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Dice Paula Casado en la descripción de uno de sus últimos vídeos subidos a Instagram que "con estas temperaturas ponerse a hornear una lasaña que te abrasa la lengua no es nuestra primera opción" y no podemos estar más de acuerdo.
Pero eso no quiere decir que no podamos seguir disfrutando de este popular formato de pasta italiana en verano, en una versión refrescante y muy fácil de hacer en la que lo más complicado será cocer las láminas de pasta.
No hay que encender el horno, no hay que luchar contra los grumos de la bechamel, porque Paula no quiere que nos compliquemos la vida y la sustituye por una salsa igual de deliciosa que se prepara en menos de dos minutos.
La lasaña más fácil para sobrevivir al verano
Esta lasaña de verano forma parte de la serie Toma Tomate con la que Paula Casado ha querido rendir homenaje a la hortaliza reina de la temporada estival.
Paula, conocida en redes sociales como @pcvelasco, comenzó su carrera profesional en el mundo de la moda. Después de una etapa trabajando como estilista en Nueva York, a finales de 2020 decide dar un giro radical a su vida y estudia cocina en Le Cordon Bleu.
Tras convertirse en cocinera, regresa a la Gran Manzana para ponerse a las órdenes de Dani García en uno de sus restaurantes neoyorquinos. Desde 2023, se dedica a tiempo completo a sus redes sociales, donde comparte sus recetas más personales.
Como esta particular versión de lasaña, sin horno y sin carne, pero con todo lo necesario para resolver una comida o una cena con pocos ingredientes, en pocos minutos y de manera deliciosa.
Ingredientes para hacer una lasaña de verano
- Tomates cherry, 200 g
- Ajo, 1 diente
- Aceite de oliva virgen extra, cantidad necesaria
- Stracciatella de burrata, 150 g
- Ralladura de limón, 1 cucharadita
- Sal, al gusto
- Pimienta negra molida, al gusto
- Pimienta de Espelette, una pizca (opcional)
- Láminas de lasaña, 6 ud
- Hojas de albahaca fresca, al gusto
Paso 1
Comenzamos por confitar los tomates cherry. Para ello, lavamos los tomates y los colocamos en una sartén pequeña o un cazo junto con el diente de ajo entero y pelado.
Paso 2
Echamos aceite de oliva hasta cubrir parcialmente los tomates y cocinamos a fuego muy bajo durante 20 minutos, sin que lleguen a freírse, solo queremos que se confiten.
Paso 3
Mientras se enfrían los tomates, preparamos la crema de stracciatella. En un bol, mezclamos la stracciatella de burrata con una cucharada del aceite de confitar los tomates, la ralladura de limón, sal al gusto, pimienta negra molida y una pizca de pimienta de Espelette, que le dará un toque picante. Removemos bien hasta integrar todos los sabores y reservamos en la nevera.
Paso 4
Cocemos las láminas de lasaña en agua hirviendo con sal según las indicaciones del fabricante. Una vez cocidas, las retiramos y las sumergimos inmediatamente en un bol con agua fría y hielo para cortar la cocción y evitar que se peguen entre sí.
Paso 5
Para montar la lasaña, en un plato o fuente pequeña, colocamos una primera lámina de pasta, encima una capa generosa de la mezcla de stracciatella, luego otra lámina de pasta y repetimos el proceso hasta terminar con una capa de pasta.
Paso 6
Coronamos con los tomates cherry confitados, un chorrito del aceite de confitarlos y unas hojas de albahaca fresca para dar aroma y frescura.
Una receta refrescante y saludable
Si atendemos a la valoración de esta receta desde el punto de vista nutricional, nos encontramos con que se trata de un plato algo más ligero y, sobre todo, más fresco que la lasaña tradicional, repleta de ingredientes más pesados de digerir como carne, bechamel hecha con mantequilla o quesos grasos.
Esto quiere decir que, al no utilizarse ingredientes con tanta densidad calórica, estamos ante una lasaña menos calórica que la versión tradicional.
Además, los tomates cherry confitados en aceite de oliva aportan licopeno, un antioxidante natural, junto con grasas saludables monoinsaturadas beneficiosas para la salud cardiovascular. Es importante decir que, precisamente, gracias a la cocción en aceite, aumenta la biodisponibilidad del licopeno.
La stracciatella, que es la "crema" que se encuentra dentro de la burrata, aunque aporta grasas lácteas, también aporta calcio y proteínas sin aportar un exceso de sal, como suele ser habitual en otro tipo de quesos.
Otro punto interesante de esta lasaña fría es que, al enfriar la pasta, sucede lo mismo que cuando se enfría el arroz o las patatas cocidas. Se produce lo que se conoce como retrogradación del almidón presente en la harina y se forma almidón resistente.
De este modo, el almidón de la pasta enfriada se digiere más lentamente, no provoca picos de glucosa y llega casi intacto al colon, donde puede fermentar y ejercer efectos beneficiosos sobre la microbiota intestinal.
Dicho de otro modo, la pasta cocida, cuando se consume fría, actúa como si fuera un alimento prebiótico que sirve para alimentar a las bacterias que habitan en nuestro intestino.