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Buena comida, buen servicio y buena ubicación en plena Sierra de los Filabres de Almería, pero el restaurante El Cortijillo, abierto en 2008, lleva cuatro años cerrado porque no encuentran a ningún cocinero que quiera trabajar allí.

Ubicado en el pueblo de Olula de Castro, a 40 minutos de la ciudad de Almería y con unos 175 habitantes según los últimos sondeos, este establecimiento con excelentes críticas aún recibe llamadas de antiguos clientes para reservar una mesa, pero, por desgracia, les es imposible atender a sus peticiones y abrir las puertas.

¿Por qué está costando tanto dar con alguien que quiera trabajar en El Cortijillo? Manuel Martínez Gil, propietario del negocio, ha explicado a Despierta Andalucía en Canal Sur las razones.

Según cuenta Manuel, el principal motivo es que el local abre sólo los fines de semana y los cocineros quieren trabajar toda la semana. "El que está parado es porque no vale, y el que vale está trabajando", sentencia.

Esta situación se inició a raíz del covid, cuando se vieron obligados a cerrar por las restricciones: "Estábamos llenos y nos llamó Sanidad para decir que teníamos que cerrar, y cerramos y ya no hemos vuelto a abrir desde entonces porque el personal que tenía se dispersó y ya no encontré a nadie más".

Este cierre también ha provocado que haya menos turistas en la localidad y que desaparezca uno de los puntos de reunión social más importantes de la zona, con 12 años de trayectoria a sus espaldas, ya que El Cortijillo era el único restaurante de toda Olula.

Manuel Martínez, propietario de El Cortijillo, en una entrevista a 'Despierta Andalucía'.

La oferta de empleo que hace el dueño es, como decimos, para fines de semana, y se paga entre 80 y 100 euros al día, empezando a las 10 de la mañana y terminando a las 5 o 6 de la tarde "cuando termina el servicio", es decir, unos 10 o 12 euros la hora.

Los domingos, además de cocinar los platos de la carta, también debe limpiarse la cocina al terminar, para que así ya quede limpia para el resto de la semana.

Manuel anima a todo aquel que esté interesado en el puesto que le llame por teléfono o acuda directamente al pueblo o al restaurante. No obstante, admite que, en caso de no dar con nadie que quiera trabajar con él, se niega a cerrar para siempre El Cortijillo. "Dejarlo cerrado es una pena, prefiero alquilarlo", ha afirmado.