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Dabiz Muñoz, poseedor de cuatro estrellas Michelin (tres en DiverXO y una en RavioXO), también siente debilidad por los restaurantes populares y castizos. Al chef le vuelve loco un bar tradicional del madrileño barrio de La Elipa, tal y como confesó hace un tiempo en una entrevista en Cadena SER.

Ese sitio se llama Bar Paloma II (Avenida del Marqués de Corbera, 56) y se ha convertido en todo un referente gastronómico local gracias a su especialidad: el arroz con bogavante, el plato favorito de Dabiz desde niño.

Según describe el propio chef, allí lo cocinan "de locos". El secreto está en la calidad del producto y en el esmero diario de los dueños, que consideran esta receta su seña de identidad.

El nombrado mejor cocinero del mundo vivía de pequeño en este barrio y solía acudir a menudo al establecimiento junto a su familia, sobre todo en días especiales. De hecho, asegura que aún sigue yendo a veces con sus padres, razón por la cual la fama del negocio se ha disparado enormemente.

La idea de introducir el arroz en la carta fue de un hermano de los propietarios, que lo probó en otro lugar y le gustó. Actualmente, en Paloma II lo elaboran por encargo para un mínimo de dos personas a un precio de 25 euros por comensal.

Se sirve directamente en el perol y los clientes aseguran que las raciones son bastante generosas, por lo que puedes llevarte lo que no te comas a casa en un táper.

La fachada del bar. Tripadvisor

Bueno y barato

El Paloma II está gestionado por los hermanos Juan y Regino Artero. Ofrece menú diario, tapas variadas y raciones tradicionales, como las patatas revolconas con torreznos y los callos a la madrileña, que le "encantan" a Dabiz, afirma Juan Artero.

Entre otros de sus platos destacados están las croquetas, los boquerones fritos, el pulpo y los chopitos (con precios desde 5 € la media ración, por lo que fácilmente puedes comer de tapeo por unos 10 €). También se recomienda el chuletón de 1 kilo, el entrecot de buey, las chuletas de lechal y la fritura de pescado.

Según los dueños, la avalancha de reservas ha sido constante desde la recomendación de Dabiz Muñoz, todo el mundo quiere comer allí.

Los clientes celebran, en general, las cantidades abundantes de comida y su cocina "sin complicaciones", con "tus platos de siempre". "No busques exquisiteces, pero te vas a ir bien comido a un precio muy razonable", sentencia un parroquiano.