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Las albóndigas son una de esas recetas que siempre triunfan en las casas españolas. Un plato versátil, económico y perfecto para el día a día. Pero conseguir que queden jugosas por dentro sin que se deshagan al cocinarlas no es tan sencillo como parece. Y aquí es donde vuelve a aparecer la experiencia del chef más querido de la televisión.
Karlos Arguiñano, con más de seis décadas detrás de los fogones, tiene un truco sencillo y accesible para lograr unas albóndigas tiernas y llenas de sabor. Según él, basta con añadir pan rallado y un chorrito de leche a la mezcla. Una combinación que actúa como un pequeño salvavidas culinario.
El maestro explica que esta mezcla aporta humedad, cohesión y una textura mucho más suave a la carne de pollo, que tiende a resecarse con facilidad si no se trabaja bien. La leche ayuda a que el pan se empape y forme una masa compacta, capaz de mantener todos los jugos dentro durante la cocción.
Pero la jugosidad no es lo único importante. Arguiñano apuesta por una salsa ligera de verduras, con calabacín como protagonista, para acompañarlas sin eclipsar el sabor de la carne. El resultado es un plato casero, saludable y con todo el sello del cocinero vasco.
El truco de Arguiñano para unas albóndigas tiernas
El chef insiste en que las albóndigas no deben quedar secas ni duras por dentro. Por eso evita cargar la mezcla con demasiados ingredientes secos o condimentos. Pan rallado, leche, un poco de sal y ajo en polvo le bastan para darles sabor y esa textura tierna que se deshace en la boca.
El pollo, aunque ligero y saludable, puede resultar más fibroso que la ternera. Por eso la hidratación de la mezcla es clave cuando se usa esta carne como base. La combinación de pan rallado y leche actúa como un aglutinante natural que mantiene la albóndiga firme, uniforme y sin grietas.
Otro consejo del cocinero es no añadir más huevo de la cuenta. Con uno basta para que las albóndigas queden compactas, especialmente si se dejan reposar unos minutos antes de darles forma.
Una salsa de calabacín para mojar pan
Arguiñano no se complica cuando se trata de acompañar estas albóndigas. Su propuesta pasa por una salsa casera elaborada con ingredientes básicos: ajo, puerro, calabacín y caldo de pollo. Sencilla, suave y con un punto cremoso cuando se tritura.
El cocinero rehúye el uso de nata, harina o espesantes artificiales en esta receta, lo que la convierte en una opción más ligera que otras versiones tradicionales. Además, el calabacín aporta vitaminas y un sabor suave que combina a la perfección con la carne de ave.
Con estas pautas, el plato se transforma en una comida completa y equilibrada que encaja en cualquier menú semanal.
Un plato económico y de diario
Las albóndigas de pollo son una alternativa barata frente a otras carnes. Con solo unos ingredientes de uso habitual en cualquier cocina, se puede preparar una comida abundante para varias personas sin elevar el precio de la compra.
Además, es una receta perfecta para cocinar con antelación. Se puede guardar en la nevera o congelar, y basta con recalentar en cocina suave para que vuelva a quedar perfecta. Justo lo que tanta gente busca hoy: platos prácticos, caseros y que no exijan demasiado tiempo.
Ingredientes de las albóndigas jugosas con salsa de calabacín
Para las albóndigas:
- 400 g de carne de pollo picada
- 1 huevo
- 1 cucharada de pan rallado
- Un chorrito de leche
- Ajo en polvo o un diente de ajo seco picado
- Sal al gusto
- Aceite de oliva virgen extra para freír
Para la salsa:
- 2 dientes de ajo
- 1 puerro
- 1 calabacín grande
- 1 vaso de caldo de pollo
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal al gusto
Paso 1
En un bol grande, colocar el pollo picado con el pan rallado, el chorrito de leche, el ajo y la sal. Añadir el huevo y mezclar hasta formar una masa uniforme y jugosa.
Paso 2
Hacer bolitas del tamaño deseado y reservarlas en un plato. Si la mezcla está muy húmeda, dejarla reposar cinco minutos antes de formarlas.
Paso 3
Sellar las albóndigas en una sartén con un poco de aceite de oliva hasta que estén doradas por fuera. No hace falta cocinarlas del todo: terminarán en la salsa.
Paso 4
En una cazuela, sofreír los ajos picados y el puerro troceado. Añadir el calabacín en piezas medianas y rehogar unos minutos. Cubrir con el caldo y cocinar a fuego medio durante 12-15 minutos.
Paso 5
Cuando las verduras estén tiernas, triturar hasta obtener una textura fina y cremosa. Añadir sal al gusto.
Paso 6
Incorporar las albóndigas a la cazuela con la salsa y dejar que se cocinen a fuego bajo durante 10 minutos para que se integren bien los sabores.
Paso 7
Emplatar con un poco de salsa extra y acompañar, si se desea, con arroz blanco o unas patatas caseras.
