
La Bodega del Arte, como se conoce a Bodega Enate.
La 'Bodega del Arte' que reivindica los grandes vinos desde el Prepirineo: con esculturas de Chillida
Bodegas Enate, y ahora, desde hace pocos años, acompañada de Bodegas Laus, forman un tándem formidable que reivindican los grandes vinos del Somontano
Más información: Enate Tempranillo Syrah y Laus Garnacha, las dos caras de una misma casa en el Somontano
Desde un bonito mirador y merendero ilustrado, situado en los altos del valle de Enate, se observa una enorme extensión de viñedos. Jesús Sesé, socio de la bodega que tomó para sus marcas el nombre de ese valle, va señalando.
“Aquello de allí es todo chardonnay”, comenta, “y de ahí sale el famoso Enate Chardonnay 234. Aquello de la derecha es todo de merlot, nuestra variedad más compleja y difícil, pero que da vinos estupendos y muchas satisfacciones”.
Así, paso a paso, va explicando las diferentes parcelas que se ven desde lo alto. “Esto es sólo una parte", añade Sesé, "porque desde que se compró Laus prácticamente hemos duplicado el viñedo, que ya te enseñaré”.

Bachimaña, el viñedo más alto al oeste del Somontano, en julio.
Pero empecemos por el principio. El valle de Enate está situado en el Prepirineo de Huesca, que es un enclave paisajístico único, en torno a la ciudad de Barbastro, y que se extiende por valles y montes hacia la Sierra de Guara.
Toda la zona está regada por el río Vero y vigilada desde lo alto por el Monasterio de El Pueyo. En estas tierras se asienta una de las denominaciones de origen más joven y a la vez más dinámica de todo el panorama español, que es el Somontano.
Bodegas y Viñedos del Alto Aragón, nombre oficial de la firma que comercializa con la marca Enate, Laus, y otra serie de bodegas más, como Viñas del Vero, propiedad en la actualidad de la jerezana González Byass.
También, Bodegas Pirineos, propiedad de la sanluqueña Barbadillo; Sommos, por nombrar las más grandes, más un grupo de bodegas más pequeñas, como Otto Bestue, Meler, Fábregas…y una docena más constituyen la D.O. Somontano.
Antes de 1984, en que fundada la D.O., tan sólo había allí una bodega histórica y centenaria: Lalanne, fundada por un bodeguero bordelés del mismo nombre que cruzó el Pirineo y se instaló aquí, huyendo de la plaga de la filoxera.
Ahí todavía sigue y es una delicia visitarla. También había algún bodeguero pequeñito, que no estaba agrupado en la otra bodega grande, la Cooperativa llamada Somontano del Sobrarbe, que trabajaba fundamentalmente con dos variedades locales de no demasiado recorrido, que son la “parraleta” y la “moristel”.
La intervención del Gobierno de Aragón, que implicó a bancos y cajas locales, permitió la construcción de una gran bodega, Viñas del Vero, y la transformación de la cooperativa en Bodegas Pirineos.
En 1991 aparecieron por allí unos empresarios privados, la familia Nozaleda. Oriundos de Asturias, emigraron a México y posteriormente volvieron con suficientes medios como para participar en importantes inversiones, entre ellas la construcción de una poderosa bodega, realizada por el arquitecto Jesús Manzanares.
Se asociaron con Sesé, que ponía los primeros viñedos y bajo el mando de Luis Nozaleda, se lanzaron al mercado con total éxito.
Como la mayoría de las bodegas de Somontano se inclinaron por las variedades internacionales, como cabernet sauvignon, merlot, syrah, en tintas, aunque posteriormente introdujeron las tempranillo y garnacha.
En cuanto a blancos, la chardonnay, fundamentalmente, con la alemana gewürztraminer. Jesús Artajona, el enólogo de la casa desde el principio, supo dar a los vinos una modernidad que triunfó en toda España.
La bodega y la denominación de origen iban viento en popa y tanto, que en 2005 se construyeron dos macrobodegas, una era Laus y la otra Irius. Laus la pone en marcha Luis Zozaya, navarro afincado en Zaragoza y con poderosos intereses en la construcción. Se lanza sin complejos.
Por una parte, realiza una obra faraónica de bodega; y por otra realiza un trabajo más faraónico todavía que fue el de desbrozar media montaña, camino de la Sierra de Guara para montar viñedos en terrazas.
El negocio no funcionó. Cuando se pinchó la burbuja inmobiliaria y se entró en crisis, aquí como en otros sitios funcionaron los profesionales, los que entendían de verdad el negocio del vino. Irius tampoco aguantó y ahora es Sommos.

La sala de barricas de Enate.
Tras el paso de algunos años, Enate compró Laus en un concurso público, y además de quedarse con la macrobodega, también con los impresionantes viñedos de montaña.
En la actualidad la firma es propietaria de 450 hectáreas, más otras 100 que controlan. Al frente de todo el viñedo están los Jesús Sesé, padre e hijo. Y al frente de la elaboración en Laus el enólogo de siempre de esta casa, Jesus Mur.
Luis Nozaleda, con toda lógica, decidió que Laus no debía competir con Enate en el estilo de vinos, así que está bodega se está lanzando a las variedades locales, con la garnacha como bandera. La tinta y la blanca, para hacer vinos de los dos colores.
También acaban de poner en marcha un guiño veraniego, un “frizzante” que se llama Blum by Laus, con garnacha y un toque dulce y de carbónico, orientado a triunfar en los chiringuitos de la costa Mediterránea.
A Enate se la conoce como la Bodega del Arte. Muy aficionados a ello, la familia Nozaleda compró obras a docenas de artistas con los que ilustrar las etiquetas de los vinos. También apoyan a artistas jóvenes, y siguen metidos en ese mundo.
Dentro de la bodega hay una gran sala de exposición de cuadros y esculturas. En el espectacular museo están las obras de Tapies, Chillida, Canogar, Saura, Broto, José Beulas, Pepe Cerdá, Salvador Victoria y muchos más que pueden disfrutar los visitantes.
Fue en la sala de catas de la bodega donde Jesús Artajona, el enólogo, preparó una muy especial para el grupo de periodistas que visitamos la firma.
En primer lugar, aparecieron sus tintos de las diferentes variedades que se llaman Merlot-Merlot, Cabernet-Cabernet, Syrah-Syrah, que empezaron llamándose así porque juntaron un merlot de una zona con el de otra; y al final les gustó ponerlos seguidos así en la etiqueta.
Todos muy buenos, pero el que más me llamó la atención fue el Merlot-Merlot de 2021. Sutil, elegante, pero a la vez directo. Con 15 meses de barrica presenta aromas de fruta fresca, tonos florales, pimienta negra; y la boca es potente, con estructura, muy salino y rico. Su precio, lo mismo que cabernet y syrah, es de 25 euros la botella.

Merlot-Merlot 2021.
Tienen más tintos como el alta gama, Enate Uno, tanto en tinto como en blanco. Un Reserva de cabernet y un conjunto de blancos espléndido, aparte del Chardonnay 234, que vale 9´50 euros y que es soberbio, fresco, sabroso, muy rico que es la punta de lanza de la bodega.

Chardonnay-234.
O el Enate Chardonnay Fermentado en Barrica del 2022, lleno de fruta madura blanca, los tonos vainilla y tostados de la madera; y una boca con grasa, estructura, larga y sabrosa. P.V.P. 19 euros.

Enate Chardonnay Fermentado en Barrica 2022.
Enate lleva ya 34 años impulsando los vinos del Somontano y ahora, con la transformación de Laus se dará otro paso adelante. También son propietarios de Las Moradas de San Martín, probablemente el mejor vino tinto de la D.O. Vinos de Madrid, hecho con estupendas garnachas de Gredos en la zona de San Martín de Valdeiglesias.
En conjunto, gente seria que dan paso a nuevas generaciones, como Luis Nozaleda hijo, que trabaja codo con codo con Jesús Sesé hijo, y que representarán el futuro que les están preparando sus padres. Gente seria y vinos serios.