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Aunque no fue hasta la llegada de los árabes cuando el cultivo del calabacín empezó a extenderse por España, esta hortaliza, una de las más cultivadas en nuestro planeta, empezó a consumirse hace unos 10 000 años en Sudamérica.
Y no es de extrañar el hecho de que el calabacín sea la verdura favorita de muchas personas, pues es uno de los vegetales más versátiles en la cocina. Esta hortaliza puede utilizarse en una gran variedad de preparaciones, tanto en crudo como cocido. Su sabor suave y textura tierna permiten que se integre fácilmente en diferentes platos, desde ensaladas frescas hasta guisos y sopas reconfortantes.
Además, puede cocinarse a la plancha, salteado, al horno, al vapor o incluso utilizarse como base para cremas y purés. Se trata, además, de un alimento con un alto contenido de agua y muy bajo aporte calórico, características ambas que lo convierten en un ingrediente ideal para cocinar todo tipo de recetas ligeras y saludables.
Otra gran ventaja del calabacín es su capacidad para sustituir ingredientes más calóricos en diversas recetas. Por ejemplo, puede rallarse y añadirse a masas de panes o bizcochos para aportar humedad sin necesidad de usar tanta grasa. También es una excelente alternativa a la pasta tradicional cuando se corta en tiras finas tipo “espaguetis” (zoodles), permitiendo preparar platos bajos en carbohidratos. Además, se adapta tanto a recetas saladas como dulces, lo que lo convierte en un alimento imprescindible en cualquier cocina.
Una cena rápida, rica y redonda
Innovar no está reñido con seguir disfrutando de los clásicos y los filetes a la plancha con verduritas siguen siendo una cena maravillosa, fácil de hacer, rápida y con todos los nutrientes necesarios para irnos a dormir saciados, pero sin sensación de pesadez.
En esta ocasión elegimos unos filetes de lomo de cerdo que, al tener muy poca grasa, son considerados carne blanca, y unos calabacines al ajillo llenos de sabor y con poquísimas calorías, una combinación que es una excelente opción para la cena, ya que aporta proteínas magras, grasas saludables y una buena cantidad de fibra y micronutrientes.
Los filetes de lomo de cerdo aportan proteínas de alto valor biológico, esenciales para la reparación y el mantenimiento de los tejidos musculares. Además, al cocinarse a la plancha con una pequeña cantidad de aceite de oliva, se evita el exceso de grasas saturadas, lo que la convierte en una preparación ligera y saludable. Otra opción sería utilizar filetes de pechuga de pollo o pavo o filetes de pescado.
Por otro lado, los calabacines, cocinados al ajillo con un toque de guindilla, son una guarnición ideal para la carne, ya que aportan fibra, agua y antioxidantes sin sumar muchas calorías. El calabacín, por sus características nutricionales, resulta muy adecuado para una cena ligera, rica y fácil de digerir. El ajo y la guindilla no solo potencian el sabor del plato, sino que también aportan algunos beneficios gracias a sus propiedades antiinflamatorias y estimulantes del metabolismo. El uso de aceite de oliva virgen extra en pequeñas cantidades proporciona ácidos grasos monoinsaturados, beneficiosos para la salud del corazón.
Esta receta nos permite preparar una cena moderada en calorías y con una cantidad adecuada de macronutrientes para mantener un buen nivel de saciedad sin sobrecargar el sistema digestivo antes de dormir. Al no contener harinas refinadas ni azúcares añadidos, contribuye a una mejor regulación del azúcar en sangre y favorece el descanso nocturno. Si se desea hacer una cena más abundante y algo más calórica, se puede acompañar con una pequeña porción de arroz integral o una rebanada de pan integral.
Ingredientes para hacer calabacines al ajillo con filetes de lomo a la plancha
- Calabacines medianos, 2 ud
- Filetes de lomo de cerdo no muy gruesos, 4 ud
- Ajo, 6 dientes
- Guindilla o cayena seca, 1 ud (o más si se quiere muy picante)
- Aceite de oliva virgen extra, 3 cucharadas y algo más para engrasar la plancha
- Sal, al gusto
- Pimienta negra recién molida, al gusto
- Perejil fresco picado, 4 cucharadas
Paso 1
Lavamos bien los calabacines y los cortamos por la mitad a lo largo y, a continuación, en medias lunas. Si son calabacines muy pequeños, puede omitirse el primer corte y dejar las rodajas enteras. El grosor debe ser entre 3 y 5 mm, teniendo en cuenta que, a mayor grosor, mayor será el tiempo necesario para cocinarlos.
Paso 2
Pelamos los dientes de ajo y los cortamos en láminas finas. Lavamos el perejil, lo secamos bien, lo picamos y lo reservamos. Picamos la guindilla en trozos pequeños, retirando las semillas si queremos un picante más suave. Si queremos que pique muy poco, entonces usaremos la guindilla sin trocearla.
Paso 3
En una sartén grande, calentamos dos cucharadas de aceite de oliva a fuego medio y añadimos la mitad de los ajos laminados junto con la guindilla. Sofreímos a fuego moderado hasta que los ajos estén dorados, pero sin que se quemen.
Paso 4
Incorporamos los calabacines a la sartén y los salteamos durante unos 8-10 minutos, removiendo ocasionalmente para que se cocinen de manera uniforme.
Paso 5
Salpimentamos al gusto y, justo antes de retirar del fuego, añadimos el perejil fresco picado. Mezclamos bien y reservamos caliente.
Paso 6
Para preparar los filetes, en un bol, mezclamos los ajos picados, el perejil y una cucharada de aceite de oliva.
Paso 7
Calentamos una plancha o sartén a fuego medio-alto y, si es necesario, la engrasamos con un poco de aceite.
Paso 8
Salpimentamos los filetes de lomo, los colocamos en la plancha caliente y echamos por encima la mezcla de aceite, ajo y perejil. Cocinamos durante aproximadamente 2 minutos por cada lado. El tiempo total dependerá del grosor de los filetes, pero debemos tener cuidado y no excedernos, pues el lomo de cerdo es una carne muy magra que tiende a quedar seca con facilidad.
Recetas parecidas con lo que haya por la nevera
No sé si a vosotros os pasa, pero, para mí, una receta no es rápida, si no la puedo hacer con lo que tengo en casa en ese momento. Por eso, soy una fiel defensora de las recetas que se pueden adaptar y servir de idea o de base para nuevas recetas que den salida a lo que tengo por la nevera. Como prueba, aquí van algunos ejemplos de recetas que se inspiran en la que os acabamos de contar:
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Revuelto de calabacín, ajo y perejil. Salteamos calabacín en rodajas con ajo picado, sal, pimienta y un poco de aceite de oliva. Batimos huevos, añadimos perejil y los incorporamos a la sartén cuando los calabacines estén tiernos. Cocinamos hasta que el huevo cuaje y servimos caliente. Sería una versión sencilla del popular zarangollo murciano.
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Lomo a la plancha con carpaccio de calabacín. Cocinamos los filetes de lomo con ajo y perejil, pero nos ahorramos el paso de cocinar los calabacines preparando un carpaccio, para ello, cortamos calabacín en láminas finas, y lo aliñamos con aceite de oliva, zumo y ralladura de limón, sal y pimienta negra.
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Salteado de lomo con verduras al ajillo. Cortamos el lomo en tiras y lo salteamos con ajo y guindilla. Añadimos calabacín, pimientos y cebolla en juliana. Sazonamos al gusto y cocinamos hasta que las verduras estén tiernas.
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Tortilla de calabacín y ajo. Sofreímos calabacín en rodajas con ajo picado y una pizca de sal. Salpimentamos huevos, los batimos y agregamos las verduras cuando estén tiernas. Mezclamos todo bien y cuajamos la tortilla en una sartén hasta esté dorada por ambos lados.
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Brochetas de lomo y calabacín. Para una versión más informal, que podría servir para una cena de picoteo, ensartamos en palillos de brocheta trozos de lomo, calabacín y cebolla convenientemente sazonados. Pincelamos con aceite, ajo y perejil, y cocinamos a la plancha o al horno hasta que la carne esté dorada.