- Total: 10 min
- Comensales: 6
Cocinar no va solo de seguir una receta al pie de la letra y comerse un plato sabroso. Quienes realmente dominan el arte culinario, como los grandes chefs, poseen la capacidad de improvisar y transformar ingredientes sencillos en comidas llenas de sabor.
Ahí es donde está la diferencia. Saber cocinar significa, por un lado, contar con los conocimientos suficientes para aprovechar al máximo cualquier recurso y, por otro, con una imaginación capaz de dar vida a nuevas recetas.
Un buen ejemplo de ello lo encontramos en esta propuesta del chef José Andrés, compartida hace algunos meses en su boletín Longer Tables.
Con un puñado de guisantes
Se trata de una sopa que cumple rigurosamente con la etiqueta de "pocos ingredientes", ya que, en esencia, basta con disponer de uno solo -una bolsa de guisantes congelados o, en su defecto, unos guisantes de bote- acompañado de agua y algunos condimentos.
Con este punto de partida tan asequible y accesible es posible preparar, en menos de cinco minutos, una sopa para cinco o seis personas, que puede servirse tanto fría como caliente.
Una receta versátil que puede adaptarse fácilmente a los gustos de comensales muy diferentes. José Andrés, por ejemplo, sugiere coronar la sopa con pistachos tostados troceados y hojas de menta fresca.
Pero, sobre la misma base, el toque final admite numerosas variaciones, desde migas de crujiente de jamón, que aportan un delicioso umami, hasta huevo duro picado, que suma proteínas, o pipas de girasol si queremos una opción 100 % vegetal.
La menta, que da el toque fresco, puede sustituirse por eneldo, que combina fenomenal tanto con el guisante como con el huevo cocido, o por cilantro fresco acompañado de ralladura de lima o limón y copos de chile para darle un punto más fresco y picante.
Otros cambios que se podrían hacer tienen que ver con el líquido, esto es, en lugar de agua con sal, sería posible utilizar caldo de pollo, jamón o verduras, y con eso se intensificará el sabor.
Y, para los amantes de texturas cremosas, las opciones son también numerosas. Se puede añadir un poco de nata si se sirve caliente, yogur griego en la versión fría o aguacate para quienes buscan una alternativa vegana rica en grasas saludables.
Truco Cocinillas
Si lo que usamos para triturar la sopa es una batidora de vaso con la jarra de plástico o de cristal, tendremos cuidado a la hora de añadir el agua hirviendo para que el choque térmico no produzca fisuras.
Verteremos el agua con mucho cuidado sobre los guisantes para que todo se vaya atemperando de forma gradual.
Ingredientes
Para la crema
- Guisantes finos congelados o de bote, 1 kg
- Vinagre de Jerez, 1/2 cucharada
- Agua hirviendo, 1 litro
- Sal, al gusto
Para el toque final
- Aceite de oliva virgen extra, unas gotas
- Pistachos tostados troceados
- Hojas de menta fresca
Paso 1
En un robot de cocina, un procesador de alimentos o una batidora de vaso, colocamos los guisantes, el vinagre de Jerez, una pizca de sal y el agua hirviendo.
Paso 2
Trituramos a alta velocidad durante aproximadamente 5 minutos hasta obtener una textura homogénea. Si deseamos una sopa más fina, la pasamos por un tamiz o colador fino. Probamos y, si es necesario, ajustamos el punto de sal.
Paso 3
Si optamos por servir la sopa caliente, la calentaremos en una cacerola a fuego medio durante 2 o 3 minutos para que coja temperatura, pero sin llegar a hervir.
Paso 4
Decoramos cada ración con pistachos triturados, hojas de menta fresca y un chorrito de aceite de oliva virgen extra.
Paso 5
Si preferimos servirla fría, la guardaremos tapada en la nevera durante 1 o 2 horas y la presentaremos en recipientes previamente enfriados, decorados de la misma forma que la sopa caliente.
Rápido y ligero
El resultado es un plato ligero y nutritivo, con apenas 120 kilocalorías por ración. Una manera sencilla y rápida de consumir legumbres sin aportar un exceso de grasas o carbohidratos.
Como parte de un menú completo y equilibrado, esta sopa puede servirse con un huevo poché que se funda con la crema, o acompañarse de una pechuga de pollo o incluso tofu marinado a la plancha.
Para equilibrar con carbohidratos complejos y fibra, lo ideal sería una pequeña ración de arroz integral o quinoa, así como verduras de temporada cocinadas a la plancha o salteadas, como espárragos, berenjena o espinacas al ajillo.
Y, para terminar, un postre que no resulte pesado, como fruta fresca de temporada o un yogur sin azúcares añadidos.
