
Mario Hezonja celebra una canasta en el segundo partido de la final de la Liga Endesa. EFE
El Real Madrid somete a Valencia Basket en la prórroga y encarrila su triunfo en la final de la Liga Endesa
Los de Chus Mateo le dieron de su propia medicina a los valencianos en el tiempo extra a base de triples (102-96).
La Liga Endesa empieza a teñirse de un claro color blanco. El Real Madrid doblegó a Valencia Basket en el segundo encuentro de la serie y puso el 2-0 para hacer valer el factor cancha. [Así vivimos la victoria del Real Madrid ante Valencia Basket]
En una montaña rusa que tuvo que ir a la prórroga para encontrar a su vencedor, los blancos sobrevivieron al bombardeo constante de triples de los visitantes durante todo el encuentro. Los 18 aciertos desde el perímetro de Valencia no fueron suficientes para asaltar el Movistar Arena, aunque sí para dar un susto de muerte.
Paradójicamente, fue el tiro exterior el que condenó a Valencia Basket ya en la prórroga. Llull forzó el tiempo extra y tres triples consecutivos en el inicio del mismo -dos de Andrés Feliz y otro de Garuba- terminaron por ajusticiar a un combativo Valencia que tratará de resistir lo imposible en su cancha.
Los blancos arrancan con fuerza
Quería el Real Madrid dar otro puñetazo encima de la mesa en esta final de la Liga Endesa. Pensando que Valencia Basket podría estar tocado de moral después de la derrota del primer encuentro, los de Chus Mateo olieron la sangre y se abalanzaron sobre su presa en un arranque brutal.
Una buena penetración por aquí, un triple de Abalde por allá, y así, casi en un abrir y cerrar de ojos, los visitantes se vieron forzados a parar el partido porque el Real Madrid mandaba por 13-5 y amenazaba con seguir haciendo cada vez más grande la brecha.
Aquella decisión de Pedro Martínez cambió el sino del encuentro. Valencia Basket encendió la máquina de los triples y empezó a instaurar el nerviosismo en el Movistar Arena. El resultado de todo aquello, ocho aciertos desde el perímetro en los primeros diez minutos de juego, una auténtica salvajada.

Campazzo celebra una canasta en el partido de la final ante Valencia. EFE
El parcial de 1-14 favorable a los visitantes hizo saltar todas las alarmas, y Chus Mateo no tuvo más remedio que intervenir. La sangría de triples siguió, pero al menos los blancos reaccionaron hasta el 22-25 del último triple de López-Arostegui sobre la bocina.
Como en el patio de un colegio, el ritmo y el vértigo se apoderaron del partido. Y eso para un espectador medio es un auténtico regalo en una final en la que los nervios y el agarrotamiento pueden jugar una mala pasada.
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Valencia Basket siguió acertando desde la línea de triple. Tanto, que estiró el marcador hasta el 29-38 del ecuador de este segundo cuarto mientras alcanzaba ya los dobles dígitos en los lanzamientos desde el perímetro.
No quería marcharse del partido antes de tiempo el Real Madrid, así que apretó las tuercas y los dientes para revertir la situación. Un triple de Hezonja a falta de 40 segundos para el descanso volvió a poner por delante a los blancos. Y una nueva canasta del croata puso el 48-45 en el intermedio.
Máxima igualdad
El tercer cuarto fue el reflejo de la igualdad. Si en el primer cuarto el Real Madrid había tenido una diferencia notable y Valencia logró lo propio en el segundo, en este tercer parcial ninguno de los dos consiguió despegarse en el marcador.
Abalde tiró del carro del Real Madrid para alcanzar los dobles dígitos en anotación, y mientras tanto Valencia se sostenía a base de triples. El 69-68 al término de este tercer cuarto dejaba todo en el aire para los diez minutos finales. Emoción al máximo.
El tramo decisivo arrancó con Valencia dando un golpe de efecto al partido. Enseguida se puso por encima en el marcador y se vio incluso con una ventaja que atemorizó al Real Madrid. 73-82 para los visitantes a falta de seis minutos. El partido no estaba muerto, pero sí en un punto crítico.
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Montero y Costello prolongaron el idilio de los valencianos con los triples, y así parecía muy complicado que el Real Madrid pudiera reducir las diferencias, pero lo consiguió. Una penetración de Campazzo redujo las diferencias a tan sólo un punto, y quedaba mucha tela por cortar.
Llull igualó el marcador (89-89) a falta de ocho segundos y el partido se marchó a la prórroga. Un espectáculo de este calibre bien merecía al menos cinco minutos más de juego.
A la prórroga
La igualdad de los minutos previos auguraba una prórroga de infarto, pero resultó que no lo fue tanto porque el Real Madrid le dio de su propia medicina a Valencia Basket. Los blancos, sometidos a base de triples durante todo el choque, voltearon la balanza a su favor.
Tres triples consecutivos allanaron el camino nada más empezar y desembocaron en la victoria de los de Chus Mateo. Andrés Feliz abrió la veda, Garuba le dio continuidad y fue el propio Feliz el que cerró esta serie de triples consecutivos de los locales.

Dzanan Musa celebra una canasta en el segundo partido de la final de la Liga Endesa. EFE
Valencia Basket no bajó los brazos, es cierto, pero con tan poco margen la montaña se le hizo demasiado grande como para pensar en escalarla. El Real Madrid amarró la segunda victoria y puso el 2-0 en una serie que ahora se va para Valencia. Allí, los blancos tratarán de dar el golpe definitivo.
Real Madrid 102 - 96 Valencia Basket
Real Madrid: Campazzo (18), Abalde (10), Hezonja (13), Ndiaye (4), Tavares (9) -cinco inicial-, Llull (2), Garuba (10), Feliz (14), Bruno Fernando (10), Musa (12).
Valencia Basket: Montero (23), Badio (5), Puerto (-), Pradilla (4), Reuvers (11) -equipo inicial-, Jones (9), López-Aróstegui (14), Soriano (3), Costello (16), De Larrea (-), Jovic (6), Sestina (5).
Árbitros: Emilio Pérez Pizarro, Óscar Perea y Francisco Araña. Sin eliminados.
Incidencias: segundo partido de la final de la Liga Endesa, disputado en el Movistar Arena de Madrid ante 11.142 espectadores. En la previa se guardó un minuto de silencio en memoria de Sergio Nieto, socio número 1 del Real Madrid, tras su fallecimiento.