Si hay algo que los amantes del panettone buscan cada año, es la combinación perfecta entre una masa esponjosa y un relleno que no escatime en generosidad. El boom del panettone en nuestro país es creciente y hace temblar a otro clásico de las navidades, el roscón de reyes. Y, aunque Italia sea la cuna de este manjar navideño, cada vez son más los obradores patrios que se proponen hacer de él un emblema.
Existen casos como el del alicantino Raúl Asencio o el del genio Paco Torreblanca, que con sus dulces han traspasado fronteras. Pero hay más, y es una tendencia que en los últimos años llega pegando fuerte. Es aquí donde entra Valencia, que está marcando tendencia con una versión que podría considerarse la más hedonista: el panettone gocho. Este término, que apela directamente a ese placer culpable de disfrutar sin medida, se ha convertido en sinónimo de los panettones con rellenos abundantes, cremosos y, en muchos casos, sorprendentes.
Desde el clásico chocolate que desborda a cada corte, hasta creaciones más atrevidas como las de pistacho, turrón o incluso galleta Oreo. Esta reinterpretación valenciana ha enamorado a los más golosos y ha puesto a la ciudad en el mapa de los fanáticos del dulce navideño, convirtiendo estos panettones en reyes de las redes sociales, que se han plagado de usuarios partiendo y estrujando el dulce y revelando su increíble relleno.
La revolución del panettone en Valencia no es casualidad. En una ciudad con una tradición repostera tan arraigada, los obradores y maestros pasteleros han sabido abrazar esta tradición italiana y darle un giro único. Cada diciembre, las vitrinas de las mejores pastelerías se llenan de estas pequeñas joyas, compitiendo no solo en sabor, sino en creatividad y abundancia. Cuando se trata de placer, más siempre es más…
IOAN, creatividad a raduales
Si hablamos de panettone en Valencia, Pastelerías IOAN ocupa un lugar privilegiado. Se definen a ellos mismos como "pastelería viral" y no podían estar más acertados, porque todo lo que elaboran rápidamente corre como la pólvora –en una ciudad donde ésta es santo y seña– por las redes sociales. Situada en el corazón de la ciudad, junto a la Estación del Norte, esta pastelería ha convertido muchos dulces en lo más deseado: desde las donas de mil y un sabores a los ioanets, su particular croissant relleno, pasando por fenómenos como el New York Roll.
Y, por supuesto, el panettone gocho, que aquí es una auténtica locura. No escatiman en relleno ni en sabor, haciendo de cada bocado una experiencia. Entre sus especialidades destaca el panettone de Ferrero Rocher, con interior cremoso de chocolate con leche y avellanas, como si estuvieras comiendo "el bombón más lujoso del mundo" al estilo de la Preysler.
Pero si eres más de pistacho, su versión con crema de pistacho es otro de los más vendidos. No se quedan ahí. El panettone de Nutella es otro de sus hits, mientras que el de Oreo o el de Kinder combinan a la perfección textura y sabor, convirtiendo al clásico italiano en un placer absolutamente indulgente. Lotus, chocolate blanco, turrón, Rafaello… Son otras de las suculentas opciones. Lo mejor de todo es que los preparan en dos versiones: una grande, perfecta para compartir, y un formato individual para disfrutar en solitario (sin remordimientos, claro).
Eras Pan, panettone gocho y solidario
En Eras Pan, la tradición y la solidaridad se unen de manera deliciosa. Este obrador valenciano, conocido por su panadería artesanal y creaciones originales, ha lanzado este año un panettone solidario en apoyo a las víctimas de la DANA. Todos los beneficios de su venta se destinarán a causas benéficas, demostrando que disfrutar de un buen dulce también puede marcar la diferencia. Lo mejor es que hacen envíos a toda la Península, facilitando que cualquiera pueda contribuir.
Pero hablemos de los panettones. Aquí saben cómo conquistar a los paladares más exigentes. Aunque los dulces tengan ese aspecto de cosa gocha, ponen mucho empeño en conseguir masas esponjosas, elaboradas con paciencia y mimo, y, por supuesto, rellenos generosos que no escatiman en sabor. De hecho, la masa pesa 550 gramos y el relleno otros 200 gramos.