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Karlos Arguiñano vuelve a sorprender en su programa Cocina Abierta con una receta que lo tiene todo: sabor, textura, presentación y un truco que ha levantado la curiosidad de muchos. Esta vez, el chef vasco ha preparado unos muslos de pollo rellenos de espinacas que destacan por su jugosidad y un detalle que marca la diferencia: pan empapado en vino blanco.

En palabras del propio Arguiñano, esta preparación es sencilla, económica y perfecta para cualquier ocasión. "¡Vaya platazo! ¡Atentos!", exclamaba antes de comenzar la receta que, como suele ser habitual en su cocina, esconde una lección culinaria útil para el día a día.

Un truco sencillo que marca la diferencia

Lejos de complicarse con salsas grasas o ingredientes costosos, Arguiñano apuesta por un relleno casero que mezcla verduras, pan y huevo. "Va a ir en el relleno, como hacemos con las albóndigas. Removemos bien para que se empape bien y se quede blandito, blandito", explicaba mientras vertía el vino sobre los dados de pan.

Este gesto, casi imperceptible para algunos, es el que da al pollo una textura especialmente tierna y sabrosa. El pan empapado actúa como aglutinante y, al mismo tiempo, aporta humedad al interior de la carne sin necesidad de recurrir a nata, mantequilla ni quesos grasos.

El poder del muslo frente a la pechuga

A la hora de elegir el corte, el cocinero lo tiene claro: muslos de pollo. "Son más jugosos que la pechuga y toleran mejor la cocción prolongada", explica. La carne oscura del muslo es más sabrosa y no se seca con facilidad, algo esencial en preparaciones rellenas que pasan por el horno.

Para esta receta, el chef recomienda pedir en la carnicería que los deshuesen. Pero, si se prefiere hacerlo en casa, también ha explicado paso a paso cómo lograrlo sin complicaciones.

Relleno nutritivo y aromático

La mezcla de espinacas, cebolla, ajo, huevo batido y mejorana seca se convierte en el corazón de esta receta. Se trata de un relleno saludable y ligero, ideal para quienes buscan platos sabrosos sin renunciar al equilibrio nutricional.

Las espinacas, cocidas previamente y bien escurridas, aportan fibra, hierro y antioxidantes. La mejorana, por su parte, ofrece un toque herbal suave que se puede sustituir por cualquier otra hierba al gusto, como orégano, albahaca o tomillo.

El sofrito previo de ajo y cebolla también es clave: se debe pochar lentamente para que no se quemen y mantengan su dulzura. "En cuanto esté pochada la cebolla, apagad el fuego para que no se cuaje el huevo batido que vais a añadir después", advierte el chef.

Envolver con cuidado y hornear

Una vez rellenos, los muslos se atan con hilo de cocina y se colocan en una fuente de horno con un chorrito de aceite de oliva virgen extra. Tras un primer horneado, se añade el vino blanco restante para darle más sabor y jugosidad a la preparación.

El truco final está en la salsa: Arguiñano recomienda reducir el jugo del asado y añadir perejil fresco picado. "No hace falta complicarse. El sabor está ahí si usas buenos ingredientes y los tratas con mimo", afirma.

Acompañamientos para redondear el plato

Esta receta se puede servir con arroz blanco, puré de patata o una simple ensalada de hojas verdes. También combina bien con unas patatas al horno o una guarnición de verduras salteadas.

Lo importante, insiste Arguiñano, es no recargar el plato con elementos innecesarios. "Ya con el relleno, la salsa y el pollo tenéis un plato completo", remata.

Cocina tradicional con toques personales

Fiel a su estilo, el cocinero apuesta por técnicas de siempre con pequeños giros que facilitan la vida en la cocina. En este caso, el uso del pan empapado en vino como ingrediente estrella demuestra que muchas veces la clave del éxito está en lo más simple.

El resultado es un segundo plato vistoso, sabroso, fácil de preparar y perfecto para compartir en familia o con invitados. Además, se puede dejar preparado con antelación y calentar en el momento de servir, lo que lo convierte en una opción ideal para días con poco tiempo.

Más allá de los trucos, el cariño

Si algo define a Arguiñano es que no cocina solo con las manos, sino también con el corazón. "Cuando cocinas con gusto, se nota. El cariño que le pongas a la receta, también se come", suele decir en sus programas.

Esa filosofía es la que hace que platos tan sencillos como este triunfen en la televisión y en las casas de miles de personas. Porque lo importante no es solo lo que se cocina, sino cómo se hace.

Y en este caso, queda claro que el secreto para que el pollo quede jugoso no está en la mantequilla ni en la nata, sino en el pan empapado en vino.

Ingredientes de los muslos de pollo rellenos de espinacas

  • 4 muslos de pollo deshuesados
  • 200 g de espinacas frescas
  • 1 cebolla
  • 2 dientes de ajo
  • 2 dientes de ajo
  • 2 rebanadas de pan de molde sin corteza
  • 200 ml de vino blanco
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Sal y pimienta al gusto
  • 1 cucharada de mejorana seca
  • Perejil fresco

Paso 1

Corta las rebanadas de pan en dados pequeños y empápalos con la mitad del vino blanco. Reserva.

Paso 2

Hierve las hojas durante 4 minutos. Escúrrelas muy bien, pícalas y resérvalas.

Paso 3

Sofríe ajo y cebolla picados en una sartén con 2 cucharadas de aceite. Añade las espinacas, el pan empapado y la mejorana. Agrega el huevo batido y mezcla bien.

Paso 4

Salpimienta el interior del pollo, reparte el relleno y átalo con hilo de cocina.

Paso 5

Hornea los muslos 12-15 minutos a 200 °C con un chorrito de aceite. Añade el vino restante y hornea 8-10 minutos más.

Paso 6

Reduce el jugo del horneado en una sartén con perejil fresco picado.

Paso 7

Corta el hilo, sirve los muslos sobre la salsa y decora con perejil.