Image: Helmut Newton

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Arte

Helmut Newton

“Me gusta el escándalo, resulta muy interesante”

12 junio, 2002 02:00

Helmut Newton

La mayoría de los artistas (hombres) han proyectado sobre la imagen de la mujer sus estereotipos, sus prejuicios, sus deseos, su dominación... Es el caso de Helmut Newton, que expone en la Fundación Telefónica. Pero también hay otro tipo de artistas, como Jörgen Klauke o Vladislav Mamyshev, que, desde una visión más abierta de los géneros, llegan incluso a adoptar rasgos femeninos. Antes de repasar cronológicamente la historia de la mujer en la fotografía, El Cultural ha querido revisar esta mirada masculina de la mano de Rosa Olivares, directora de la revista "Exit".

A los ochenta y dos años, Helmut Newton sigue manteniendo buena parte de la energía vital y el gusto por la vida que han hecho de él uno de los fotógrafos de moda más polémicos de la segunda mitad del siglo XX. Desde su casa de Montecarlo, que abandona periódicamente para atender sus compromisos profesionales, y lamentándose de dolor de espalda, atendió a El Cultural, aunque con cierta urgencia, porque, según dijo desde el primer momento, "tengo muchas cosas que hacer". Ahora, Newton prepara encargos publicitarios y hace fotos para una exposición que, titulada Facts and landscapes, se exhibe en Budapest.

-Las biografías que he encontrado de usted mencionan, como primer hecho reseñable, su abandono de Alemania para dirigirse a Australia, en los años 30, pero no suelen hablar de el porqué.
-Como judío, tuve que dejar la Alemania de Hitler. Luego, vino la guerra, me enrolé en el ejército australiano durante cinco años y adquirí la nacionalidad de ese país.

-Fue allí donde comenzó su carrera como fotógrafo de moda…
-Sí, bueno, al principio abrí un pequeño estudio en Melbourne.

-Y volvió a Europa en los 50…
-Sí, la primera vez, en 1957. Trabajé para el "Vogue" inglés, luego me fui a París, donde comencé a trabajar para "Jardin des modes". Como era muy pobre, volví a Australia, para hacer algo de dinero, y cuando tuve suficiente volví a Europa en 1961 para instalarme en París con mi mujer. Allí viví hasta que me trasladé a Montecarlo, en 1981.

-Lo que llama la atención de su obra de entonces es la construcción narrativa de sus trabajos de moda, como relatos. No se trata sólo de mostrar ropa, sino de contar historias
-Sí, esa es una idea que me gusta, muchas gracias.

-Y además, se ve ya un cierto gusto por el escándalo.
-Me gusta el escándalo, creo que resulta algo muy interesante.

-Concretamente, el reportaje para el "Vogue" alemán en Berlín, titulado Mata Hari 61, produjo cierta controversia en la prensa alemana.
-Una gran controversia. El muro de Berlín era en ese momento (acababa de ser levantado) una cuestión polémica y yo fotografié a una modelo en una de las torres construidas por la policía del sector occidental para poder ver el otro lado.

La nacionalidad perdida
-Y siendo usted alemán…
-No, no, yo no era alemán. Perdí mi pasaporte alemán por ser judío y entonces era ya un australiano.

-Entonces no se sentía usted muy implicado por la situación…
-Mire, teniendo en cuenta todo lo que había ocurrido, me concernía más bien poco.

-Otra de las características de su trabajo para las revistas de moda en esos años es la modernidad de sus imágenes. Hay fotos suyas de los 70 que podrían estar firmadas por cualquier fotógrafo de hoy.
-Me alegra que piense usted eso.

-¿Qué es lo que ocurre con la fotografía de moda, no evoluciona ?
-No, creo que sí ha habido evolución, no puedo decir si buena o mala, quizá dentro de diez años la gente pueda juzgarla

-Los 70 son los años en que sus imágenes muestran de forma abierta una fuerte carga erótica…
-No me gusta el término erotismo, prefiero hablar de sexualidad.

-Bien, pues hablemos de la carga sexual de sus fotos en los 70…
-En realidad, venía haciéndolo desde los sesenta, cuando comencé a trabajar con el "Vogue" francés…

-¿Tiene algo que ver el ambiente de liberación sexual que se respira en Francia en esos momentos, con películas como Emmanuelle o las publicaciones eróticas, tipo "Lui"?
-Creo que la moda y la sexualidad tienen mucho que ver, están entremezcladas. Hay una gran carga sexual en ellas. Mis fotografías para el "Vogue" francés tenían una gran carga sexual. Hay gente que dice que influí más en el diseño actual con mis fotos que muchos modistos. No se si es así, pero algunos lo dicen.

-Buena parte de esa carga de sus reportajes reside en la utilización de una estética próxima al neorrealismo italiano y al estilo de los paparazzi: imágenes muy contrastadas, tomadas con un flash directo y una construcción basada en la instantánea.
-Sí, siempre me han gustado mucho los paparazzi, creo que su estilo es muy interesante.

-¿Y esa forma de trabajo tiene algo que ver con la construcción del observador como voyeur que hay en sus fotos?
-La fotografía siempre es, de algún modo, una forma de voyeurismo. El fotógrafo pasa un montón de tiempo mirando a través del pequeño orificio de su cámara, que es como el ojo de la cerradura. Siempre hay, desde luego, una intención documental, o de expresión artística, en el proceso de creación, pero debajo queda el instinto del voyeur.

-¿En su caso, hay, quizá, un intento de representación de los usos ocultos de la burguesía francesa?
-No necesariamente. Yo elegí representar a la burguesía, no sólo la francesa, también a la alemana o americana. La mayor parte del tiempo he trabajado en París, de ahí que las fotos sean de mujeres que pueden vivir en las casas del distrito XVI, pero también hay de Berlín o Nueva York. Elegí ese mundo porque me crié en una familia burguesa y es un ambiente que conozco.

El fotógrafo del deseo
-Me refería a la inspiración que suponen para su fotografía las obras eróticas de la literatura francesa del XVIII y XIX, como Histoire d"O.
-Y Stefan Zweig, desde luego.

-¿Puede decirse de usted que es un fotógrafo del deseo?
-Si, por qué no. Me gusta la idea.

-Pero esa visualización lleva implícita cierta prohibición, algo como "mírame, pero no puedes tocarme".
-Creo que entiende usted bien lo que intento hacer.

-Ha dicho alguna vez que las modelos no son seres reales…
-No. No son lo que llamaríamos gente real. Yo trabajo con modelos profesionales, con las que organizamos una puesta en escena. No se trata de un retrato de la chica, su personalidad no es lo que realmente importa. Sólo es importante como personaje mío.

- Y normalmente son mujeres de carácter fuerte.
-Me gustan las mujeres de carácter fuerte.

-Y con cuerpos espectaculares…
-Oh, sí, sí.

-Y, en algunos casos, manifiestamente abiertas al deseo masculino…
-Sí, sí, afortunadamente. Sería terrible que no lo fueran. El tipo de mujer que yo represento debe ser accesible, bajo ciertas condiciones, debe ser cara, afortunadamente muy cara, pero accesible.


Helmut Newton (Berlín, 1920) se nacionaliza australiano en 1929. A los 16 años se inicia en la fotografía de "glamour" como aprendiz del fotógrafo berlinés Yva. En 1957 se muda a París, donde empieza a trabajar para las más afamadas revistas de moda y desnudos del momento (Elle, Marie-Claire, Vogue, Playboy...). En 1957 realiza su primera exposición individual en la galería Niko de París. Entre otros, ha sido galardonado con el premio del Club de Directores Artísticos de Tokio, el premio del American Institute of Graphic Arts, la Medalla de Oro del Club de Directores Artísticos de Alemania y ha sido nombrado Caballero de las Artes y las Letras por el Ministerio Francés de Cultura. En la actualidad vive y trabaja en Montecarlo.