Image: Antonio Ballester Moreno y el hilo que une el arte con la artesanía

Image: Antonio Ballester Moreno y el hilo que une el arte con la artesanía

Arte

Antonio Ballester Moreno y el hilo que une el arte con la artesanía

El artista presenta con la firma Iloema una colección de colchas, manteles y almohadones bordados por artesanas de Toledo

25 enero, 2019 01:00

Antonio Ballester Moreno (dcha.) junto a las bordadoras que han llevado a la tela sus dibujos. Foto: Iloema

Antonio Ballester Moreno (Madrid, 1977) ha puesto encima de la mesa, nunca mejor dicho, un nuevo ejemplo de lo ambigua que es la frontera entre arte, diseño y artesanía. El artista, premiado en ARCO 2017 y único español de los siete invitados para ejercer de comisarios en la última edición de la Bienal de São Paulo, ha realizado junto con un grupo de artesanas de la zona rural de Toledo una colección de manteles, almohadones y colchas de lino que llevan bordadas a mano sus icónicas formas básicas (sencillos motivos vegetales, triángulos que representan montañas, círculos que representan soles…) y su reconocible gama de colores planos.

En su última entrevista en El Cultural, Ballester Moreno defendió "la unión entre el arte culto y el popular, lo estético y lo práctico" y lo reafirma en la sede de la galería Maisterravalbuena de Madrid, donde ha presentado este nuevo proyecto: "Aunque suene a sacrilegio en el mundo del arte contemporáneo, mis cuadros están hechos para decorar. Mi idea del arte tiene que ver con romper la barrera entre lo visual y lo utilitario, la artesanía y el arte".

Piezas de la colección en la galería Maisterravalbuena. Foto: Iloema

La iniciativa ha partido de la nueva firma Iloema, cuyo nombre fusiona los vocablos "hilo" y "poema" y su logotipo representa a Filomela, personaje de la mitología griega que narra su tragedia mediante el bordado. La marca se presenta al público con este proyecto y nace con el objetivo de impulsar la creación mediante la colaboración entre artistas y artesanos textiles. Sus fundadoras, Silvia Delgado de Torres y Teresa Muñoz-Rojas, destacan que su intención no es que los artistas encarguen a los artesanos la producción de un diseño impuesto, sino que se produzca un diálogo fértil entre ambas partes. En el caso de Ballester Moreno, las bordadoras -vecinas de los pueblos de Herreruela de Oropesa, Torrico y Lagartera- propusieron, por ejemplo, que en la repetición de triángulos se intercalaran algunos realizados con la técnica de deshilado, y "presionaron" al artista para que las hojas tuvieran nervio central, elemento que nunca aparece en sus obras, y que ellas consideraban necesario para garantizar la calidad del bordado.

"Yo solo pedí que se respetaran dos cosas: mis colores y mis formas. Mis triángulos, por ejemplo, nunca pueden ser equiláteros. Necesitaba reconocerme. Si se mantienen mis colores y mis formas, estoy yo ahí". Partiendo de esos pocos requerimientos, asegura que "el tipo de punto elegido por ellas, y detalles como el deshilado, han enriquecido el trabajo".

Las piezas se realizan por el cargo y están limitadas a 30 unidades. Foto: Iloema

"En otros países de Europa se da mucha importancia a la artesanía, a las arts and crafts, mientras que aquí se está perdiendo", lamenta Muñoz-Rojas, que destaca la importancia de la artesanía textil en distintas zonas de España que Iloema pretende explorar con próximos proyectos. "Hablar de artesanía se percibe como algo romántico, pero yo creo que apoyarla es una postura política", añade Ballester Moreno.

Además de las piezas que pueden verse estos días en Maisterravalbuena, una de ellas se podrá ver en el Madrid Design Festival, en la muestra Cuidado Diseño. Artesanía española contemporánea, en el Centro Colón, del 1 de febrero al 10 de marzo.

Con una horquilla de precios que oscila entre los 550 y los 3.280 euros, las distintas piezas se realizan por encargo en series numeradas y limitadas a 30 unidades. Cada una de ellas, realizadas en solitario por una única bordadora o por parejas, lleva cientos de horas de trabajo. Por ejemplo, cada mantel se ha realizado "a lo largo de tres meses, a razón de cinco o seis horas diarias", explica Delgado de Torres, que afirma que el proyecto ha conseguido que algunas chicas jóvenes se interesen por una artesanía en peligro por falta de recambio generacional. Eso sí, aunque han contado con un hombre encargado de pasar los dibujos del artista a la tela, de momento no han logrado que ningún hombre de la comarca se anime a empuñar la aguja para continuar con una tradición siempre ligada a las mujeres.

@FDQuijano