Image: Shirin Neshat

Image: Shirin Neshat

Arte

Shirin Neshat

"Busco el impacto emocional"

7 junio, 2013 02:00

Shirin Neshat trabajando en su estudio neoyorkino

PHotoEspaña 2013

Es la artista iraní más importante internacionalmente y una de las voces más incisivas con la situación de la mujer musulmana y la falta de libertad de expresión. También una de las protagonistas de esta edición de PHotoEspaña. Shirin Neshat presenta sus últimos trabajos en la Fundación Telefónica de Madrid. Su mensaje está, una vez más, Escrito sobre el cuerpo.

Apenas da detalles del proyecto que tiene entre manos, sobre el que lleva trabajando más de dos años, y que estos días compagina con los remates de edición de la videoinstalación que presentará el próximo otoño en el Grand Palais de París, con Natalie Portman como protagonista. La actriz parece meterse en la psique de Shirin Neshat (Qazvin, Irán, 1957) en un viaje sin retorno. Una especie de alegoría sobre la capacidad de escapar de nuestros propios pensamientos.

Neshat hace tiempo que vive en los de la legendaria cantante egipcia Oum Kalthoum, desde antes de que dejara su ciudad natal con 17 años para estudiar arte en Los Ángeles, justo cuando Oriente lloraba la muerte de Kalthoum y el estallido de la revolución islámica. La vuelta a su país en 1990, una vez se había establecido en Nueva York, es otro viaje sin retorno al que remiten sus conocidas fotografías Escritas sobre el cuerpo, llenas de caligrafías y denuncia social. También las vemos, junto a sus últimas videoinstalaciones, en esta exposición que presenta en la Fundación Telefónica, comisariada por Octavio Zaya, responsable también de la gran exposición que le dedicó el MUSAC en 2005. La música egipcia empieza a oírse mentalmente al hablar del tercero de los medios con los que trabaja, el largometraje. El secreto mejor guardado está en su próxima película, la segunda tras el éxito de Women Without Men (2009), con la que ganó el León de Plata como mejor directora en el Festival de cine de Venecia. La expectativa está ahí, pero ella parece obviarla. Hasta en eso es discreta. "Es mi proyecto más ambicioso, un segundo largometraje que irá sobre la vida y música de esta cantante, una figura querida no sólo por su música, sino también por sus esfuerzos por ayudar a su país, por sus sentimientos de paz y unidad. Llevo tiempo trabajando en el guión, que voy a co-dirigir con mi marido, Shoja Azari, y a empezar a grabar en 2014", explica.

Serie Éxtasis / Rapture Series 1999


Cambiar emociones

Esas canciones que se convierten en emblemas, que trascienden momentos concretos y pensamientos únicos, tienen mucho que ver con el modo en que esta artista entiende el arte: "Para mí se ha convertido en algo muy sagrado; me ayuda a enfrentarme a la banalidad de la vida diaria, a cambiar emocional y espiritualmente. Recuerdo una vez que un conocido director de cine iraní me recomendó ver sus películas favoritas. Me miró y me dijo: ‘pero asegúrate de anotar el día y la hora exactas en que las ves'. Le dije: ‘¿pero, por qué? Y me contestó: ‘porque no volverás a ser la misma persona otra vez'. En aquel momento me reí, pero tenía razón. Cada vez que veía las películas de Andréi Tarkovski salía del cine sin palabras. Me hablaban de un modo en que nunca nada lo había hecho. Esa capacidad de que algo pueda trascender en el tiempo renovó mi fe en el arte y en su capacidad de transformarnos. Eso es lo que busco con mi trabajo: comunicar, generar un impacto emocional", explica.

Sus obras no están lejos de ese esculpir el tiempo de Tarkovski, que para Shirin Neshat está cargado de tintes políticos. "Ser político no es algo que se pueda elegir. Mi vida en el exilio, distanciada de mis seres queridos y de mi hogar ha hecho que mi realidad personal sea política. De un modo u otro, todos los artistas iraníes somos políticos. Tanto si vives dentro como fuera de Irán, el carácter opresivo del gobierno hace imposible ser neutral", añade.

-¿De qué modo trabaja con el cuerpo? ¿Con qué sentido?
-Siempre me ha interesado explorar el papel del cuerpo en términos sexuales y políticos. Como todo el mundo sabe, en la tradición islámica el cuerpo de la mujer siempre ha sido problemático en términos de sexualidad e individualidad. Por eso ha tenido que ocultarse, para neutralizar cualquier ‘tentación sexual' en el espacio público. Mientras tanto, el hombre musulmán puede mostrar su torso desnudo en público sin sufrir ningún tipo de condicionante. Es una paradoja increíble. En muchos de mis trabajos intento explorar cómo a menudo el cuerpo femenino se convierte en representación de valores ideológicos autoritarios.

-Como el velo. ¿Qué rol juega en sus obras?
-Me acerco al velo tanto a nivel simbólico como práctico. Para muchas mujeres musulmanas es un símbolo de represión, aunque para otras, es un gesto de rechazo a los valores occidentales y de solidaridad con los valores religiosos tradicionales. Mi posición es la de la necesidad de libre elección. Ningún gobierno o autoridad religiosa debe interferir en los derechos de una mujer.

Zarin, 2005


Desafiante y rebelde

-Una consigna que no puede estar más de actualidad... ¿Cómo entiende el feminismo?
-Yo no puedo pretender ser feminista. Soy una mujer y, naturalmente, me identifico más ellas. De escritoras iraníes, activistas, he recibido mucha influencia. En estos tiempos de crisis han permanecido firmes, desafiantes, imaginativas y rebeldes. En mi trabajo siempre trato de retratar a la mujer como una persona fuerte y decidida, aunque eso a veces confunde a la audiencia occidental, que tiene la percepción de que todas las mujeres musulmanas son víctimas perpetuas.

-En esta exposición vemos un grupo de fotografías que hizo en torno a la videoproyección Rapture (1999) donde la mujer aparece siempre cubierta por el velo, y mucho tiene que ver Women of Allah (1993-97), que transformó su obra en un fenómeno cultural y la consagró en la escena artística internacional, y con Turbulent (1998) su primer y tan celebrado vídeo. ¿Cómo se relaciona con ellos?
-Las fotos de Women of Allah exploran el estado emocional y psicológico de las mujeres que están en conflicto entre su fe religiosa y su instintiva naturaleza biológica. Una tensión que se exagera con una mirada femenina altamente erótica versus el velo, de clara violencia política generada por el fanatismo islámico. En Turbulent, somos testigos de un hombre que se ajusta a las reglas y de una mujer que se revela contra ellas. Rapture es, en este sentido, muy similar. Explora la noción de lo masculino y lo femenino en relación con la naturaleza. Las mujeres salen a la mar hacia un destino desconocido, en un acto desafiante, asumiendo su destino.

My House is On Fire, from The Book of Kings series, 2012


-En The Book of Kings (2012) vuelve a la caligrafía, a su fascinación por los manuscritos persas y el cuerpo como campo de batalla...
-Sí, tras tiempo centrada en el cine, sentía la necesidad de volver a mi estudio y usar mis manos escribiendo caligrafía. Pensar menos en narrativa y más en abstracción. Así que volví a los retratos posados, sin fondos, donde la mirada y la postura del cuerpo son centrales. Están inspirados en la Primavera árabe y el Movimiento Verde en Irán. Lo que trato es de capturar la tensión entre la gente de poder y la que peleó por conseguirlo. Fotografié a muchos hombres y mujeres cuyos cuerpos están inscritos con poemas de escritores iraníes contemporáneos. Además, hay un grupo de fotos donde aparecen pechos desnudos pintados con las ilustraciones de The Book of Kings, escrito por el poeta persa Ferdowsi en el siglo X. Es un libro de poemas épicos, de héroes mitológicos que lucharon y perdieron la vida defendiendo sus naciones.

La música aparece de nuevo hablando de Over Ruled (2011), una videoinstalación que habla también del poder y la justica y que parte de The Book of Kings: "Trata sobre un ensayo de dos músicos que el tribunal declara culpables de blasfemia. Trata sobre la moral de juzgar a los artistas por sus canciones subversivas que, irónicamente, están escritas por el poeta Rumi en el siglo XIII. Simbólicamente, alude una vez más a la situación iraní y a la falta de libertad de expresión", añade. ¿Cómo ha ido cambiando esa mirada a lo largo de su trayectoria? "Mis primeros trabajos eran étnicamente mucho más específicos sobre la cultura iraní y musulmana, pero cada vez más los temas tienen una dirección más universal y atemporal".