Es la gran variedad de moda en blancos, y se nota porque en cualquier bar, que no sea cutre, cuando antes pedías un vino de esta categoría, el camarero te preguntaba si verdejo o albariño. Ahora ya te ofrecen también godello. Es verdad que el consumo de blancos ha crecido de manera notable, no sólo en España, sino en todo el mundo; y en esa ola se ha subido con fuerza esta variedad de origen en Valdeorras, Ourense, en Galicia; aunque la hay también muy buena en Bierzo, y ahora se está plantando también en otras zonas del noroeste como Monterrei o Ribeiro.

Curiosamente, sin embargo, es una variedad de uva que se salvó por los pelos de su desaparición. Tras la plaga de la filoxera que arrasó Galicia como el resto de España, en estas zonas replantaron con la variedad palomino, la misma de Jerez, que bajo las lluvias atlánticas da mucho rendimiento, aunque eso fuera en contra de la calidad. Sólo la provincia de Pontevedra, lo que hoy es Rías Baixas, se mantuvo al margen de ese movimiento conservando su autóctona albariño.

Los viñedos de Valdeorras estaban llenos de palomino; y fue a principios de los setenta, cuando un pequeño grupo de eruditos encabezado por Luis Hidalgo, catedrático de viticultura de la Escuela de Ingenieros Agrónomos de Madrid, decidieron intentar recuperar la godello, una variedad que antes de la plaga ocupaba la tercera parte de los viñedos de Valdeorras y calificada como de muy buena calidad. En los valles y zonas perdidas de Valdeorras por donde pasa el Sil, podrían encontrarse cepas huérfanas aquí y allá, tan sólo unas pocas decenas, que tras identificarse sería necesario injertarlas y reproducirlas para valorar sus virtudes.

En ese proceso de búsqueda y repoblación participó activamente Horacio Fernández Presa, por entonces agente de “extensión agraria” en Barco de Valdeorras. La colaboración de Fernández e Hidalgo sirvió para que la godello reapareciera en la zona con fuerza, y ahora es la variedad reina. Es curioso, porque el hijo del catedrático Luis Hidalgo, el famoso enólogo José Hidalgo, en la actualidad está al frente de la elaboración de dos de los más prestigiosos vinos de esta denominación, y que están en esta lista. Y por otra parte Horacio Fernández, junto con viticultores de la zona, montó la bodega Godeval, que en la actualidad está dirigida por su hija Araceli. Probablemente, cuando ambos estaban empecinados rescatando la variedad, no imaginaron que en futuro sus hijos podrían disfrutar de hacer grandes vinos con ella.

En la actualidad, la denominación de origen Valdeorras, fundada en 1957, va como un tiro gracias a esta variedad, ligada a la composición de los suelos, muchos de ellos pizarrosos que dan al vino recuerdos minerales. También al esfuerzo de las bodegas que tienen un buen mercado, e incluso en el hecho de que el considerado internacionalmente mejor elaborador de vinos blancos de España, Rafael Palacios, se instaló en esta tierra en 2004 para trabajar con esta variedad. Unas uvas que a mi juicio producen vinos donde la potencia y la estructura en boca es la clave y su mejor virtud; aunque en nariz sea más sutil y menos generosa a la hora de expresar una complejidad de aromas, que, no obstante, los vinos que presentamos a continuación sí han sabido extraer.

As Sortes Val do Bibei 2019 de Bodega Rafael Palacios

Este riojano, perteneciente a una saga de grandes bodegueros, apareció en las empinadas laderas gallegas del valle de Bibei, y supo sacarle el jugo a las cepas viejas y dispersas de esta variedad que ha conseguido que sea reconocida a nivel mundial. Este vino, fermentado en barrica y con 8 meses de crianza, presenta una nariz cargada de matices donde domina la fruta blanca como la manzana, los tonos minerales, con lácteos recuerdo de la crianza; y una boca potente, con volumen, muy expresiva, equilibrada acidez, con mucho brío y energía (40 euros).

Finca Trasdairelas 2019 de Bodega Joaquín Rebolledo

Joaquín Rebolledo es uno de los pioneros en la elaboración de este tipo de vinos. Bodega de varias generaciones, ya en los setenta comienza a trasformar sus viñedos con la uva godello como protagonista. Enseguida consigue un merecido prestigio que ha sabido mantener y ampliar con los años. Cuentan con una curiosa cueva de piedra donde envejecen el vino. Este Trasdairelas presenta una nariz sutil y elegante, con recuerdos de tostados y ahumados procedentes de la crianza entre lías. En boca es poderoso, robusto, salino, pero a la vez sedoso y muy fresco (16,50 euros).

Godeval Cepas Vellas 2020 de Bodega Godeval

El gran rehabilitador de la godello, Horacio Fernández, puso en marcha esta bodega en 1986. La instaló en el Monasterio de Xagoaza, una preciosidad medieval, junto a O Barco, que hubo que acondicionar. Desde entonces lleva una trayectoria en alza con nuevas instalaciones y 25 hectáreas de viñedo. Con cinco meses de crianza sobre lías, presenta una nariz fresca, directa, de media intensidad, con recuerdos de fruta blanca y grafito. En boca saca la raza, con cuerpo y volumen, intenso, con una buena acidez que le dará frescura y longevidad (20 euros).

Guitián Sobre Lías 2020 de Bodegas La Tapada

Los hermanos Guitián, en 1985, fueron conscientes de la importancia que tendría la godello. No lo dudaron y aprovechando una finca familiar de 12 hectáreas, la replantaron enteramente con esta variedad, montaron una bodega moderna, y contrataron el asesoramiento del mejor equipo enológico del país, formado por José Hidalgo y Ana Martín. Con entre cuatro y seis meses de crianzas sobre lías, este vino tiene una nariz intensa, expresiva, con recuerdos de frutas escarchadas, orejones y un punto cítrico que ya hace adivinar que en boca es potente y redondo, con mucho volumen y persistencia (15 euros).  

Neno de Viña Somoza 2019 de Bodegas Viña Somoza

Esta casa, ubicada en A Rúa de Valdeorras, ya elaboraba vinos desde principios del siglo pasado. La evolución de los tiempos la ha convertido en una de las firmas más reconocidas de la denominación. Con Neno, que es niño en gallego, intentan expresar la juventud y la jovialidad de su vino, aunque, tiene una crianza de ocho meses sobre lías, donde se nota en su nariz con tonos tostados y avainillados. Sin embargo, también aparece la fruta blanca de manzanas y peras, así como el hinojo, típico de la godello. La boca seria y contundente, también típica de la variedad, con fuerza, pero con mucha fluidez (12 euros).

O Luar do Sil Vides do Córgomo 2019 de Bodega Pago de Capellanes

No se le puede negar a la familia Rodero-Villa el ojo clínico a la hora de saber invertir. Propietarios de Pago de los Capellanes, una de las bodegas más punteras y de mayor éxito de toda Ribera de Duero. Necesitaban, como todos en su zona, un blanco; y en lugar de irse, como casi todos, a la cercana Rueda, desembarcaron en Valdeorras tras la godello, y el éxito obtenido es total. Claro que el vino es una joya. Expresivo, con fruta de hueso madura en nariz, muy sugestivo y fino, tonos ahumados y minerales. La boca tan contundente como armónica, muy viva, con mucho volumen (36 euros).

Pezas do Portela 2019 de Bodegas Valdesil

Pezas, en gallego, quiere decir parcelas. De 11 de ellas, pequeñitas, situadas en las laderas del pueblo de Portela, sobre un suelo totalmente de pizarra, se elabora este vino tan especial. Los clones de las cepas son los que plantó el bisabuelo de los actuales propietarios en 1885, auténticos y genuinos godellos. Elaboradores de vino por generaciones en 1991 se constituye la bodega moderna Valdesil. El vino es soberbio. Frutas maduras como melocotón y paraguaya en nariz, toques minerales, complejidad y elegancia. La boca potente, larga, equilibrada, fresca y con una fina acidez (29 euros).

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