Fermín Egido, segundo por la derecha, durante una prueba en Odesa.

Fermín Egido, segundo por la derecha, durante una prueba en Odesa.

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Un alicantino organiza la primera prueba deportiva en Kyiv tras la guerra para llevar esperanza los ucranianos

Fermín Egido, director del circuito Oceanman, ya ha solicitado los permisos a las autoridades locales para celebrar en julio una competición de natación en el río Dnipro.

15 marzo, 2023 06:20
Alicante

"Vamos a nadar por Ucrania". Este es el mensaje con el que Oceanman, circuito internacional de pruebas de natación en aguas abiertas, ha anunciado esta semana en sus canales oficiales que viajará este verano a Kyiv, en pleno ojo del huracán bélico, para organizar una competición de apoyo al pueblo ucraniano.

El alicantino Fermín Egido, director de Oceanman y de otras competiciones deportivas populares, como la Costa Blanca Bike Race, ha sido el encargado de lanzar esta iniciativa, cuyo objetivo es "llevar la esperanza a nuestros amigos ucranianos".

No es la primera ocasión en la que Egido mete la cabeza dentro de un avispero por razones humanitarias. Además de las razones empresariales, ya que la comunidad ucraniana era una de las más activas del universo Oceanman antes de la invasión rusa, están las sentimentales. La mujer de Egido es ucraniana y gran parte de su familia política y de sus amigos están repartidos por el frente bélico.

[Fermín Egido (Oceanman): "Tenemos que tomar parte activa, concienciar de lo que está pasando en Ucrania"]

El alicantino, nada más comenzar la invasión, ya activó una red solidaria internacional entre la comunidad de nadadores para ayudar y dar asilo a los ucranianos que en los primeros meses salieron del país huyendo de las bombas.

"Teníamos 6.000 clientes ucranianos y llegamos a celebrar dos competiciones allí", recuerda el empresario, cuyo circuito de natación en aguas abiertas, uno de los deportes nacionales en Ucrania, tiene presencia ya en cinco de los siete continentes.

El pasado verano, una prueba Oceanman celebrada en Polonia provocó una avalancha de nadadores ucranianos, deseosos de olvidar las penas de la guerra y de recuperar la normalidad durante unos días.

"Fue una experiencia muy gratificante porque para ellos era cambiar de aires, salir unos días y tener un día de vida normal es mucho", explica Egido. "Muchos de nuestros amigos están en las trincheras y en el frente, pero siguen entrenando a pesar de un año ya de guerra. Una competición así les daría mucho ánimo", señala.

Llegada a la meta de algunos de los participantes de la prueba.

Llegada a la meta de algunos de los participantes de la prueba.

La competición, primera de índole deportiva e internacional tras la invasión, está prevista para el 15 y 16 de julio en el río Dnipro y ya se han iniciado los contactos con los dirigentes ucranianos para la solicitud de los permisos.

"Garantías totales de seguridad no hay, porque vamos a una zona de guerra. Cada participante deberá firmar un certificado para confirmar que compite bajo su responsabilidad. Mis socios ya han hablado con el Ayuntamiento de Kyiv y al principio tenían ciertas reticencias, pero también entienden que es una buena forma para insuflar energía y esperanza. Además, es una posibilidad de que ojos llegados de todo el mundo cuenten la realidad de lo que están viendo", reflexiona.

De momento, la comunidad española y extranjera, sobre todo turca, italiana y polaca, ya han mostrado interés por viajar a Ucrania, algo que no es nada sencillo en estos momentos.

La prueba, además, también pretende ser una excusa para dotar de recursos al pueblo ucraniano, ya que se destinará el 50% de todas las cuotas de inscripción para la compra de equipos deportivos para escuelas deportivas infantiles y juveniles en Kyiv. "Queremos demostrarles con nuestra presencia que a pesar de todo lo que están pasando no están solos, darles esperanza y decirles que la vida les espera", añade el empresario.

Mucho riesgo

Egido no oculta que esta competición bajo el fuego ruso no es una más del circuito y admite supone toda una aventura "porque no puede haber nada seguro del todo ni garantizado". Y menos a cuatro meses vista.

"Las bombas caen sobre Kyiv cada semana. La gente muere allí. Cuatro amigos míos ya han muerto, otros están heridos de gravedad y miembros de mi familia llevan un año metidos en una trinchera. Nadie es el mismo de antes allí. Ni siquiera yo, que no es mi país el que está en guerra, soy el mismo", reflexiona con pesar Egido, quien pide la ayuda económica de toda Europa para frenar la invasión rusa.

"No está en juego solo Ucrania. Lo que pase allí puede marcar el futuro de toda Europa. Nosotros solo somos deportistas y gente que ama la natación, pero no podemos darle la espalda a las injusticias y a la gente de nuestra comunidad", concluye Egido, quien cerró de un portazo las puertas del circuito Oceanman a Rusia, otro de los clientes más potentes y sede de varias pruebas, tras la invasión.