John Irving. Foto: Casa de América

John Irving. Foto: Casa de América

El Cultural

John Irving: "EE. UU. está más dividido hoy que tras la Guerra de Vietnam"

11 mayo, 2016 02:00

Hacía casi 20 años que el escritor estadounidense John Irving (New Hampshire, 1942) no acudía a Madrid a presentar un libro. Y lo hace con una novela especial que, a pesar de abordar los temas recurrentes del narrador, tiene la peculiaridad de cambiar sus acostumbrados paisajes de Estados Unidos y Canadá por escenarios muy diferentes como México y Filipinas. Avenida de los misterios es un relato de la vida de Juan Diego, escritor famoso y profesor de Literatura afincado en Iowa, narrado en dos tiempos, el presente, en el que viaja a Filipinas para promocionar su obra; y el pasado, donde a través de sueños y recuerdos retrocedemos a cuando tenía 14 años y era un "niño de la basura", un buscador de milagros en un vertedero de Oaxaca (México).

La historia, pergeñada a finales de los años ochenta, refleja el mundo propio del escritor norteamericano e incorpora todos sus temas predilectos: la orfandad, el destino, la memoria, el sexo, la infancia difícil y, por supuesto, la creación literaria. A ellos se añaden dos temas novedosos que funcionan como pilares de la novela: el mundo onírico y la reflexión religiosa.

Pero, a pesar de mantener aspectos clave de la idea inicial, la historia original que planeaba Irving poco tiene que ver con el resultado final de la novela, que en principio ni siquiera iba a ser una novela. "Empecé este proyecto hacia 1988 o 1989, y durante los primeros diez años fue un guion de cine ambientado en la India sobre los niños que trabajan en los circos. En esos años escribí dos guiones y viajé varias veces a la India para documentarme". Durante siete años trato, junto a su amigo el director Martin Bell, de rodar en el país asiático, pero finalmente no fue posible. Si hubiera ocurrido no existiría esta novela.

Ya en 1997, ante la imposibilidad de rodar en la India, Irving se decidió a trasladar la acción de Bombay a México, donde la historia se enriqueció debido a la espiritualidad que el escritor trataba de incluir en el relato. "El niño siempre fue cojo, la niña clarividente y el orfanato jesuita, pero la historia encajó mejor en México que en la India porque allí la religión católica siempre está mucho más arraigada. Esa espiritualidad, esa creencia tan visible y tan clara de los mexicanos es clave. Quería que los niños fueran creyentes pero de lo milagroso. No creen en las ideas artificiales, en las políticas de la Iglesia ni en los hombres que las ejecutan".

Juan Diego y su hermana son testigos de un milagro que es clave en la trama. Las lágrimas de la Virgen son el detonante que hace que abandonen México. Él dice a los curas, 'estoy aquí por ella, no por vosotros'. "Pienso que recoge la forma de sentir de muchos fieles, que acuden a la iglesia por esta clase de fe, no por creer en su política". Otro aspecto clave en la relocalización final de la historia fue la intención de Irving de que un desertor de la Guerra de Vietnam, un personaje mucho más verosímil en México que en la India, apareciera en la novela y tuviera contacto con los chavales. "Quería que fuera esa figura heroica que todos tenemos en nuestra infancia. Ese 'gringo bueno', al que sabemos que le espera un destino fatal pero que los chavales tienen idealizado".

De película a novela y de novela a película

Precisamente, el 'gringo bueno' es el motivo por el que finalmente el guion se convirtió en novela. "En Navidades de 2008 o 2009, estaba hablando con el director y le dije que si la historia fuera una novela, la empezaría 40 años más tarde, haciendo que Juan Diego empezara su viaje en un avión, y con la promesa que le hizo al 'gringo bueno' de prestarle respetos a su padre en el cementerio de Manila (Filipinas)". Esta idea repentina es la que sustenta la otra mitad de la novela, la que representa el presente del personaje y en la que tiene un peso decisivo la memoria y el mundo onírico como ventanas al pasado.

La vuelta de tuerca más sorprendente, es que finalmente la historia, una vez hecha novela, puede volver al formato original de guion y convertirse también en película, algo que Irving contempla con optimismo. "Ya tenemos buscadas las localizaciones y muchos detalles planeados, y ya he escrito el guion varias veces. La película, como está planeada a día de hoy, contaría un año de la novela, comenzando con un niño de la basura que ha aprendido a leer por sí mismo y llama la atención de un jesuita, y terminando con el niño tomando un avión hacia Iowa. No existiría el Juan Diego mayor, ni la trama de Filipinas..." El escritor, que actualmente se halla escribiendo el guion de una miniserie para HBO sobre El mundo según Garp, asegura que no tiene ninguna prisa porque ha descubierto que hace mucho mejor las cosas si las observa con cierta distancia. "Aunque serán dos o tres años de espera en lugar de veinte".

Los Estados "Desunidos"

Un personaje como Juan Diego, nacido en un vertedero mexicano y perfectamente integrado en la cultura norteamericana como escritor y profesor, sería algo impensable en los Estados Unidos que plantea el polémico candidato republicano a la presidencia, Donald Trump, sobre el que Irving no ha tenido problema en opinar. "En primer lugar, el muro es imposible, como lo son muchas de las propuestas del Sr. Trump. Nunca se me ha dado muy bien las predicciones políticas. Con 20 años pensaba que nunca volvería a ver el país tan dividido como hacia el final de la Guerra de Vietnam, pero me equivocaba. Hoy en día lo está más. Históricamente Estados Unidos nunca ha sido un país unido, sino ocho o nueve países diferentes".

"Espero no equivocarme una vez más al decir que le señor Trump no puede ganar. Aunque Trump es malo, cualquiera de los competidores que ha vencido dentro del Partido Republicano son todavía perores", asgura en referencia a los derrotados Ted Cruz y Marco Rubio. Además, Irving ha arremetido también contra el candidato demócrata Bernie Sanders. "No hay que perder la perspectiva de que Trump y Sanders son muy similares. Están sacando partido de gente enfadada y que no se siente representada por el establishment. Los dos tienen muchas cosas en común, ofrecen soluciones simples e irreales a problemas complejos".