Image: Rogier van der Weyden, resurrección y fiesta en el Prado

Image: Rogier van der Weyden, resurrección y fiesta en el Prado

Arte

Rogier van der Weyden, resurrección y fiesta en el Prado

El museo celebra la restauración del Calvario del pintor flamenco con una exposición que reúne por primera vez sus obras maestras

24 marzo, 2015 01:00

Rogier van der Weyden: El Calvario (h. 1457-1464), antes y después de la restauración.

Cuatro años ha tardado el Museo del Prado en devolverle la salud y la prestancia al Calvario, una de las obras maestras del pintor flamenco Rogier van der Weyden (Tournai, hacia 1399 - Bruselas, 1464). El propio artista donó esta imponente tabla de casi tres metros y medio de altura a la cartuja de Scheut (Bruselas) poco antes de su muerte y, posteriormente, fue entregada en 1574 al Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Antes de que la obra regrese a su domicilio habitual, el museo celebra el éxito de la restauración del cuadro con una exposición que reúne por primera vez las obras más importantes de Van der Weyden conservadas hasta hoy, entre las que se encuentran, además del Calvario, el Descendimiento, el Tríptico de Miraflores y el Tríptico de los siete sacramentos.

Van der Weyden fue un pintor muy cotizado en su época. En 1436 fue nombrado pintor de la ciudad de Bruselas, y pintó para su ayuntamiento cuatro colosales tablas alegóricas sobre la Justicia que fueron sus obras más conocidas por sus contemporáneos, pero no sobrevivieron al bombardeo de la capital belga por parte de las tropas francesas de Luis XIV en 1695.

Esta exposición, compuesta por casi una veintena de piezas, permite apreciar no sólo las mejores obras del artista sino también diversos aspectos de su creación artística que son fundamentales, como la fuerte relación de sus obras con la escultura, la gran influencia posterior que tuvo su arte y su repercusión en España, cuestiones que el comisario Lorne Campbell explica en el catálogo de la exposición. En otro texto de la publicación, Carmen García-Frías, conservadora de pintura de Patrimonio Nacional, explica el proceso de restauración del Calvario, un proyecto que se ha llevado a cabo con la colaboración de Patrimonio Nacional y la Fundación Iberdrola, como miembro benefactor del programa de restauración del Museo del Prado.

El Calvario durante el proceso de ajuste de los distintos paneles.

Los diferentes emplazamientos y las distintas intervenciones a las que había sido sometida la obra a lo largo de más de 500 años habían influido tanto a nivel estético como en la conservación del soporte y la capa pictórica. La intervención actual ha consistido principalmente en la estabilización de la tabla para recuperar su equilibrio y dotarla de un soporte secundario para permitir su manipulación sin dificultar su lectura. Este nuevo bastidor, que se adapta no solamente a la curvatura de la obra sino también a sus deformaciones intrínsecas, se une a la estructura original a través de muelles que permiten los movimientos naturales de la madera en plano y fuera del plano, en la dilatación, contracción y flexión para preservar su conservación. Tras el estudio previo del estado inicial de la obra y una primera limpieza, se procedió a una intervención en profundidad para eliminar los añadidos que distorsionaban la verdadera calidad de Van der Weyden y completar las lagunas con un estuco tradicional para proceder después a su reintegración cromática. Con la restauración se ha podido recuperar la verdadera sensación de tridimensionalidad de las figuras, cuyo volumen estaba tergiversado por una tupida película de repintes grisáceos.

Otras obras del maestro

El Descendimiento, realizado para la iglesia de Nuestra Señora de Extramuros de Lovaina (Bélgica), pertenece a Patrimonio Nacional, pero fue depositado en el Museo del Prado durante la Guerra Civil junto a otras tres obras: El jardín de las delicias y La mesa de los siete pecados capitales del Bosco y El lavatorio de Tintoretto. Desde hace algún tiempo y con vistas a la próxima apertura del Museo de las Colecciones Reales, Patrimonio Nacional mantiene una enquistada disputa con el Prado por la custodia de los cuadros, pausada con motivo de esta exposición.

Rogier van der Weyden: El Descendimiento (antes de 1433).

Junto al Calvario y el Descendimiento, se exhibe el Tríptico de Miraflores, obra que el rey Juan II de Castilla donó a la cartuja de Miraflores en Burgos y que ahora es propiedad de la Gemäldegalerie de Berlín. Estas tres obras, las únicas que desde fechas tempranas se encontraban en España y eran consideradas del autor, se reúnen en esta muestra por primera vez en la historia. A ellas se sumará uno de los grupos escultóricos del llamado Retablo de Belén de la iglesia de Santa María de la Asunción de Laredo realizado hacia 1440 en Bruselas para plantear una sugerente confrontación visual tanto entre las figuras de esta obra, muy similares a las del Descendimiento y el Calvario, como entre los pequeños relieves de las arquivoltas, semejantes a los del Tríptico de Miraflores.

Rogier van der Weyden: Tríptico de Miraflores (antes de 1445).

Esta muestra plantea también la posibilidad de contemplar el mismo asunto iconográfico del Calvario en otras obras del artista o vinculadas a su taller como el Tríptico de los Siete Sacramentos del Museo Real de Bellas Artes de Amberes, uno de los originales más exquisitos de Van der Weyden, en el que aplica su profundo conocimiento de la perspectiva a la arquitectura interior de una iglesia. La obra sirvió de inspiración a la versión del tema realizada por uno de sus discípulos directos, el Maestro de la Redención del Prado, llamado así por su obra cumbre, el Tríptico de la Redención, cuya tabla central, la Crucifixión, puede contemplarse en esta exposición.

Rogier van der Weyden: Tríptico de los Siete Sacramentos (hacia 1450).