No llevan muchos años en nuestras cocinas y, aun así, las freidoras de aire ya se han convertido en uno de los electrodomésticos más populares por varias razones. Las freidoras de aire cocinan rápido, tienen un tamaño adecuado para cocinar pocas raciones y permiten obtener texturas crujientes sin necesidad de freír los alimentos en una gran cantidad de aceite.

Pero, precisamente por lo novedosas que son, es fácil que, cuando la freidora de aire llega a nuestra casa, nos limitemos a usarla solo para freír patatas sin aceite. Lo mismo que cuando usábamos el microondas solo para calentar la leche. En el caso de la air fryer, estos son los errores más habituales que nos impiden sacarle el máximo partido.

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No adaptar los tiempos de cocción

La mejor forma de definir la freidora de aire es comparándola como un horno de pequeño tamaño, pero eso no quiere decir que las recetas que cocinamos éste se puedan cocinar de idéntico modo en la primera.

Al ser un espacio de tamaño mucho más reducido, el calor se distribuye de manera mucho más eficiente, por eso, cuando se cocinan en la freidora de aire recetas que normalmente hacemos en el horno, conviene hacerlo a una temperatura entre 5 y 10 ºC menor y reducir el tiempo en un 20 %.

También hay que tener en cuenta que, como sucede con los hornos, cada freidora es un mundo y siempre es mejor ir tomando nota en los primeros cocinados para poder ajustar mejor temperaturas y tiempos.

No comprobar la temperatura real en la freidora

Igual que pasa con el horno, la temperatura que seleccionamos con el termostato no siempre va a coincidir con la temperatura real en el interior y la mejor forma de salir de dudas es comprobarla con un termómetro de horno.

También se puede utilizar un termómetro tipo sonda para comprobar que los alimentos se cocinan a la temperatura correcta.

Usar demasiado aceite

La freidora de aire está pensada para cocinar los alimentos con una pequeña cantidad de aceite o grasa. Si se mete un exceso de aceite o alimentos que suelten una gran cantidad de grasa, será más fácil que se quemen las cosas y, lo que es peor, se podría incendiar el aparato.

No usar suficiente aceite

Tan malo es pasarse como no llegar. La mayor parte de las veces es suficiente con una cucharadita de aceite, pero si vamos a cocinar alimentos rebozados que queramos que queden dorados y crujientes, la cantidad de aceite a utilizar tiene que ser algo mayor, unas dos cucharadas.

No controlar el punto de humo

Precisamente por ser un espacio pequeño en el que el calor se concentra mucho hay que tener especial cuidado con el punto de humo de las grasas y aceites que se introducen en ella.

Si el punto de humo es demasiado bajo, no solo se quemarán los alimentos, sino que también se producirán olores desagradables y la limpieza del aparato resultará más difícil.

Cocinar demasiada cantidad de una sola vez

Llenar el cajón de la freidora con comida pretendiendo que se cocine toda de una vez es firmar un contrato con el fracaso. Para que la freidora de aire funcione correctamente el aire debe poder circular y, para eso, la comida no puede estar amontonada. En el manual de instrucciones de cada modelo, el fabricante indica cómo deben disponerse los elementos en la cesta para que la cocción sea óptima.

No precalentar

Muchos modelos de freidoras tienen ya programas de cocción predefinidos (patatas, pollo, pescado...), pero hay que asegurarse de que estos programas incluyen una etapa de precalentamiento. Si no es así, hay que encender la máquina a la temperatura que vayamos a necesitar unos minutos antes de introducir lo que vayamos a cocinar.

No utilizar bien los condimentos y especias

Este es un error muy frecuente en el que es muy fácil caer al principio, aunque cuando te lo cuentan tiene toda la lógica. La freidora de aire funciona haciendo circular ráfagas de aire caliente alrededor de los alimentos y si los condimentos no están bien adheridos, saldrán volando con consecuencias no deseadas. Por un lado, no le darán sabor a la comida y, por otro, acabarán chamuscados en las resistencias ensuciando éstas.

Por eso hay que tener cuidado con cosas como especias o pan rallado, que hay que asegurarse de que se fijan bien. Por ejemplo, en el caso de carnes, da mejor resultado masajear las piezas con el aceite y las especias usando nuestras manos, que rociarlas con el aceite. También se pueden marinar previamente los alimentos para que adquieran sabor.

No atender a lo que estás cocinando

Esto no es la Crock-Pot en la que puedes meter las cosas y olvidarte de ellas. En la freidora de aire, para que los alimentos se doren y se cocinen de manera uniforme puede ser necesario darles la vuelta en mitad de la cocción o agitar la cesta cuando se trate de cosas más menudas como pueden ser unas patatas fritas.

Usarla solo para freír patatas

La posibilidad de poder comer patatas fritas con muchas menos grasas ya puede ser una poderosa razón para hacerse con una freidora de aire, pero ya que la tenemos ocupando espacio en la encimera, sería una pena no darle uso para preparar todo tipo de platos salados o incluso recetas de repostería como bizcochos, magdalenas o tartas de queso.

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