Fin de la polémica: no habrá Museo Rodin en Santa Cruz de Tenerife. Los responsables de la institución de París dedicada al artista francés han remitido este lunes al Ayuntamiento local un escrito en el que comunican su renuncia a la futura instalación de este espacio cultural en la capital tinerfeña. El proyecto, que ha recibido enormes críticas, como el rechazo frontal de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de La Laguna o un documento firmado por unos 3.000 profesionales de las artes y la cultura, preveía desembolsar más de 16 millones de euros para 68 ejemplares de ediciones limitadas en bronce, la gran mayoría de pequeño o mediano formato y producidos por el Musée Rodin.

El alcalde José Manuel Bermúdez, de Coalición Canaria, gran impulsor de la construcción de este museo, ha dado "instrucciones para que [de] manera inmediata se paralice el expediente administrativo al respecto", ha informado el Consistorio a través de un comunicado. El regidor, según la nota, ha lamentado "la pérdida de esta oportunidad para la capital" y ha anunciado que "esta noticia no paraliza la política inversora del Ayuntamiento en la recuperación del patrimonio y la cultura locales".

El Museo Rodin de Santa Cruz iba a ser ubicado en una parte del Parque Cultural Viera y Clavijo, cuyas obras de rehabilitación darán comienzo este año y ahora se inciará un diálogo para determinar su futuro uso. Pero como ya denunció Elena Vozmediano en estas páginas, se trataba de una cuestionable operación de ingeniería cultural, sin ninguna justificación biográfica o histórico-artística para la instalación de un centro dedicado al escultor galo en Tenerife. El objetivo era emular el "efecto Picasso" en Málaga o Barcelona.

Los rectores del museo francés, afectado por un importante déficit presupuestario, han señalado en el escrito remitido al propio alcalde de la capital que destacan "los valores culturales y patrimoniales" de la ciudad tinerfeña, pero muestran su "sensibilidad" frente a las "declaraciones de una parte del sector cultural, académico o político (…) que atacan a nuestro Museo, que es establecimiento público del Ministerio de Cultura francés, y a la propia obra de Auguste Rodin, de la que somos depositarios y beneficiarios".

También han lamentado que "el actual cuestionamiento de Rodin como artista universal, el cuestionamiento de la originalidad de sus obras y el cuestionamiento de las motivaciones de una institución pública nacional como la nuestra hayan desembocado en esta inevitable decisión. Han invitado, por último, "a una reflexión local, más allá de ideologías, para hacer de la cultura compartida por todos un éxito colectivo".

Como desvelaba Elena Vozmediano en su artículo tras tener acceso al expediente municipal completo de la compra de obras, el Ayuntamiento no contó con un comité de expertos en Rodin –ni en arte en general– para diseñar la colección a partir de los fondos del Musée Rodin. Fue este el que presentó una propuesta de selección de piezas, que se incluye en el expediente y que se aceptó sin más, con una excepción. Además, los 16 millones de euros que se iban a invertir en una colección de 68 piezas "de relevancia artística cuestionable" era una "barbaridad".