Image: ¿De qué viven los artistas?

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Arte

¿De qué viven los artistas?

La economía del arte poco tiene que ver con la economía del artista. ¿Cómo sobrevivir? Lo debatimos con cinco de ellos

28 julio, 2016 02:00

Cristina Garrido: Paintings for Wallets, 2012-2017

El del arte es un contexto hostil e inestable. Laboralmente, un terreno impredecible y mal pagado. Para muchos artistas, insostenible. Hay datos. Proceden del Estudio sobre la actividad económica de los artistas en España coordinado por Isidro López Aparicio (Universidad de Granada) y Marta Pérez Ibáñez (Universidad Antonio de Nebrija), el primero realizado en diez años, y resulta revelador: "Más del 45% de los artistas afirma que sus ingresos totales anuales, ya sea por actividades artísticas o de otra índole, se sitúa por debajo de los 8.000 euros, es decir, por debajo del salario mínimo interprofesional en España. De esos ingresos, los que proceden del arte llegan al 20%. Más del 60% declara no tener una relación estable con galerías, y de los que trabajan con galerías, sólo un 25% declara que sus ingresos han mejorado desde 2008".

Tradicionalmente, de lo que ha vivido la mayoría de artistas, es de la enseñanza o, en el caso de la fotografía, de los trabajos comerciales en publicidad o moda. Luego están las conferencias y talleres, el montaje de exposiciones para galerías o museos, y el comisariado en algunos casos. En el caso de los videoartistas se cobra por pase. Las cantidades son pequeñas, pero sagradas, porque aseguran el respeto por la autoría y el control sobre el modo de exhibición. Muy pocas galerías ofrecen contratos por escrito, y apenas las hay que mantengan un sueldo mensual en concepto de adelanto que se liquida al final del año en función de las ventas. Por otro lado están los museos. Sólo algunos pagan a los artistas por su trabajo realizado independientemente de que corran con los gastos de producción de la exposición, aunque ese fee ni es fijo ni da para vivir. He ahí el gran tema de debate entre los artistas: ¿Cómo sobrevivir? ¿Hay soluciones claras o propuestas utópicas? ¿Qué se puede hacer para mejorar esta situación? ¿Quién debe asumir responsabilidades?


Daniel García Andújar

En el contexto español, el Arte (de la Cultura en general) se ha entendido como un mero recurso retórico, un simple elemento de utilización política, un capricho de nuevo rico, algo asimilado como prescindible al "interés general". Al propio Estado, y a nuestra clase política y empresarial, le cuesta reconocer el papel esencial que desempeña el Arte en nuestro sistema cultural, así como los valores que lo sustentan. Las estructuras de su administración asumen que la práctica artística ha de ser discontinua, flexible, temporal, precaria y transitoria, lo que lo convierte en partícipe de los niveles de explotación y precarización existentes en el mundo de la cultura. Lo que choca en esta situación de precariedad endémica en el colectivo de artistas, es que en estos momentos se le esté exigiendo tenazmente que financie y provea de contenido una maquinaria que resopla agónica y sin recursos debido a los excesos del pasado y los casos de corrupción y despilfarro institucional. Esta realidad sitúa la práctica artística en una zona de debilidad en la distribución de fuerzas del "Sistema" que evidencia nuestra escasa capacidad de influencia.

Choca que tenga que ser quien financie esta maquinaria agónica por el despilfarro institucional

El desierto avanza, siempre fue así, y somos conscientes. La única forma de frenar su avance es luchar con efectividad contra el vacío que genera. El Estado debería asumir la obligación de proteger todas las manifestaciones del Arte y contribuir, junto a la sociedad civil y la iniciativa privada, a la mejora de las condiciones para el incremento de la creatividad artística, adoptando medidas encaminadas a fortalecer el sector y el papel de los creadores; potenciando así el derecho reconocido en el artículo 20 de la Constitución Española a la producción y creación artística.


Juan López

La verdad es que una solución clara nunca he tenido. Lo que si he tenido siempre claro es esa sensación de inestabilidad profesional y económica que nos acompaña. Es muy curioso charlar con amigos con otras profesiones y que te hablen de inestabilidad en los tiempos actuales. Creo que si algo bueno tiene la práctica artística en este país es que estamos acostumbrados a este tipo de momentos, ya que siempre hemos estado en esa situación que ahora es nueva para otros. Por lo tanto, se supone que estamos entrenados.

El trabajo del artista siempre ha estado menospreciado a los ojos de la gente
Pero lo que si tengo claro es que hay una cuestión de base. El trabajo de artista siempre ha estado menospreciado a los ojos de la gente, calificándolo con matices casi siempre despectivos. Ese típico saludo de ¡que pasa, artista!, que hace alusión a "un ser extraño", creo que ilustra muy bien el valor que se le da a la profesión. Sería bueno poder igualarlo a otras profesiones y dar a entender que el mundo del arte, o el mundo de la cultura en general, tienen un valor como industria que podría ser muy beneficioso para la sociedad.


Alicia Framis

La situación del artista es realmente alarmante. El problema de fondo es económico, ya que el arte y el comer no van juntos de la mano, lo que empuja al artista a que sea un multitareas. Dar clases, trabajar como creativo para empresas, en el mundo de la moda... Si es difícil sobrevivir teniendo una galería, más complejo es hacerlo sin ella. Fuera del circuito comercial, tu obra también queda al margen de la historia del arte contemporáneo. Pero es que la galería empuja al artista a producir cosas pequeñas, vendibles, que se puedan poner en una pared cualquiera, que no pesen, que no se deterioren, que hagan mucho ruido, que no ensucien... Y eso sí que es peor que la profecía de las abejas. ¿Nos extinguiremos los artistas, como las abejas, por haber forzado nuestro ciclo natural de producción?

Hay un monopolio brutal. Sólo cinco galerías hacen la mayoría de exposiciones en los mejores museos

Pero hay más problemas: las grandes galerías, las titánicas. Esas no te pagan, retienen el dinero de las ventas y con él financian las exposiciones de otros. En estos momentos, hay un monopolio brutal. Sólo cinco galerías en el mundo hacen la mayoría de exposiciones en los mejores museos, un hecho que hace que la obra de esos artistas se cotice más, y que los coleccionistas la compren. Hay galerías y comisarios que cuecen todo, que multiplican su sede afianzando marca (Perrotin, Hauser&Wirth, Gagossian). En Holanda, por ejemplo, había muchos espacios alternativos para los artistas jóvenes, donde experimentaban con su trabajo una vez salían de la facultad, pero eso también ha cambiado. Ahora salen de las escuelas y las galerías se les echan encima, buscando talentos a devorar, y el artista joven se presta, claro, porque ha entendido cómo funciona el sistema. El mercado se está comiendo nuestra libertad.


David Bestué

Los artistas viven como pueden, en precario y a salto de mata. Creo que lo mejor es diversificar el propio trabajo y que el sustento económico no dependa únicamente del arte, porque puede acabar generando cierto estrés o sobreproducción y eso ni es bueno ni tampoco hay mercado que pueda asumirlo. En mi cas, intento hacer cosas que no tengan que ver con mi trabajo aunque suelen tratarse de parches o soluciones a corto plazo. Es como un camino que vas haciendo por etapas sin saber si vas a llegar a la siguiente, aunque al final, no sabes nunca cómo, siempre acabas llegando.

Lo ideal sería vivir de vender y para eso hay que fomentar el coleccionismo y una mayor pedagogía
Aunque lo peor no es tanto esa precariedad de la que hablamos, porque al final bien o mal vas viviendo, lo peor es cómo esa precariedad acaba afectando al propio trabajo. Como la mayoría de artistas, gran parte del dinero que voy ahorrando lo acabo invirtiendo en nuevas piezas y en ocasiones no me llega para probar cosas complejas o ensayar materiales o procedimientos. Vivo encorsetado por mis constricciones económicas y eso afecta al tipo de obras que hago. Las becas y ayudas oficiales creo que son importantes pero no la solución a medio plazo (además en algunos casos suelen ser farragosas y un tanto oscuras).

Lo ideal sería vivir de vender lo que voy haciendo (aunque reconozco que esta posibilidad no sirve para todos los artistas que en algunos casos rechazan el componente comercial en sus obras) y eso pasa por fomentar el coleccionismo y una mayor pedagogía y presencia del arte contemporáneo en la educación y los medios de comunicación, lo cual lo veo cuanto menos complejo, sobre todo por el hecho de que muchas instituciones culturales funcionan ahora mismo a medio gas por la crisis. Creo que un circuito de centros de arte con una programación constante y de calidad ayudaría mucho a mejorar el nivel de nuestro arte y la presencia de público, aunque aquí se ha hecho todo al revés, se han gastado muchos millones de euros en la construcción de edificios que ahora no pueden abrir y los artistas, como vagabundos salidos de una peli de Berlanga, nos hemos de contentar haciendo esculturas con las ramas de los arbustos que crecen a su alrededor...


Cristina Garrido

El artista tiene que vivir al día; quizás tiene solucionados los próximos tres meses si ha tenido suerte y ha cobrado algún fee por participar con su trabajo en alguna exposición, o ha vendido alguna obra (hemos de reconocer que, cuando se paga, es un trabajo bien remunerado si lo comparamos con otros). Vivir con la incertidumbre, la espera y, en cierto modo, lo precario... ¡hay quien dice que estas condiciones agudizan la creatividad! Pero, y si extendemos la pregunta: ¿de qué vive la gente en general hoy en día? ¿Qué seguridad tiene? ¿Cómo pueden la mayoría de las personas hoy día planear mínimamente su futuro, o simplemente vivir el presente?

El sector del arte parece una excepción cuando hablamos de derechos laborales y remuneración

Opino que el arte refleja otros problemas que hay en la sociedad y no debemos caer en lo endogámico al analizar estas cuestiones. Sin embargo, a diferencia de otras áreas sociales, nuestro sector parece ser una excepción cuando hablamos de derechos laborales, remuneración y mínima regulación de nuestras condiciones como trabajadores. El trabajo artístico no debe ser una excepción; ni privilegios, ni desventajas frente a otros campos.

@bea_espejo