Arte

Jaime de la Jara

"Quiero convertir la realidad y la rutina en un laberinto”

11 enero, 2007 01:00

Jaime de la Jara. Foto: Sergio Enríquez

El visitante que llegue a la galería Fúcares se va a encontrar con un lugar afectado. Jaime de la Jara ha restado 15 pulgadas de cada uno de los muros de la galería por medio de planchas de pladur que ha dejado vivas, sin pintar, para así insistir en la idea de transitoriedad, que es una de las claves de su trabajo. El espacio, por tanto, ha sufrido una considerable reducción. Además, presenta, en la pequeña sala de proyectos, una doble proyección enfrentada que, aunque funciona como pieza independiente, guarda una estrecha relación con 15 inches, la instalación. En el otro espacio se podrá ver una serie fotográfica y otra de dibujos.

Así, estamos ante una ocasión inmejorable para ver el trabajo en conjunto de uno de los artistas jóvenes más interesantes del momento. Esta es la primera individual en su galería (ya ha expuesto en la galería de Almagro) tras participar, junto con otros dos artistas, en Argumentos mínimos, una colectiva con la que la galería Fúcares mostraba algunas de sus más firmes apuestas en arte joven. Su trabajo fue reconocido con una Mención de honor en Generación 2006, otorgada por Caja Madrid, con una obra que ya adelantaba muchas de las premisas que vertebran el trabajo que ahora expone. Jaime de la Jara reflexiona sobre lo que entendemos por realidad en el contexto del lugar. Muchos recordarán sus fragmentos de arquitecturas interiores, con los que presentaba alternativas a la realidad más cercana. Ahora ha ido más allá para cuestionar nuestra percepción del espacio en un sentido mucho más amplio, global. Ha transformado radicalmente la totalidad de la galería, un lugar que conoce perfectamente pero en el que necesita abrir nuevos caminos. Porque está convencido de que ese espacio no encierra una realidad única sino que comprende muchas otras que no dejan de enriquecerlo.

-¿En qué consiste 15 inches, su nuevo proyecto en Fúcares?
-15 inches es la transformación de un espacio, de un lugar. Un cambio que se realiza a través de una medida compleja de entender para nosotros, la pulgada. Esta medida es ya una barrera de entendimiento. Creo que el conocimiento de las cosas viene determinado por la situación, posición y circunstancia desde dónde las observamos. Descontextualizo y enfrento elementos, intento que las cosas adquieran otro significado o que quizás se transformen en lo que yo quiero y entiendo. Manipulo un espacio para convertirlo en algo distinto y así situar al espectador ante una nueva realidad. Frank Stella decía que "lo que ves es lo que parece", pero para mi lo que veo no es lo que parece.

-¿Qué efecto pretende provocar en el espectador?
-Con esta instalación lo que pretendo es utilizar la totalidad del espacio para generar una escenografía, algo que siempre ha estado presente en mi trabajo. A través de esta transformación quiero que el espectador se sienta desorientado, que no reconozca lo que está viendo a pesar de que es un sitio que conoce. Se trata fundamentalmente de desorientarle para, a partir de ahí, hacerle pensar qué ha podido ocurrir.

-En la sala grande ha instalado una estructura de madera (en la imagen). ¿Cuál es su función?
-En mi trabajo siempre me ha interesado introducir símbolos, elementos que a todos nos pueden resultar cercanos, comunes. éste es un símbolo más. Esta estructura es una reproducción de un mirador de los que se construía en el Berlín de la posguerra y que también ahora aparecen en lugares como la franja de Gaza. Sirven de plataforma para mirar "hacia el otro lado". He querido reproducir la posibilidad de ese punto de vista.

-Pero es una posibilidad que se niega, porque uno no puede siquiera acceder a lo más alto de la plataforma...
-Exacto. No se puede mirar, sencillamente te invita a intentarlo. Como la idea de las 15 pulgadas, una medida que no mucha gente sabrá interpretar, la realidad es siempre mucho más compleja, y hay que buscarla. Hay que intentar subirse a la plataforma y mirar.

-De forma paralela a la exposición, presenta un catálogo cuyo texto habla de las Matrioshkas rusas. ¿Qué relación tienen éstas con su instalación?
-Cuando se analiza una Matrioshka nos damos cuenta de que se trata de un juguete múltiple sencillo, pero cuando avanzas en el análisis se llega a la conclusión de que es un objeto mucho más complejo por cómo ha sido confeccionado y cuál es su origen real, algo de lo que hablo también en la instalación. La Matrioshka es una figura que sirve de sencilla metáfora para un mundo extremadamente estratificado y complejo. Es una figura que contiene otras muchas y que limita a aquéllas que encierra.

En busca de lo desconocido
-¿Qué relación guarda su obra con la de artistas que también trabajan (o han trabajado) el espacio como Gordon Matta-Clark, Rachel Whiteread y Gregor Schneider? ¿Cuáles han sido sus influencias decisivas?
-Creo que hoy todos los artistas trabajan con el espacio o, al menos, lo tienen muy en cuenta. Al final todos producimos cosas que lo invaden de una u otra manera. Los trabajos de Gordon Matta-Clark y Rachel Whiteread los conozco desde hace mucho tiempo, pero sus fines y los míos no son exactamente los mismos. De los tres me quedo con Gregor Schneider y su proyecto Haus ur.

-¿También en su búsqueda de "lo desconocido"? (en Haus ur Gregor Schneider lleva años transformando cíclicamente su propia casa en Rheydt, Alemania, en busca de nuevas alternativas espaciales)
-Si. Como decía antes al hilo de Stella, para mí la apariencia de las cosas no es suficiente. Siempre intento leer entre líneas. Me llama mucho la atención esa actitud de Schneider de no darse por satisfecho con lo más cercano, lo que hay de íntimo en su casa. Por eso no cesa en su persistente reestructuración de su propio espacio. Me interesa la posibilidad de transformar nuestra rutina, nuestro día a día, en un laberinto, en algo mucho más complejo de lo que aparentemente es. Quiero pensar que el espacio puede transformarse en algo que te puede encerrar, algo parecido a una cárcel, a una suerte de trampa de la que sólo se puede salir mirando un poco más allá.

-¿Y qué representa Limits, la videoinstalación que también presenta? Da la impresión que la imagen en movimiento aporta nuevas lecturas a su trabajo, entre ellas una mayor tensión narrativa...
-Gracias al vídeo consigo aglutinar y componer una obra que contiene otras tantas, con una gran capacidad de control sobre lo que ocurre, en el más amplio sentido. En este vídeo muestro lo que podría ser el comienzo de un proyecto y él mismo funciona como obra. Recrea el momento en el que se mira algo por primera vez, espacios diferentes, con miradas distintas, pero sucede exactamente lo mismo. Es de nuevo como el análisis de la Matrioshka.

-¿Cómo ve su obra dentro del arte que se realiza hoy en España?
-He intentado que mi trabajo siempre marche hacia delante. Esto hace que se vayan incorporando nuevos elementos y se transforme en algo más complejo. De siempre he trabajado con aquello que nos rodea. Trato de no aburrirme y de no aburrir, de intentar resolver cuestiones sin dejar de ser yo. Creo que en España, a diferencia de otros lugares, se confunde la coherencia artística con el aburrimiento. Muchos artistas están excesivamente sujetos al mercado y llevados a practicar la copia de sí mismos hasta el agotamiento del mercado, el del artista y su rentabilidad.

Escasos apoyos para los jóvenes
-¿Cree que los artistas jóvenes españoles viven en un escenario favorable para el desarrollo de su trabajo?
-Siempre he pensado que este país es una gran cantera de buenos artistas y creo que continua siéndolo. Pero el panorama no resulta muy alentador. Hoy por hoy el artista joven cuenta con muy pocos apoyos para poder realizar su trabajo. Hay muchas convocatorias pero pocas de calidad. Además éstas entienden la creación como algo mucho menos costoso de lo que realmente es. Hay un gran desinterés por parte de las instituciones publicas y privadas que podrían destinar mucho más a este sector de la cultura, que ha demostrado ser capaz de generar figuras muy importantes dentro del panorama artístico nacional e internacional. Por eso creo que la situación del arte ante las administraciones públicas debe cambiar. Gracias a algunas instituciones, el "boom" de los museos y unos cuantos coleccionistas, la situación se mantiene.