El gesto parece insignificante, pero lo dice todo. En un restaurante, el camarero se acerca con la carta de vinos y, casi de forma automática, la entrega al comensal masculino. A la mujer, como mucho, le queda el papel secundario de “acompañante”.
“Cuando me pasa, respondo con humor: sí, más que el señor”, cuenta la sumiller y escritora Meritxell Falgueras (Barcelona, 1981). Esa anécdota, tan cotidiana como reveladora, dio título a su último libro y sintetiza una realidad que aún marca el pulso del sector: el vino sigue teniendo aroma patriarcal.
Falgueras, quinta generación del histórico Celler de Gelida y voz inconfundible del panorama vinícola español, lleva más de dos décadas traduciendo el lenguaje del vino en metáforas accesibles, culturales y, por qué no, feministas.
Mujeres del vino, Meritxel Falgueras (Planeta Gastro)
Licenciada en Humanidades, con una sólida carrera como comunicadora, ha convertido su pasión en un altavoz para visibilizar lo que otros prefieren no mirar: las desigualdades que persisten entre copa y copa.
Mujeres con nombre propio
El sector vitivinícola español emplea a más de 400.000 personas, pero solo el 40 % son mujeres, según la Organización Interprofesional del Vino de España.
Y aunque ellas representan más de la mitad de la población y son responsables de comprar el 70 % del vino que se consume en el mundo, su visibilidad como profesionales aún es limitada.
Primera cena de Mujeres del vino con elaboradoras, periodistas y comerciales, en marzo de 2019.
El colectivo Mujeres del Vino, que Falgueras impulsa junto a la viticultora Anne Cannan, ha recogido datos que no dejan lugar a dudas:
• El 90 % de las profesionales del sector ha sufrido comentarios machistas u ofensivos.
• El 62 % ha sido tratada de forma distinta en reuniones o negociaciones por ser mujer.
• Un 57 % se ha sentido invisible y un 54 % ha tenido que escuchar comentarios paternalistas.
A pesar de que un 80 % de las mujeres del sector cuenta con estudios universitarios o superiores, apenas un 15 % alcanza puestos directivos. “Dos de cada cinco mujeres consideran que el hecho de ser mujer ha frenado su profesión”, denuncia Falgueras.
Con un estilo fresco y cercano, Meritxell ha sabido tender puentes entre el vino y otras disciplinas. Sus libros buscan romper con la rigidez de un lenguaje históricamente diseñado por y para hombres.
También lo hace desde su pódcast Una botella compartida y en sus colaboraciones en medios como RNE, La Vanguardia o El Nacional, donde habla de vino como se habla de música, cine o moda: con emoción y sin jerga excluyente.
Premiada con la Nariz de Oro Joven Promesa en 2007 y nombrada Sumiller del Año por Esquire en 2011, Falgueras no solo catapulta etiquetas y bodegas, sino también debates incómodos.
Con la primera Master of Wine Española, Almudena Alberca, en la sala de catas del Celler de Gelida.
“El empoderamiento femenino no consiste en comprar lo que antes compraban ellos, sino en hablar del vino a nuestra manera, emocionarnos y reivindicar nuestro espacio sin pedir permiso”, afirma.
El futuro del vino también es femenino
El panorama, sin embargo, empieza a cambiar. Las herederas de bodegas familiares, enólogas con formación internacional y sumilleres que dirigen salas con naturalidad marcan una feminización que se ha vuelto irreversible. Las nuevas generaciones ya no dudan en reclamar su sitio, y Falgueras se erige como referente de ese movimiento.
“Las historias de éxito de mujeres viticultoras, sumilleres, propietarias de bodegas o periodistas del vino pueden inspirar a las futuras generaciones”, asegura. Su objetivo es claro: que un día el colectivo Mujeres del Vino deje de ser necesario.
“Ojalá lleguemos al punto de enterrar este movimiento. Eso significará que la igualdad ya se habrá servido en la mesa”.
Hasta entonces, Meritxell Falgueras seguirá descorchando realidades incómodas con la misma pasión con la que habla de un gran reserva o de un blanco mineral. Porque, como ella misma recuerda, “el vino se disfruta más cuando también sabe a justicia”.
