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Karlos Arguiñano no necesita grandes secretos para sorprender. A sus 77 años, sigue demostrando que la cocina sencilla, con ingredientes al alcance de cualquiera, puede convertirse en un auténtico festín si se sabe aplicar el truco correcto. En su última propuesta, el protagonista es un plato de toda la vida: el solomillo de cerdo a la cerveza.

El chef vasco insiste en que lo importante no es complicarse con técnicas imposibles, sino entender cómo tratar bien los alimentos. Con esta receta, une dos elementos básicos de la despensa española, la carne de cerdo y la cerveza, para crear un segundo plato jugoso, sabroso y perfecto para cualquier ocasión.

El solomillo de cerdo es una carne que nunca falta en las cocinas por su versatilidad. Puede prepararse al horno, a la plancha, en guisos o relleno. Sin embargo, muchas veces se corre el riesgo de que quede seco si no se cocina con cuidado. Para Arguiñano, la clave está en un gesto sencillo: sellar la carne en una sartén bien caliente y después dejar que se cocine lentamente en una salsa de cerveza.

Ese paso no solo evita que los jugos se pierdan, también aporta un sabor único a la salsa. Al evaporarse el alcohol, lo que queda es un fondo con matices tostados y ligeramente dulces que realzan la suavidad del cerdo. “El truco está en la cerveza”, repite Arguiñano, convencido de que este detalle convierte una receta económica en un plato de restaurante.

El cocinero aconseja no tener prisa: cuanto más despacio se cueza la carne en la salsa, mejor será el resultado. Y una vez terminado el guiso, siempre recomienda dejar reposar el solomillo unos minutos antes de cortarlo. Ese gesto asegura que cada filete conserve la jugosidad en su interior.

Una receta que se adapta a todos 

El tipo de cerveza utilizada también puede transformar el plato. Una lager ligera aporta frescura, mientras que una negra ofrece un carácter más intenso, con notas de café y chocolate. Incluso las cervezas con especias añaden matices diferentes que permiten personalizar la receta al gusto.

Arguiñano recuerda que quienes no quieran alcohol pueden recurrir sin problema a cervezas sin graduación. La salsa mantiene igualmente su sabor y su textura, porque lo importante es el proceso de reducción a fuego lento.

Además, propone guarniciones sencillas que completan el plato sin robarle protagonismo. Patatas asadas, arroz blanco, setas salteadas o una ensalada fresca son opciones que encajan a la perfección con el solomillo a la cerveza. En los días especiales, incluso frutas como manzana o pera en compota aportan un contraste dulce que realza aún más la carne.

La sencillez de la receta también la convierte en una opción ideal para quienes no tienen experiencia en la cocina. En apenas 35 minutos y con ingredientes fáciles de encontrar, se consigue un plato que no falla. Por eso, Arguiñano insiste en que cualquiera puede animarse a prepararlo en casa.

Con esta propuesta, Arguiñano vuelve a demostrar por qué su estilo es inconfundible: combina tradición, cercanía y pequeños trucos que marcan la diferencia. El resultado es un plato barato, sabroso y con un toque distinto gracias a la cerveza.

Ingredientes del solomillo de cerdo a la cerveza

  • 1 solomillo de cerdo
  • 1 cebolla grande
  • 3 dientes de ajo
  • ½ vaso de salsa de tomate
  • 200 ml de cerveza
  • 100 ml de caldo de carne o pollo
  • Tomillo fresco u otra hierba aromática
  • Aceite de oliva
  • Sal y pimienta al gusto

Paso 1

Salpimenta el solomillo y dóralo en una cazuela con un poco de aceite hasta sellarlo por todos los lados. Retira y reserva.

Paso 2

En la misma cazuela, sofríe la cebolla y los ajos picados. Añade las hierbas y la salsa de tomate.

Paso 3

Incorpora la cerveza y deja que hierva un par de minutos para evaporar el alcohol. Agrega el caldo y mezcla.

Paso 4

Devuelve el solomillo a la cazuela y cocina a fuego suave unos 20 minutos.

Paso 5

Retira la carne y tritura la salsa hasta dejarla fina.

Paso 6

Corta el solomillo en medallones, acompáñalo con la salsa y sirve de inmediato.