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En el corazón del Paseo de la Habana, Bascoat es un homenaje contemporáneo a la cocina vasca donde el producto y la hospitalidad se entrelazan en una experiencia que trasciende la simple comida. Con una atmósfera cálida de maderas naturales, guiños a los caseríos norteños y una luz que invita a alargar la sobremesa, este templo culinario nos prepara el ánimo para un viaje sensorial que es, ante todo, humano y cercano.

Bascoat es el proyecto de alta cocina de Nagore Irazuegi y Rodrigo García, artífices también del exitoso Arima en Ponzano. Un restaurante que no deja a nadie indiferente y que, como prueba, ha sido el más votado en los TheFork Awards 2024.

La carta, lejos de la rigidez de un menú cerrado, se despliega en pequeños bocados y medias raciones, permitiendo al comensal construir su propio relato culinario. Aquí, la tradición se reinterpreta con sutileza: gildas 2.0 y anchoas en salazón que evocan barras donostiarras, alubias de Tolosa, kokotxas, txipirón y rodaballo a la parrilla, o la txuleta de vaca vieja, jugosa y ahumada, que es toda una declaración de intenciones. El final dulce, con tocino de cielo cítrico o una tabla de quesos, es el broche perfecto para quienes buscan algo más que una comida: una memoria.

Bascoat - detalle sala

Pero si hay un elemento que eleva la experiencia, es la carta de vinos, orquestada por Alejandro Fernández, sumiller y alma de la sala. Con casi 500 referencias, la bodega de Bascoat es un viaje alrededor del mundo, con paradas obligadas en el País Vasco francés, Italia, Grecia y, cómo no, los grandes clásicos de Rioja y Champagne. En la propuesta líquida hay vinos para descubrir, “vinos de estraperlo” solo revelados a quienes cruzan la puerta, y una selección por copas que permite explorar sin miedo. En manos de Álex, así le conoce el equipo, el vino no es solo acompañamiento, es emoción, sorpresa y conversación.

Bascoat no es solo un restaurante, es una casa de comidas donde cada detalle, desde el primer plato hasta el brindis, busca que el comensal se sienta en casa, pero con la emoción de descubrir algo nuevo en cada visita.

Álex, en su medio

Emoción embotellada

Al sumiller de Bascoat no le resulta fácil recomendarnos un solo vino, pero cuando se trata de elegir algo que le haya emocionado especialmente, lo tiene claro: “Goliardo Caíño 2022, de la bodega Forjas do Salnés (Rías Baixas), un tinto con una acidez vibrante, una boca estrecha y muy profunda; un vino de suelo arenoso que me puso los pelos de punta”.

Forjas do Salnés es una bodega familiar que destaca por su un meticuloso trabajo en la viña y una elaboración tradicional basada en las raíces de la tierra. Todo empezó en 1912, cuando Francisco Méndez plantó su primera viña de albariño en la Finca El Torno, ubicada en la localidad de Meaño, en la subzona del Salnés, y empezó a elaborar vino de cosechero. En la actualidad, la bodega gestiona alrededor de tres hectáreas de viñedo propio, a menos de 100 metros de altitud, y otras tantas arrendadas.

Goliardo Caíño 2022

Este vino se elabora a partir de viejas cepas de caíño tinto de entre 40 y 180 años, sigue una vendimia manual y la fermentación se lleva a cabo en tinas de madera de 2.500 litros con un 30% del raspón. Se embotella tras una crianza de 12 meses en barricas neutras de roble francés de 500 litros.

“Me gusta este tinto porque tiene una boca muy fluida que, lejos de acortarse rápido, sorprende con un retrogusto largo y profundo, una sensación de frutilla roja y unos aromas reductivos que me encantaron”, explica Alejandro Fernández. “El equilibrio entre alcohol, acidez y estructura es de 10; es un vino muy redondo y con un tanino muy pulido”. Fresco, elegante e intenso, una fantasía para los amantes de los tintos atlánticos. Precio: 29,90 euros