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Alberto Anaut: "A la cultura le sobran los proyectos que no valen para nada"

En 1995 lo dejó todo para fundar esa factoría cultural que es La Fábrica. Hombre orquesta de la cultura, Alberto Anaut lleva 25 años tocando todos los palos, desde la edición al montaje de exposiciones

23 marzo, 2020 02:44

¿Qué libro tiene entre manos?

Dos o tres. La última novela de Bernardo Atxaga (Casas y tumbas), releyendo El Sueño eterno de Chandler y el Fotopoemario de Chema Madoz y Brossa (La Fábrica).

¿Qué le hace abandonar la lectura de un libro?

El desinterés.

¿Con qué personaje le gustaría tomar un café mañana?

Naturalmente con Gurb, el extraterrestre de Eduardo Mendoza, a ver si nos explica todo esto.

¿Recuerda cuál fue el primer libro que leyó?

La verdad es que no.

¿Cuáles son sus hábitos de lectura, tableta, papel…?

Soy de libros, así que soy de papel. Y leo por la noche y los fines de semana.

Cuéntenos la experiencia cultural que cambió su manera de ver la vida.

Mi colegio estaba a cien metros de la galería Juana Mordó. A la salida de clase, un grupo de críos nos íbamos a ver exposiciones. Allí empezó todo…

¿Qué le llevó hace 25 años a cambiar el periodismo por la gestión cultural?

Las ganas de poner en marcha proyectos con los que soñaba. Y un cierto cansancio de lo otro.

¿Qué es lo que más ha cambiado en este tiempo?

Nuestra sociedad. Somos un país con un millón más de oportunidades. Pero no nos gusta reconocerlo.

¿Qué sigue igual?

La cultura de la queja. Un aburrimiento que no lleva ni a la vuelta de la esquina.

Editor, organizador de festivales(PHotoEspaña, Madrid Desing Festival, NotodoFilmFest, Eñe) y exposiciones, librero, incluso restaurador… ¿con qué disfruta más?

Con el convencimiento de que en cultura hay que intentar las cosas y si trabajas bien, con talento, esfuerzo y en equipo, hasta las puedes conseguir. Y con la seguridad de que el futuro depende de nosotros.

Ha tenido que tratar con políticos de todo tipo y condición, pero también con instituciones privadas, ¿cómo ha logrado navegar en estas aguas y salir victorioso?

Nunca he tenido la sensación de estar metido en una batalla ni bajo una tormenta. La clave es la colaboración. La necesitamos todos.

¿Qué le falta y qué le sobra hoy a la cultura?

Le falta público y le sobran los proyectos que no valen para nada.

¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?

De Torres García.

¿Le importa la crítica, le sirve para algo?

Lo correcto es decir que “de lo malo siempre se aprende”; la realidad es que me fastidia muchísimo hacer cosas
mal. Y si se nota, todavía más.

Ejerza de crítico de la última exposición que ha visitado. ¿Cuál es y qué le ha interesado?

Los Irascibles, en la Fundación March. Los pintores que se rebelaron en la Nueva York de 1950 contra el Metropolitan. Sólo 18 cuadros, uno por autor y catálogo estupendo. Menos es mucho más. A ver si cunde el ejemplo.

¿Qué música escucha en casa?

Piano y música negra norteamericana.

¿Qué película ha visto más veces?

El cine me apasiona, naturalmente en el cine. Todo Hitchcock. Y de las recientes, Parásitos, un par de veces.

¿Qué obra de teatro reciente le ha impactado?

Jerusalem es magnífica. Y del año pasado: Saigon, me volvió loco.

¿Le gusta España? Denos sus razones.

Me fascina España. Un país original, antiguo, duro, brillante, inconsciente, loco, apasionado, alegre, bello. Me gusta hasta lo que no me gusta.

Regálenos una idea para mejorar la situación cultural de nuestro país.

En lugar de cerrar teatros o museos, cerrar las televisiones y salir a la calle a leer, a ver, a escuchar, a aprender. La cultura necesita público. No basta con reclamarla si luego no se usa.