaje que ha diseñado el arquitecto Juan Herreros, que condensa quince años de investigación asiática. Un continente al que –nos advierte– se aproxima con cautela, con la curiosidad de un antropólogo, la mirada de un artista y la minuciosidad de un científico.
Pregunta. ¿Por qué trae Asia a esta exposición?
Respuesta. Pensé que era interesante mostrar los trabajos que se habían visto allí. Cuando hago un proyecto en un lugar primero lo presento en ese mismo lugar, no como otros artistas que presentan lo de Irán en Nueva York sin tener en cuenta la cultura de las audiencias.
P. Para usted el contexto es muy importante.
R. Sí, los trabajos de China, Japón o Corea hay que traducirlos, recontextualizarlos para entenderlos desde aquí. No es lo mismo el espectador nativo que mirar siendo “el otro”. Yo siempre digo: Warning: Perception Requires Involvement (Atención: la percepción requiere implicación). Al público le estoy pidiendo un compromiso.

La pieza 'Life is editing' que abre el recorrido expositivo. Foto: Sara Fernández
P. Un ejercicio de lectura.
R. Efectivamente. De hecho, la exposición comienza aquí, con un neón en el que se lee Life is editing, que viene a significar algo así como que todos nos montamos nuestra propia película. Nuestra vida y nuestras decisiones son como los cortes de un filme, y desde aquí entramos en la primera sala: los trabajos de Japón, China y Corea.
P. ¿Por qué esos tres países?
R. Son, quizás, los más representativos. En el arte hay un componente subjetivo que no podemos olvidar, lo que yo llamo “subjetividad crítica”. A China le asocié el color rojo, a Corea el azul y a Japón el amarillo. Este trabajo se llama Cartografías, en él hice un vocabulario de palabras a las que asocié ciertas imágenes a cada color.

Vista general de la exposición. Foto: Sara Fernández
«Cuando hice estos proyectos iba de outsider, no iba a imponer nada sino a escuchar; y la curiosidad me llevaba a querer saber más de un continente que he ido, poco a poco, conociendo. Me pasó lo mismo en Latinoamérica en los 70. Nos vendían la unidad latinoamericana, pero la realidad es que no hay nada en común entre Argentina y Ecuador o entre Perú y Uruguay. Estos son factores que yo tengo en cuenta en mi viaje, porque yo tomo el viaje como un instrumento, no de desplazamiento, sino de conocimiento, y eso en el texto del comisario José Jiménez se enfatiza mucho».
P. ¿Cuál es el origen de estas imágenes?
R. Para mí el research es muy importante, la investigación en periódicos o publicaciones de cada país. Es entonces cuando establezco relaciones subjetivas entre ellas. En 1978 hice un trabajo titulado On Subjectivity a partir del cual me di cuenta de que la objetividad no existe, pero, a pesar de ello, no hay que perder el sentido crítico.
P. Usa palabras como “burocracia”, “militar”, “política”, “liturgia” o “censura”. ¿En qué sentido le interesan?
R. Me interesaba ver cómo estos países las asocian. Por ejemplo, es increíble ver que un buda japonés es diferente de uno coreano o chino. Se enfatiza mucho esta idea de diferencia y conflicto, porque entre estos tres países hay enormes diferencias y conflictos debido a que no viajan entre sus países, no se entienden entre ellos. [Ahora llegamos a una sala en la que hay tres videoproyecciones.]
P. Entiendo que son de nuevo Japón, Corea y China.
R. Pero no digo cuál es cuál. En estos vídeos hablo de una arquitectura genérica, puede ser un centro comercial, un aeropuerto o un centro hospitalario, puede ser cualquier cosa con una arquitectura de cristal.
P. Los no-lugares, que decía Marc Augé.

Un fragmento de la pieza 'Especies invasoras', 2023. Foto: Sara Fernández
R. Sí, en estos vídeos quiero incidir en cómo la arquitectura se desliga de la función.
Nomadismo como forma de vida
P. Además usted trabaja desde el nomadismo.
R. Yo me muevo donde están los proyectos y creo allí equipos que me nutren. Aprendo de ellos. No creo obras, sino proyectos a largo plazo. Trabajar así hace que la obra tenga contenido. Un proyecto empieza y se va desarrollando, nunca sé cómo va a terminar.
P. Sus procesos de trabajo duran años. ¿Cómo sabe que ha llegado el momento de parar?
R. Hay un momento en que tomo la decisión. Esto es algo que yo he desarrollado en mis clases del MIT de Boston y del Laboratorio di Arte Visiva de Venecia: la metodología de proyecto y la importancia de la investigación. No entiendo a la gente que puede hacer una pieza de hoy para mañana, sin documentarse. Puedes hacer un ready made, yo hago ready made, pero son lentos, tengo que entender por qué me apropio de eso. [Continuamos caminando por la exposición. Llegamos a los proyectos realizados en Filipinas que veremos en la siguiente sala.]
P. Está gran parte del año viajando, aunque su centro de operaciones –su casa– desde el año 71 es Nueva York. ¿Qué expectativas hay con la nueva era Trump y el arte contemporáneo?
“Estamos en manos de un loco. Pienso que Trump quiere crear un caos y disolver el
gobierno”
R. Prefiero no hablar. Estamos en manos de un loco. Pienso que quiere crear un caos y a partir de ahí disolver el gobierno y las instituciones. Son cómplices todos esos tecnócratas, oligarcas económicos. Pero sigamos con las galletas. [Señala tres peceras llenas de esas galletas chinas que, al abrirlas, tienen un mensaje.]
P. ¿Son para coger?
R. Claro, y, mientras, te cuento una historia divertida. Resulta que estas galletas con mensaje no existen en China, son una invención de un restaurante de San Francisco y ahora se identifican como algo genuinamente chino.
P. Entiendo que representa una apropiación cultural, como sus mantones de Manila.
R. Son colonización, pero en este caso de Filipinas a España.
P. Y a su vez de las flores mexicanas, que colonizaron el imaginario filipino.
R. Sí, pero, verás, yo he hecho lo mío. En los mantones, que han sido todos bordados en Manila, están representadas la batalla de Magallanes, la matanza de los jóvenes americanos, exvotos, el libro de la independencia… Situaciones emblemáticas, porque ponerse un mantón es llevarlo encima. Es como lo que dijo Platón de que las imágenes de la caverna se nos proyectan en la espalda. Pero continuemos con las plantas. [Señala una vajilla y unos dibujos florales.]
Especies invasoras
P. ¿Plantas colonizadoras?
R. Esta vajilla está dibujada con las plantas invasoras españolas que arrasaron parte de la vegetación autóctona filipina. Otra forma de colonización. De allí salieron las series de los platos, los mantones y las monedas. Me interesa porque son medios muy artesanales y que yo normalmente no uso.
P. ¿Qué representan exactamente las monedas?
R. Son diez monedas dedicadas a trabajadores filipinos emigrantes en Róterdam, Nueva York, Dubái... Están por todo el mundo. Fui conectando con asociaciones de emigrantes filipinos y les pedía que me explicaran a qué se dedicaban. La mayoría trabaja en cuidados, hospitales, gente mayor. Los filipinos son muy cuidadosos. Son gente cuyo trabajo es para el otro. Entonces cada una de estas asociaciones me indicaban a una persona a la que quisieran homenajear. Acuñé las monedas con sus imágenes y en el catálogo se incluye la vida de cada uno. Cuando se presentó en Filipinas fue muy emocionante.
P. ¿En qué se diferenció el montaje de Manila del de Madrid?
R. En Manila había una sala para cada proyecto. Aquí hemos reducido los elementos a lo esencial para que el espectador pueda entender con facilidad de qué va. [Muntadas interrumpe su discurso, como ha hecho varias veces durante la conversación, para despachar con un miembro de su equipo cuestiones técnicas relativas a la iluminación y el montaje.]
P. ¿Y todos estos apuntes y esquemas?

Foto: Sara Fernández
R. Este es el proyecto Redefining Asian Protocols (2014-2018), que nos dio mucho trabajo porque los asiáticos son muy herméticos.
P. Es como un enorme cuaderno de campo antropológico.
R. En las pizarras, (aquí en Madrid adaptadas a carteles), se enuncian veinte preguntas que realicé a diferentes grupos de coreanos, chinos y japoneses. Son preguntas familiares, íntimas, sobre la familia, el individuo, la colectividad, la religión, las marcas, la censura o las drogas, porque ellos tienen mucha dificultad para hablar de lo íntimo.
P. ¡Es un trabajo realmente exhaustivo!
R. Quería saber lo que pensaban pero me encontré con que algunas cuestiones eran imposibles, como las políticas. Cuando les preguntabas qué te preocupa, respondían: “El trabajo, mis padres y la salud”.
P. Es resultado del miedo.
R. El miedo y la censura están completamente presentes en China. No hay acceso a prensa internacional. Están completamente aislados.
P. Se quedan muchas cosas en el tintero, quizá lo mejor es invitar a los lectores a visitarla.
R. ¡Pero con compromiso para la percepción!