Image: Juan José Millás

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El Cultural

Juan José Millás: "La vida es un proceso de despojo"

5 abril, 2019 02:00

Ilustración: Ulises

¿Qué libro tiene entre manos?
Tengo dos: Cambiar de idea, de Aixa de la Cruz, y Armas, Gérmenes y Acero, de Jared Diamond.

¿Qué le hace abandonar la lectura de un libro?
La sospecha de que no me va a dar más de lo que ya me ha dado en las páginas leídas.

¿Con qué personaje le gustaría tomar un café mañana?
Con Raskólnikov, el personaje de Crimen y castigo.

¿Recuerda el primer libro que leyó?
Sí, fue Cinco semanas en globo, de Julio Verne.

¿Cómo le gusta leer, cuáles son sus hábitos de lectura?
Libro electrónico y papel, indistintamente. Todas las tardes, entre las 4 y las 8, más o menos, en un sofá muy cómodo.

Cuéntenos la experiencia cultural que cambió su manera de ver la vida.
La comprensión del análisis sintáctico.

Acaba de publicar La vida a ratos, el diario de 194 semanas de un hombre llamado Juan José Millás. Así, sin caretas, sin artificios,y con todo el humor, el ingenio y las neuras que acostumbra. ¿Ya no está para disfraces?
La vida es un proceso de despojo hasta que te quedas como me he quedado yo en este libro.

¿Cómo se ha documentado para crear a su personaje? ¿Ha tenido más dificultades que con otros libros suyos?
Ha sido un trabajo muy lento, de varios años. No tengo la impresión de haberme documentado. Escribir era el modo de averiguar. Ha sido sencillo.

¿Y le gusta lo que ha averiguado?
No me lo planteo en términos de gusto o de disgusto. Diría que ha servido para alimentar mi curiosidad, que es difícil de saciar. ¿Me gusta lo que veo cuando asisto (y lo he hecho en una par de ocasiones) a una autopsia? Me resulta extraordinario, me extraña, y en esa medida me hace más consciente. Más instruido, si usted quiere.

¿Se podría decir que, aún teniendo la apariencia de un diario, es su obra más surrealista?
No es incompatible. La realidad es surreal.

Su personaje dice un buen día: “Hay pueblos que no están a la altura de su paisaje”. ¿Usted qué opina de esto?
Que es cierto. En Colombia, cuando la guerrilla, un taxista, mostrándome el panorama, magnífico, me preguntó: ¿Usted se imagina a este país en paz?

¿Cree, como su amigo el enfermo de la semana 194, que la sobreinformación que sufrimos es uno de los síntomas de la desinformación? ¿Cómo se defiende usted de eso?
Disponemos de muchos datos, pero los datos no se convierten en información hasta que se articulan para colocarlos al servicio del sentido. Yo procuro articularlos.

¿En el proceso de escritura, suele pensar en los lectores, necesita su complicidad?
No, solo pienso en las necesidades del texto, en llevar a buen puerto la lógica creada con las primeras páginas. Ahora bien, no dudo de la existencia de ese “lector implícito” al que, por habitar en el inconsciente, tenemos un acceso difícil, cuando no imposible.

¿Entiende, le emociona el arte contemporáneo?
A mí es muy fácil emocionarme.

¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?
De Edward Hopper.

¿Le importa la crítica? ¿Le sirve para algo?
Me importa, aunque intento que no. Por lo tanto, me sirve.

¿Qué tipo de música escucha habitualmente?
Escucho poca música. Tengo un problema con eso.

¿Qué película reciente le ha impactado?
Cold War, de Pawlikowski.

¿Qué libro nos recomienda para sobrellevar estos días de campaña electoral?
Sapiens, de Yuval Noah Harari.

¿Le gusta España? Denos sus razones.
Me gusta bastante porque transmite la impresión de ser un país bastante viejo y bastante nuevo a la vez. Un país en el que puede suceder algo. Esperemos que algo bueno.