Pasado el Círculo Polar Ártico casi todo empieza a estar en el punto más septentrional del mundo. Allí, a media hora de la localidad de Lyngen, posada sobre el inmenso fiordo con unas vistas que quitan el hipo, se encuentra Aurora Spirits, la que se postula como la destilería más al norte de la Tierra, una que utiliza el propio agua del fiordo que la baña para algunas de sus creaciones y otras las envejece incluso en botas de vinos de Jerez. 

Después de una visita a una destilería en Escocia, un doctor, un buceador y una peluquera, al observar la inexistencia de bebidas locales propias alrededor de una creciente industria que gira en torno a las Auroras Boreales noruegas, quisieron emprender en la suya propia.

La aventura arrancó en 2016 y en 2020 su primer whisky ya estaba saliendo al mercado. De momento son 9 con los que cuenta la colección que se recoge bajo el nombre de Bivrost, todos ellos cuentan toman el nombre a partir de los mundos pertenecientes a los dioses vikingos.

El último que firmaban, Helheim, ha ganado la doble medalla de oro del campeonato mundial de los World Whisky Awards 2022. Se elabora con cebada ártica y local, agua y levadura. Y el reconocimiento recibido es, en palabras del jefe de destilación Alejandro Aispuru, “un símbolo de lo que puede llegar o a lo que podemos aspirar en 10 años”. Tras éste, estaban trabajando en una última referencia, Banahaim, que vería la luz en mayo.

“Intentamos ser auténticos, ofrecer producto local, bueno y sostenible, no intentamos vender lo que no hacemos”, comparte Sarah Burrows, encargada de la destilería y las visitas guiadas. De hecho, el próximo año, en otro paso adelante hacia la sostenibilidad comenzarán a usar el alambique para calentar el agua de las facilidades

Producen anualmente 25.000 litros de whisky, “lo que una destilería en Escocia hace al día”, pero también son autores de otros destilados elaborados con producto local. Pero todos ellos tienen un denominador común: el uso de un buen agua, que proviene también del glaciar, motivo por el que “muchas destilerías nos envidian”. 

Pero también la calidad de sus bayas y frutos rojos es excepcional, “se debe al sol de mediodía que las hace más pequeñas, pero más dulces; allí son silvestres y fáciles de encontrar: arándanos “que son azules de verdad”, frambuesas y una endémica conocida como klaud berry, que se utiliza como ingrediente en muchos platos, principalmente en compota o mermelada. 

Sarah Burrows embotellando la ginebra rosa

En su catálogo se encuentra ginebra rosa, respondiendo a la demanda del mercado “porque las ventas han subido”, a partir de pomelo, frambuesa y fresa; vodka; aquavits - un destilado de patata que se bebe en Navidad, típico de Noruega (aunque los suecos también claman su origen) y licores, como el de chocolate o el de ‘sangre’, que lejos de lo que imaginen los escépticos no se elabora con sangre ni sabe a tal cosa, “sabe como el Jägermeister pero 100 veces mejor” cuenta. 

El alma de los generosos, también en el Círculo Polar Ártico

Otro gran valor añadido que aportan desde Aurora Spirits a sus algunos whiskeys es el envejecimiento que llevan a cabo en botas que en otra vida contuvieron vinos generosos. Las reciben desde la D.O. Montilla Moriles, con ellas están experimentando con el sistema de criaderas y soleras desde hace algunos años. 

Alojarse en una destilería: misión cumplida

Llegar hasta allí no es sencillo, pero tiene recompensa: el paisaje que recibe al visitante, acuda independientemente en invierno o en verano, es sobrecogedor. A una panorámica cubierta por un manto de nieve y hielo, que enmarca el imponente fiordo bajo los alpes de Lyngen, le sucede, meses después, una estampa verde y florida en la que parece que la naturaleza después de meses dormida, vuelve a la vida. 

Esta no es la cabina, sino un bunker de la II Guerra Mundial que usan de almacenamiento

Una postal que se puede contemplar desde las cabinas que disponen para que los clientes que hagan un alto en el camino con la destilería como destino puedan alojarse. Con capacidad para dos personas, todas ellas tienen ventanales que miran al fiordo y parecen encaramarse sobre él; una de ellas cuenta incluso con jacuzzi exterior para ver las auroras boreales mucho mejor. 

Además, la destilería cuenta con un café-restaurante en el que se puede almorzar, pero solo funcionan bajo orden previa. Allí los recursos son extra limitados y hace falta siempre una mayor previsión. El menú lo componen ingredientes y elaboraciones típicas de la zona: “es muy importante para la comunidad comer todo local, muy cerca de aquí hay una granja de salmones”. 

Desafortunadamente, por mucho que uno viaje hasta el norte de Noruega en busca de estos whiskeis, podrá aprender todo sobre ellos por medio de visitas guiadas, pero no podrá volver con ellos a casa. Sus destilados no se venden directamente, dado “que no lo permite la ley”, pero sí que pueden consumir en el local tras asistir a uno de sus tours guiados y también se pueden comprar a través de su página web. Exportan a Reino Unido, Asia, Alemania y Dinamarca y pronto “vamos a empezar con España”.