Con lo fácil que parece cocer un huevo y hay que ver la cantidad de dramas que se viven cuando, al sonar el temporizador, nos encontramos una estampa como la de la imagen que encabeza este artículo.
Las cáscaras se agrietan, la clara fluye cual lava de volcán hasta convertirse en una masa informe nada apetecible... pero, ¿podríamos haberlo evitado? La respuesta es afirmativa y el chef David Guibert la ha compartido en un vídeo subido a su perfil de Instagram.
Este joven cocinero vasco, especialista en cocina plant based, cuenta con casi 300.000 seguidores en esta red social y es coautor del libro Cocina comida real (Paidós, 2020) junto al nutricionista Carlos Ríos.
Las causas de la rotura
Para encontrar la solución de un problema, el primer paso, y más importante, es conocer las causas que lo producen. En el caso que nos ocupa ahora, éstas pueden ser varias.
Los huevos pueden romperse durante la cocción debido a varios factores relacionados con la presión interna, el choque térmico y la agitación en el agua.
Dentro del huevo, en su extremo más ancho, hay una pequeña cámara de aire. Cuando se calienta rápidamente, el aire en su interior se expande ejerciendo presión sobre la cáscara.
Si esta presión se eleva hasta el punto de superar la que la cáscara puede resistir, ésta puede agrietarse permitiendo que parte de la clara fluya hacia el exterior del huevo, entre en contacto con el agua hirviendo y se coagule.
Otro factor a tener en cuenta es el movimiento del agua durante la cocción. Si el agua hierve de manera violenta, los huevos pueden chocar entre sí o contra las paredes de la olla y, como consecuencia de estos impactos, pueden aparecer fisuras en la cáscara.
En el vídeo, David Guibert (@davidguibertchef) da un repaso a todas estas causas y explica los tres pasos a seguir para evitar los daños que producen.
En primer lugar, debemos elegir un huevo fresco, pues cuanto más fresco sea el huevo, menor será la cámara de aire en su interior y menor será la probabilidad de que la presión supere el límite de rotura de la cáscara.
Para saber si el huevo está fresco, Guibert sugiere sumergirlo en agua fría para comprobar que no flote. Y, aun así, por seguridad, el chef hace un pequeño agujero en la base del huevo para que el aire pueda salir durante la cocción.
Además, como medida adicional, añade 15 gramos de vinagre y 10 gramos de sal por cada litro de agua de cocción "para que tenga sabor y si se rompe no se desparrame por todo el agua".
Para evitar el choque térmico, debemos sumergirlos en el agua "cuando veamos que se empiezan a formar pequeñas burbujas y antes de que empiece a hervir fuerte".
Si el agua hierve a borbotones, el huevo comenzará a botar y será más fácil que se rompa.
A partir de ahí, el tiempo de cocción dependerá de lo cuajada que se quiera la yema. Desde 6 minutos para una yema muy cremosa hasta 10 minutos si lo que buscamos es una yema perfectamente cocida.
Para terminar, el último consejo del chef, fundamental para que el huevo duro quede perfecto, es enfriarlo rápidamente en un bol de agua con mucho hielo para que el agua se mantenga muy fría durante al menos 5 minutos.
Recetas para comer sano
Según la Fundación Española de la Nutrición, el huevo es un alimento de altísimo valor nutricional. No en vano, la Organización Mundial de la Salud lo considera una de las mejores fuentes de proteínas de alto valor biológico.
Además de aportar todos los aminoácidos esenciales, el huevo aporta vitaminas del grupo B, como la B12, B2 y ácido fólico, necesarias para el buen funcionamiento del metabolismo y del sistema nervioso.
También es fuente de vitamina D, importante para la salud ósea, y vitamina A, fundamental para la visión y la integridad de la piel y mucosas.
En cuanto a minerales, la yema de huevo es rica en hierro, fósforo, selenio y zinc, nutrientes esenciales para mantener la producción de energía, la función inmune y la formación de tejidos. También aporta colina, un nutriente clave para la salud cerebral y el desarrollo del sistema nervioso.
Aunque contiene colesterol, varios estudios recientes han demostrado que su consumo moderado no necesariamente incrementa el riesgo cardiovascular en personas sanas que lleven una dieta equilibrada.
Y, además, de ser un alimento muy conveniente desde el punto de vista nutricional, el huevo es un ingrediente con gran versatilidad en la cocina, perfecto para añadir una ración completa de proteína en cualquier plato y a un precio muy asequible.
Sirvan como ejemplos los que se detallan a continuación, perfectos para una cena rápida:
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Ensalada de huevo y aguacate. Pelamos los huevos duros y los cortamos en dados. Los mezclamos en un bol con aguacate troceado, tomate en dados, un poco de cebolla morada en juliana y una vinagreta de aceite de oliva con zumo limón. Salpimentamos al gusto y servimos.
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Huevos rellenos de atún y yogur. Partimos los huevos duros por la mitad y retiramos las yemas. Las mezclamos con atún en conserva, un poco de yogur natural (o mayonesa ligera) y perejil picado. Rellenamos las claras y servimos sobre una cama hojas de lechuga.
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Tostadas de huevo duro y hummus. Tostamos unas rebanadas de pan integral, untamos con hummus y colocamos encima rodajas de huevo duro. Terminamos con un poco de pimentón y aceite de oliva. Una cena muy equilibrada y lista en pocos minutos.
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Salteado rápido de verduras con huevo duro. En una sartén salteamos verduras variadas (calabacín, pimiento, champiñón) con un poco de aceite de oliva. Añadimos los huevos duros troceados al final, mezclamos bien y salpimentamos al gusto.
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Wrap de huevo duro y espinacas. Calentamos una tortilla de trigo integral, rellenamos con rodajas de huevo duro, espinacas frescas, queso fresco en dados y una cucharada de salsa de yogur. Enrollamos y servimos.
