El creador de contenido y emprendedor Adrián G. Martin nos muestra cómo funcionan los negocios desde dentro, de manera que todo el mundo pueda conocer el lado real de diferentes trabajos y modelos de negocio.
En uno de sus vídeos ha hablado de la realidad de tener una churrería en España, resolviendo las dudas que pueda haber al respecto a través de Magdalena, de 61 años y fundadora de la churrería La Artesana en Palma de Mallorca, un negocio familiar que ha perdurado desde hace más de 20 años.
Su fundadora ha mostrado los secretos detrás de su éxito, desde cómo inició su emprendimiento hasta las diferentes estrategias que le han permitido mantenerse como un referente de la ciudad. Su hijo y su nieto han heredado la pasión por este negocio.
El éxito de este negocio puede sorprender en plena era digital, pero la realidad es que su churrería ha conseguido consolidarse con el paso del tiempo y hoy día le reporta importantes beneficios económicos.
Los orígenes de la churrería La Artesana
Magdalena, de 61 años, lleva más de 20 años levantándose a las 6:00 horas de la mañana para abrir su churrería, un esfuerzo que asegura que ha valido la pena. Sus inicios no fueron fáciles, dejando un buen puesto de gobernanta para emprender.
Natural de Granada, donde los churros son muy típicos, decidió apostar por este modelo de negocio porque echaba de menos ese ambiente, y un día se decidió a intentarlo. Ahora, cuenta con el apoyo de su hijo, que, tras haber sido militar, lleva más de un año junto a ella. La intención es que el negocio siga varias generaciones.
“Monté mi churrería con 3.000 € y facturo entre 520 y 780 € al día", explica Magdalena, cuyo nieto, Héctor, que pronto cumplirá la mayoría de edad, podría continuar con el negocio, si bien reconoce que es duro al tener que renunciar a salir de fiesta con los amigos, a excursiones u otros planes.
Cómo es el día a día en la churrería
El funcionamiento diario de la churrería no es sencillo y requiere de un gran esfuerzo. La Artesana suele estar abarrotada incluso entre semana, mientras que los fines de semana, según explica su fundadora, la cola “da la vuelta a la esquina”.
Esta gran demanda hace que tengan que elaborar tres o cuatro masas cada mañana, trabajando sin parar. Cada masa apenas necesita 10 minutos de reposo. Por otro lado, explica que este negocio tiene la ventaja de que necesita poco equipamiento.
Es suficiente con una freidora, una churrera para prensar la masa, que cuesta unos 3.000 euros, y el resto del proceso es completamente manual, con una masa que hacen sus propios hijos y que solo lleva tres ingredientes: harina, agua y sal. El secreto se encuentra en el punto exacto de la masa y del aceite.
En cuanto a la propia elaboración de los churros, trabajan con aceite alto oleico, que los churros expulsan para evitar que puedan quedar aceitosos. Para que se hinchen bien, el aceite debe estar un poco más caliente al inicio.
Luego, con una leve presión del pedal, la masa sale y se introduce en la sartén, tardando cada rueda unos dos minutos en hacerse. En La Artesana hacen tanto churros como porras, siendo estas últimas un poco más gruesas, pero les llaman churros de igual forma.
¿Es rentable tener una churrería?
En su entrevista a Adrián G. Martin, Magdalena explica cómo funciona el negocio y si realmente es rentable. Tras dar la prueba al creador de contenido, este asegura que son los mejores churros que ha probado nunca y los acompaña de chocolate caliente.
El precio de los churros es muy económico, con una media ración que cuesta 1,40 euros y una ración completa, 2,60 euros. Las ventas diarias son de entre 200 y 300 raciones diarias de lunes a viernes, mientras que el fin de semana llegan a alcanzar las 400 raciones diarias.
Esto lleva a que exista una rentabilidad del churro de algo más de 50%, un margen altísimo para un producto que es tan simple de elaborar. Además, explican que la versión ambulante también es muy rentable por haber un menor gasto de personal y local, aunque en ese caso la facturación es más variable.
Una de las claves para tener éxito es diferenciarse de la competencia, y para conseguir una buena calidad del producto es imprescindible que no esté aceitoso y que no esté crudo ni masoso por dentro, además de que tenga el punto perfecto de fritura. Esa ha sido la clave de La Artesana para poder durar más de dos décadas.
La Realidad de Tener una Churreria en España
Para finalizar, el hijo de Magdalena da una serie de consejos a seguir por todo aquel que quiera emprender una churrería, destacando la importancia de tener a alguien con experiencia al lado, que en su caso ha sido su madre. Asegura que se trata de un oficio que requiere de años de práctica.
Por otro lado, insiste en la importancia de no confiarse, y aunque pueda parecer algo sencillo al ser solo masa y fritura, dominarlo por completo lleva tiempo y esfuerzo, principalmente para poder mantener siempre una buena calidad del producto, algo imprescindible para triunfar.
De esta manera, se han explicado los entresijos de un negocio que puede llegar a ser muy rentable y que tiene una demanda altísima y estable.
