Image: Ventura Pons

Image: Ventura Pons

El Cultural

Ventura Pons

"El protagonista de Año de Gracia estaría con los jóvenes manifestándose"

2 marzo, 2012 01:00

El director Ventura Pons flanqueado por los protagonistas de Año de Gracia, Rosa María Sardá y Oriol Pla. Foto: Marta Pérez

Hoy se estrena su nueva película, 'Año de gracia', que invita a ver la crisis en clave de humor

Hace 35 años que rodó su primera película y Ventura Pons no se cansa de hacer cine. Va por el mundo con los ojos abiertos por si se le cruza una idea con la que urdir una historia, como sucedió con Año de Gracia, una comedia en torno a la relación de un joven de pueblo y una anciana que tienen en común tres cosas, sólo tres: comparten piso, juegan a las cartas y viven en un país que ha decepcionado a todos. La circunstancia le sirve al cineasta catalán para hablar, una vez más, de la soledad del urbanita, pero también de la de los jóvenes y los ancianos en mitad de esta crisis que "debemos mirar con optimismo". Tras el preestreno ayer ante 1.800 personas ("a más local sea el cine, más universal es", señala al respecto de este dato), hoy llega a los cines. La protagoniza su querida Rosa María Sardá junto al joven Oriol Pla, cuyo personaje, de cobrar vida, estaría hoy en las calles con el resto de estudiantes españoles.

Pregunta.- Tengo entendido que la historia de Año de Gracia se le ocurrió de la forma más improbable...
Respuesta.- Totalmente. Por un lado, yo conocía la existencia de un programa que se llama Vivir y convivir, de la televisión catalana, sobre gente mayor que acoge a jóvenes en sus pisos. Me interesaba este asunto. Por otro, hace un tiempo, andando yo con prisa por comprar unos libros a última hora, porque al día siguiente me iba al festival de Toronto, me encontré con un hombre en la librería que decía que él y yo habíamos estudiado juntos en el internado, en el mismo internado en el que empieza Soldados de Salamina. Me dijo que su hijo estaba estudiando en Barcelona y que allí había vivido con una anciana con muy mal carácter con la que se llevaba fatal pero que ella le había inoculado el veneno de jugar a las cartas. En fin, que me despedí del señor y de vuelta a casa pensé que había una historia en la convivencia entre una mujer al final de su vida y un joven que lo tiene todo por hacer. Fíjate yo, con todas las adaptaciones que he hecho, dónde encontré esta historia. Aunque en el fondo tiene que ver con mi carrera, porque siempre me han interesado los personajes, las personas.

P.- Aunque es una comedia, toca de soslayo un tema que es la falta de comunicación entre jóvenes y mayores.
R.- Sí, la película tiene un abanico muy amplio. De no haberla hecho en clave de comedia sería un drama, porque habla de personajes solos y de chicos que viven en esta sociedad que ha llegado a unos extremos... sin embargo, lo que quería era hablar de esto para dejar de ver el vaso tan vacío, para demostrar que para tirar adelante es importante entenderse con los demás. Yo no soy pretencioso y mis películas no tienen un mensaje, pero hay en ellas problemáticas y situaciones.

P.- Lo de titularla Año de Gracia tiene guasa, con la que cae.
R.- Es que invita a ver el lado bueno y, aunque es muy fabuladora, estoy seguro de que muchos verán en ella la historia de sus vidas, son personajes muy reconocibles. La solución a tanto mal está en mirarnos en las cuatro cosas que tenemos alrededor. Mi carrera, por ejemplo, ha consistido en espabilarme, porque nadie nos va a resolver la vida si no lo hacemos nosotros mismos. Si la gente se lo pasa bien en la película, a mí me vale.

P.- Rosa María Sardá y Ventura Pons, Ventura Pons y Rosa María Sardá.
R.- Rosa es un lujo para cualquiera, ella y yo hemos hecho la carrera juntos. Su primer papel importante fue conmigo en teatro en el año 69. Es una actriz exigente, meticulosa, trabajadora. Te hace todo, tiene una capacidad analítica con los personajes que funciona muy bien. Yo fui su padrino de bodas y, a pesar de que somos como familia, el trabajo es el trabajo y los dos discutimos mucho las cosas. Las escuelas de cine tendrían que ver su trabajo a cámara lenta.

P.- Y luego está el joven Oriol Pla. ¿Contento con su trabajo?
R.- Mucho, él era el gran reto: si me fallaba, no había película, porque él es la columna vertebral.

P.- Pla interpreta a un joven que, como muchos, se está dando de bruces con una realidad que en nada se parece a la que le habían prometido. Mire los estudiantes de todo el país.
R.- Estoy seguro que este personaje estaría manifestándose con ellos, claro que sí. Esto de los estudiantes hace mucho más vigente la película.

P.- El suyo es un cine muy catalán con vocación universal. ¿Es correcto?
R.- Mire, esta noche asistirán 1.800 personas a la premier. Cuanto más local es un cine, más universal es. Aunque sea una película pequeña, ya ha estado en Nueva York, la semana que viene se verá en México y pronto en Chicago. Pero la cámara la tienes que colocar en algún sitio, y mejor hacerlo donde conoces el terreno. El barrio de Gracia tiene este carácter de ser como un pueblo en el que conviven los vecinos de toda la vida con los jóvenes que ahora lo han tomado.

P.- ¿Defiende la existencia de una cinematografía catalana? ¿Vive un buen momento el cine rodado allí?
R.- Claro que la hay, vamos con el mundo con pasaporte español pero, ya lo dice la Constitución, la pluralidad del país, del Estado, de las culturas... En Cataluña están yendo bien las cosas, pero el cine es como el vino, depende de la cosecha del año y no hay que dormirse en los laureles. Pero esto no es nuevo, en Cannes siempre ha habido películas catalanas, sólo que antes la prensa no recogía este hecho.

P.- Acaba de entrar en vigor la Ley Sinde. Recuerdo que Saura me dijo un día que no le importaba que se bajaran sus películas mientras las copias fueran de calidad. ¿Qué le parece?
R.- Con Saura estoy en desacuerdo, yo vivo de mi trabajo y él también y tenemos que defenderlo ¿Cómo vamos a decir que está bien que las roben? No, hombre, no. Lo que hay que crear son condiciones para que la gente se las pueda bajar pagando. Tengo amigos que son dueños de restaurantes y que hablan de que se han bajado tal peli o tal otra y me dan ganas de decirles, pues mañana voy a venir yo a comer aquí sin pagar. Mi trabajo algo valdrá, ¿no? O me lo dan todo gratis -el dentista, el zapatero...- y eso ya sería otra sociedad, o que me paguen lo mío. Me molesta cuando dicen que los internautas exigen lo que sea. Pues no, yo también soy internauta y no entro en ese saco. A todos nos duele lo que está pasando en las salas y que nadie haga nada por preservar la magia del cine. Pero, dicho esto, el digital, que es maravilloso, es el presente, no el futuro, porque ya lleva el cine a sitios que antes no llegaba. La solución pasa por controlar este desmadre tremendo que ha habido.

P.- Al margen de su comunidad autónoma, el grosso el cine español, en general, sigue en permanente mala racha. Y no sólo por las descargas...
R.- El español es un buen cine al que le cuesta llegar a su gente. Quizá no llega porque no nos lo proponemos, alguna responsabilidad tendremos los propios profesionales, aparte de exhibidores, distribuidores y de María santísima. Hace 35 años que hice mi primera película y esta problemática vengo oyéndola toda la vida, quizá la gente no resuelve porque no quiere.

Ver otros Buenos Días