Publicada

San Sebastián, ciudad donde la gastronomía se vive con la misma devoción que el mar que la enmarca, vuelve a reescribir su propia historia culinaria. En 2026, el Hotel María Cristina —el gran emblema Belle Époque que domina la ribera del Urumea desde 1912— abrirá sus puertas a un nuevo capítulo gastronómico: la llegada de Amelia by Paulo Airaudo, restaurante distinguido con dos estrellas Michelin y uno de los proyectos más personales y ambiciosos del chef argentino.

Pocos escenarios parecen más apropiados para este movimiento que el María Cristina. Concebido por la Sociedad de Fomento de San Sebastián y bautizado en honor a la reina María Cristina de Habsburgo-Lorena, el hotel ha sido durante más de un siglo el epicentro del refinamiento donostiarra, anfitrión de aristócratas, estrellas del cine y viajeros que buscan una hospitalidad singular.

Gestionado por Marriott International bajo su sello The Luxury Collection, este palacio sigue siendo sinónimo de elegancia europea y un hilo conductor entre la tradición y la modernidad.

La incorporación de Amelia no es solo un refuerzo gastronómico: es una declaración de intenciones. Con su llegada, el María Cristina completa un “universo culinario” que ya incluía propuestas como The Gallery, Dry Martini San Sebastián o las experiencias gastronómicas de MIMO.

Pero la entrada de Airaudo eleva el listón: el hotel suma técnica, creatividad y una mirada global que sitúa a Donostia aún más firmemente en el mapa gastronómico internacional.

Paulo Airaudo: un cocinero del mundo con alma donostiarra

Airaudo, nacido en Argentina y de raíces italianas, es un trotamundos culinario. Su nombre aparece ligado a restaurantes en Barcelona, Hong Kong, Florencia o Bangkok, y suma siete estrellas Michelin en su carrera. Sin embargo, es en San Sebastián donde ha encontrado su hogar desde 2017 y donde Amelia se ha consolidado como uno de los templos de la cocina contemporánea.

El chef Paulo Airaudo junto a Rafael González Ensesa, director general del Hotel María Cristina. Óscar Oliva

El nuevo Amelia nacerá en un espacio diseñado por el arquitecto Javier Orduña (Biarkio Arquitectura): elegante, sofisticado y, sobre todo, íntimo. La sala girará en torno a una cocina abierta rodeada por una barra con capacidad para solo doce comensales, además de dos mesas adicionales. Una disposición que asegura cercanía, confianza y transparencia, pilares fundamentales en la filosofía del chef.

El concepto que Airaudo propone es un “omakase italiano”: una reinterpretación personal de la tradición japonesa, filtrada a través de sus raíces italianas y su visión multicultural. Aquí el comensal se abandona a las manos del chef, que construye un recorrido a medida donde los productos del mar —tan ligados al Cantábrico— conviven con ingredientes que el cocinero ha encontrado en sus viajes por el mundo.

El resultado promete ser un menú en constante evolución, preciso y emotivo, donde técnica y sensibilidad se funden en un relato culinario único.

Este proyecto no solo fortalece la propuesta del hotel; también se enmarca en una estrategia más amplia de San Sebastián por fomentar la gastronomía como motor de innovación, talento y desarrollo económico. La alianza entre Paulo Airaudo Group y el Hotel María Cristina cuenta con el apoyo de la Sociedad de Fomento, que ha seleccionado a Amelia como parte del programa de aceleración EKINN+ Gastro.

Es una apuesta por el relevo generacional, la consolidación de talento y el refuerzo de una marca ciudad que, desde hace décadas, se apoya en la excelencia culinaria como una de sus señas más poderosas.

La mudanza de Amelia al María Cristina supone el encuentro entre dos instituciones —una histórica, otra contemporánea— que comparten una visión de la gastronomía como arte, cultura y emoción. A partir de 2026, San Sebastián sumará una experiencia más a su constelación culinaria, una que promete situarse entre las más singulares y deseadas del panorama europeo.

En una ciudad donde disfrutar de la buena mesa forma parte de la identidad, Paulo Airaudo firma un nuevo capítulo que, sin duda, dará mucho que hablar. Y, sobre todo, mucho que saborear.