Image: Juan Olivares, Fisionomía del azar

Image: Juan Olivares, Fisionomía del azar

Arte

Juan Olivares, Fisionomía del azar

Gramática del azar

17 mayo, 2007 02:00

La ¡ tortuga de Huysmans, 2007

Galería valle Ortí. Avellanas, 22. Valencia. Hasta el 26 de junio. De 2.000 a 7.000 euros

Una vez la pintura, en su deriva abstracta, fue llevada por el esencialismo a un callejón sin salida, algunos pintores han buscado liberar su confinamiento y trascender, en las formas, el límite de un marco en el que los movimientos estaban ya contados y los giros no podían sino convertirse en una suerte de manierismo. Desde que iniciara su actividad expositiva a principios de la presente década, Juan Olivares (Valencia, 1973), que expone ahora por primera vez en esta galería, ha sido uno de esos pintores que se han empeñado en buscar una salida para la pintura por los escasos resquicios que ha dejado abiertos la abstracción, situado al borde del peligroso límite del formalismo.

En los lienzos de Juan Olivares, donde el color conducido por el gesto campa a sus anchas, el grafismo ha permanecido como uno de sus rasgos distintivos. En forma de cuadrículas flotantes, que figuraban una concreción espacial definida por el dibujo, con el paso del tiempo, ese grafismo ha ido sin embargo perdiendo autonomía, borrado por las masas de color. Entre tanto, los fondos de los lienzos que acostumbraban a mantenerse monocromos, prácticamente blancos, han dejado intervenir al color que actúa ahora poderoso. De esta forma, a medida que Juan Olivares ha ido desprendiéndose, poco a poco, del gesto del dibujo, dando entrada al color, sus cuadros han ganado en complejidad.

Esa cuadrícula utilizada por Juan Olivares desde los cuadros de su primera época sigue aún dotada de un inquietante valor presencial, reforzado por su voluble asentamiento compositivo. Con el tiempo, sin embargo, lejos de salir fortalecida, su maleable fisonomía se ha ido haciendo progresivamente más circunstancial, hasta convertirse prácticamente en un anecdótico elemento constructivo más. En este sentido, la obra de Juan Olivares gana también en solidez. Los recursos compositivos, apoyados antes en el ejercitado dominio del vuelo, encuentran en las obras actuales otras vías de actuación sujetas más a las poderosas propiedades de las superficies cromáticas que a los quiméricos gestos del dibujo. Así, nos encontramos con catas visuales, condensadas aquí en una pintura pulcra, llena de matices gramaticales, más densa y agitada, a partir de renovados gestos y expresiones que Juan Olivares llama "sensaciones visuales" o "impresiones accidentales", y que atiende como productos del azar.