Image: Haris Epaminonda y los 40 años de Projects del MoMA

Image: Haris Epaminonda y los 40 años de Projects del MoMA

Arte

Haris Epaminonda y los 40 años de Projects del MoMA

La joven artista chipriota afincada en Berlín cierra el año del aniversario del espacio neoyorquino

27 noviembre, 2011 01:00

Haris Epaminonda. Untitled T14 from Vol. VII (2011)

Projects 96: Haris Epaminonda. Museum of Modern Art. Nueva York. Hasta el 20 de febrero de 2012

En 1971, el MoMA de Nueva York inauguró un modelo museográfico basado en el trabajo específico para las salas del museo. Arrancó con un trabajo de Keith Sonnier, que pretendía ser "la primera de una serie de pequeñas exposiciones que informaran al público de las investigaciones y exploraciones del presente en el arte contemporáneo". En sus cuarenta años de existencia, Projects ha mostrado el trabajo de unos doscientos artistas en exposiciones individuales y colectivas. Tras las exposiciones de Henrik Olesen y Runa Islam, es Haris Epaminonda quien cierra el año del aniversario. Nacida en Nicosia en 1980 y afincada en Berlín, Epaminonda dejó de ser una promesa hace ya algunos años siendo hoy considerada una de las artistas más importantes de su generación.

A pesar de su juventud, Haris Epaminonda ha tenido ya ocasión de mostrar su trabajo en foros de enorme visibilidad. En 2008 participó en la Bienal de Berlín comisariada por Adam Szymczyk y Elena Filipovic, aunque el año anterior ya había representado a su país en la Bienal de Venecia. En la ciudad italiana pudimos comprobar con claridad cuáles eran los intereses centrales de su trabajo, entre los que destaca la apropiación de imágenes de la televisión y el modo en que, tras descontextualizarse y reconfigurarse en nuevas disposiciones, generan nuevos significados. Epaminonda es una de las artistas que con mayor convicción ha renovado el concepto de collage iniciado por los cubistas y otros artistas como Kurt Schwitters en las primeras décadas del siglo XX.

Todo gira en torno al modo en que percibimos imágenes que han sufrido una clara dislocación temporal. El resultado de semejante mezcolanza adquiere un tono cálido, con una paleta cromática afectada y sugerente y una epatante variedad de registros a la hora de montar las imágenes. Hay un enigma recurrente que es inofensivo pero que de algún modo agita la conciencia. El conjunto de trabajos en vídeo agrupados en torno al título genérico de Tarahi, una de sus series más conocidas, parte de imágenes robadas a la televisión de su infancia, comedias y culebrones griegos que hoy aparecen despojados de todo significado y convertidas en una sucesión de fragmentos que embauca a un mismo tiempo a los sentidos y al intelecto. Esto no es un ejercicio nostálgico, sino una manera poética de definir los lugares de la memoria. El modo de gestionar las imágenes en movimiento es muy parecido al utilizado con las fotografías. Epaminonda ha formado una enorme colección de fotografías en sus viajes por diferentes países, capturando arquitecturas ancestrales, ciudades míticas, yacimientos arqueológicos... Los collages fotográficos son trabajos extraordinarios que han suscitado el aplauso unánime de la crítica.

El proyecto que presenta en el MoMA reúne todas las virtudes de la artista, en un montaje de una sutileza y un equilibro impecables. En una entrevista con la comisaria de la exposición, Epaminonda habla del efecto que le produjo la visita a una exposición titulada The Return of the Buddha, que vio en la Royal Academy poco después de terminar sus estudios en el Royal College de Londres. Habla la artista de la tranquilidad y quietud de las esculturas chinas, una imagen que ha debido permanecer fija en su memoria a la vista del tipo de instalaciones que realiza habitualmente. Esta del MoMA es de un blanco imperturbable, jalonado por pequeños objetos e imágenes que generan un ritmo lento y muy preciso en el espacio expositivo. Hay una serie de películas, que forman parte del conjunto Chronicles (2010), que muestran fragmentos de imágenes yuxtapuestos que eluden todo anhelo de narratividad y se configuran como significantes anclados en el tiempo.

Del mismo modo, la exposición comprende un conjunto de elementos tridimensionales alzados sobre plintos que entendemos como partes de un conjunto mayor y que entran en diálogo directo con las fotografías "intervenidas". Son vasijas y esculturas antiguas que se enfrentan, a su vez, a imágenes de elementos formales similares pero pertenecientes a otras culturas, introduciendo nuevas dimensiones temporales.

La trayectoria de Haris Epaminonda ha sido impecable hasta la fecha. Bienales de Venecia y de Berlín y ahora este Project 96 en el MoMA cuando acaba de rebasar la treintena así lo confirman. Pero hay algo más. La chipriota ha de ser considerada abanderada del quehacer de toda una generación. Su trabajo encarna como pocos las inquietudes estéticas de nuestro tiempo como el perfil formal bajo, las narrativas cercanas al acervo individual y cotidiano, las experiencias personales y su diseminación en complejos desfases temporales o un tipo de investigación historiográfica que tiene más de excéntrico y poético que de riguroso.